A veces todavía me cuesta aceptar que esta es la manera en que van a ser las cosas. No sólo entre nosotros, sino en mí.
Es difícil aceptar que voy a tener que seguir viviendo esta vida, viviendo con las decisiones que he tomado y que no puedo deshacer.
Por favor, no me malinterpretes. No es tristeza lo que escuchas en mis palabras. Esa fase ya ha pasado. Ya no me siento triste por tener que dejarte ir. Ya no me siento triste cuando apareces inevitablemente en mis pensamientos. Ya no me duele imaginar que has seguido adelante con tu vida. Por supuesto, te mentiría si te dijera que esos pensamientos me traen alegría, pero ya no me desgarran como lo hacían hace uno días.
Me resulta difícil explicar el estado exacto en el que me encuentro ahora mismo. Son aguas inexploradas. Una vez estuviste en el faro que me guió a la costa, haciéndome sentir seguro y sabiendo donde puedo encontrar la felicidad pero ese faro cambio de rumbo cuando me descubri que existe otra persona en tu vida.