La vida no siempre es fácil. Aveces me siento cansado de luchar, de fingir una sonrisa cuando mi alma me pide llorar, de quedar bien con los demás… Maquillar mi tristeza se ha convertido en mi rutina y evadir el malestar ha sido hasta ahora lo que me ha permitido continuar. Pero ya no, ya no puedo más. Mi desgana es tan grande que ni siquiera soy capaz de disimular.
No pasa nada. Tengo derecho a derrumbarme.
Créeme. A llorar, a gritar de dolor y a no querer sonreír si no lo siento. A veces la vida pesa y nos desgarra sin ninguna contemplación. Tu deber no es estar siempre bien, ni ponerte un disfraz para hacérselo creer a los demás que esta bien . Ten en cuenta que las máscaras también hacen heridas porque te ocultan y te ofrecen un personaje al que te puedes enganchar a cambio de traicionarte a ti mismo
