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—Entonces la fiesta sería el viernes —concluyó Mina, luego de tres horas de haberlos tenido encerrados en aquella sala de juntas.

Los chicos y chicas fingieron derretirse en sus asientos.

—Mina-chan, ¿no crees que estás exagerando un poco? Es solo una fiesta —rio Mashirao.

—¡Claro que no! Es para celebrar que nuestros bebés están bien —sonrió abrazando a Ochaco y a Eijiro, y dedicándoles una mirada dulce a Momo y a Shoto. Este último por el incidente que tuvo con aquel villano y su veneno.

—Todo me parece bien, pero Yuga no debería encargarse de las luces. La última vez casi me quedo ciego —habló Fumikage.

El susodicho lo miró indignado.

—¡Me veía fabuloso bajo esas luces!

—Sí, kero, y los demás casi nos quedamos sin ojos —apoyó Tsuyu a su pareja.

—Pero e-eran bonitas —murmuró Koji y Yuga le sonrió.

—¡¿Verdad?!

—Solo no debe acabar muy tarde, ¡y nada de alcohol! —regañó de ante mano Tenya.

Mina chasqueó su lengua.

—¡Todos y todas ya somos adultos! ¡No puedes seguir prohibiendo que tomemos alcohol!

—¡Eso no tiene importancia! ¡El alcohol es repugnante y muy dañino! Como héroes profesionales que somos no deberían ni pensar en consumirlo.

Mina se cruzó de brazos.

—A mí me da igual la verdad, yo solo quiero comida —dijeron Denki y Hanta al mismo tiempo, y chocaron sus puños mientras se abrazaban gritando un "¡Bro!" por haber coincidido.

—¡Mientras las chicas usen lindos vestidos todo estará más que perfecto! —se unió Minoru, abriendo y cerrando sus manos en puños.

Mezo le pegó en su cabeza.

—¿Kyo-chan se encargará de la música como siempre? —preguntó Rikido y todos ignoraron a Minoru y sus pervertidas ocurrencias de hacer la fiesta en una piscina para ver a las chicas en trajes de baño.

—Así es —contestó la pelivioleta, clavando uno de sus auriculares en él para callarlo.

—¿Ya podemos irnos? Tengo algo importante que hacer —dijo Shoto poniéndose de pie.

Dos de las chicas lo escanearon con la mirada.

—¿A dónde irás, Sho-chan? No tenemos que patrullar hoy.

Toru y Mina junto con Denki sonrieron cómplices.

—¿Acaso tienes una cita? —canturrearon los tres al unísono.

Shoto les miró con una leve sonrisa.

—No es de su incumbencia.

Las dos amigas y el rubio resongaron.

—Tch. A quién mierda le importa a dónde vaya este bastardo —masculló Katsuki, poniéndose de pie para poder irse al igual que la mayoría de sus compañeros.

—¡Recuerda que hacer sentir cómoda a la otra persona es de caballeros, Sho-chan! —animó Eijiro, siendo arrastrado por su esposo fuera de la sala.

Shoto pegó su palma a su frente y contuvo una risa.

—Yo pienso que te ves adorable con ese traje —sonrió Momo—. ¿Quieres que te consigamos unas flores?

—Mas que flores es mejor algo más útil como... ¡Como la comida! —chilló Ochaco.

Shoto lentamente y en silencio abandonó la sala antes de ser hostigado con preguntas peores que esas.