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Izuku

—¡Adiós! Vayan con cuidado —me despedí de Jomei y Lex, agitando una de mis manos en el aire. Luego caminé fuera del área de ambulancias, y tomando asiento sobre una banca metí mis manos dentro de los bolsillos de mi bata.

Las calles se encuentran extrañamente muy vacías para ser domingo, o eso me pareció mientras esperaba a Sho-chan.
Durante mi descanso, hace unas horas, tuve una pequeña conversación con él por medio de mensajes donde me confirmó que al final no tendría que cubrir el patrullaje nocturno hoy, es decir que sí podríamos vernos. Y estoy inmensamente feliz por ello, es lindo poder pasar otra noche juntos, pero de igual manera también me siento un tanto ansioso.

Yui me recomendó hablar con Sho-chan sobre los pensamientos e inseguridades que están rondando por mi cabeza. Y sí bien nosotros ya lo habíamos charlado anteriormente, ella me aconsejó profundizar más en el tema; terminando por convencerme de que es lo correcto.

No es que no me guste estar con Sho-chan, mis días nunca fueron tan divertidos y llenos de emociones como desde que empezamos a acercarnos pero tengo miedo. Siempre he sido una persona introvertida y reservada.
Odio llamar la atención, y el verme en todos los noticieros, páginas y revistas de la ciudad —y quizá del mundo— me asustó.
Quizá porque aún sigo siendo un tanto inseguro de mí mismo, y todo esto es muy nuevo para una persona acostumbrada a una rutina como lo soy yo, no lo sé con exactitud, pero de lo que sí estoy cien por ciento seguro es... no soy una persona a la que le guste estar en boca de todos.

Así que, lo mejor, es no dudar y hacerle saber que si en algún momento vamos a formalizar una relación: necesitaré algo de tiempo para que se vuelva pública. Y seguramente, cuando ese momento llegué, deberé retomar mis citas con aquel psicoterapeuta que me ayudó durante la adolescencia.

—Ahh —suspiró moviendo sus pies, y al tirar su cabeza hacia atrás pudo apreciar el cielo estrellado. Claro que no se veían muy bien por las brillantes luces de la ciudad, pero aun así se entretuvo intentando verlas.

No obstante, su atención se desvió a un auto que estacionó a pocos metros.
Izuku sonrió emocionado cuando lo reconoció y su sonrisa sólo creció al ver a Shoto descender del mismo, con un pulcro y elegante traje puesto.

—Izu, lo lamento, ¿esperaste mucho? —preguntó abriendo sus brazos, cuando el nombrado corrió en su dirección, y le envolvió en un fuerte abrazo al mismo tiempo que involuntariamente su kosei de fuego se activaba internamente al sentir que el peliverde estaba un tanto frío.

—No. Salí hace unos minutos, pero la noche está un poquito fría —murmuró frotando su rostro en la parte izquierda de su cuello, causándole cosquillas y una tierna risita que ni se molestó en ocultar.

—Entonces deberíamos irnos rápido. No quiero que enfermes.

El médico asintió, quejándose en su interior por tener que separarse, rodeando el vehículo y metiéndose dentro al mismo tiempo que él.
Una vez que tuvieron los cinturones de seguridad bien puestos, puso en marcha el vehículo.

—¿Tuviste una reunión? —preguntó refiriéndose a su vestimenta.

Shoto, sin apartar la mirada del camino, asintió.

—Odio los trajes, pero es un protocolo impuesto por Momo —aflojó la corbata.

Izuku rio levemente.

—Yo creo que te quedan muy bien —murmuró sin pensar, y enseguida empezó a balbucear, moviendo sus manos en diferentes direcciones, sonrojado—, a-ah... es decir...

Shoto rio por lo bajo, viéndole de soslayo con una bonita sonrisita.

—Gracias, Izu. Tú luces adorable con tu uniforme.

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