El día era el momento en donde todo se veía con claridad, en donde uno no ocupa lámparas para poder ver sobre el mar de oscuridad. El día representa nuestra relación, es mi luz.
Cada mañana como ya es de costumbre, HongJoong sale a trabajar, tarda toda la mañana y tarde en llegar a casa, aveces toda la noche. La casa extraña a HongJoong y se que en el fondo el ya no. Cada vez esta más alejado de lo que se llama hogar, nuestro hogar. Nuestro día ya paso, todo aquello que nos ilumina acabo desde hace unos meses.
Recojo todo lo que deja en la mesa, en el suelo y en todas partes en donde estuvo, menos en nuestro cuarto. Ya no pasa tiempo en aquel santuario que era para los dos, dejó de dormir conmigo para pasar a dormitar en el sillón o en cualquier lado menos en la cama, deje que pasara, deje que él se alejara.
El día me ayuda a ver todo lo que en la noche no puedo.
Bajo por la pequeña escalera de madera, hasta la cocina, en donde encuentro el pequeño salón que espera por ser limpiado. Esa casa había sido comprada como el afán de que fuera nuestro nidito de amor, el cual lo colmaríamos de felicidad y todo aquello por lo que peleamos contra todos nuestros conocidos. Aquella sala en donde por primera vez pudimos sentarnos y ser las dos personas que éramos realmente, sin tener que checar a cada rato si uno de nuestros padres venía. La cocina en donde no precisamente se cocinaba, aquella en donde las primeras semanas me esmeraba preparando su almuerzo, solo aquella parte de la casa sabe cuento me esmere por ser el mejor. Podría seguir nombrando cada parte de la pequeña casa, pero solo sería lastimarme.
Mi realidad era esa. Tristemente solo la acepte, sin dar pelea y solo dejando que sucediera.
Esa era la función del día; hacerme ver que todo había cambiado y que solo yo era el único que no lo había hecho.
Amaba el día porque fue en una mañana en donde me di cuenta.
Mi recámara era la parte de la casa en donde daba más el sol, siempre estaba ahí, maquinando que hacer para ver feliz a mi esposo, en donde llevábamos a acabo el acto más puro de amor.
Amaba aquella casa; era mi casa y la de HongJoong, pero ahora, creo que, solo es mía.
El dejo de ir, el dejo de venir a darme amor.
Esas mañanas en donde me despertaba con besos y algunas veces con desayunos a la cama, disfrutábamos de esos pequeños momentos antes de que él fuera al trabajo. Era nuestro momento del día. Llamaba cada hora para saber mi estado y si estaba aburrido, preguntaba a cada rato si lo extrañaba, el cuanto lo amaba. Hacíamos el amor cada lunes y viernes; era justo al principio y final de entre semana, nos amábamos en aquellos tiempos.
La mañana transcurre como cualquier otra, yo realizando el aseo de toda la casa, deteniéndome para desayunar y almorzar.
Tenía la grandiosa idea de cambiar todo, desde la sala hasta los tapices de cada habitación, un color algo cremoso y cálido. Era el momento de cambiar, en donde la casa fuera mía, porque él así lo había querido, me adueñaría de la casa, porque al final del día era lo único que tenía de él.
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T R E S
Hayran KurguUna serie de relatos sobre la relación de HongJoong y Seonghwa. Tres relatos basados en los tres periodos del día. ➫ Seonghwa + HongJoong ➫ Ateez ➫ AU