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Desperté con una mano en la panza, mano de Eugenia. Era la persona más buena y compañera del mundo. Decidí levantarme y prepararle el desayuno por todo lo que me banco estas semanas, primero me di un baño rápido y me cambié ya para ir a la empresa. Hice unos pancakes, mate y un café para ella. Preparé todo en una bandeja y se lo llevé a la cama, cuando entré estaba boca arriba, con la boca abierta babeando la almohada y los pelos para todos lados, le tomé una foto para más adelante amenazarla y la llamé.

— ¡Me hiciste desayuno! Te amo. — agarró el café— ¿cómo despertaste? Yo dormí como un bebé, ¿pasaste bien la noche?
— Si, dormí bastante bien, en un momento te tenía una pierna enroscada en la tuya y el brazo casi ahorrándote. Capaz estaba soñando con matarte. — reí— hoy voy a decirle a Peter, tengo unos nervios tremendos.
— Suerte con eso amiga, cuando termines de hablar llámame que quiero saber todo todito. Estoy casi tan nerviosa como vos.
— ¿No me querés acompañar?
— No amiga, esto es algo de ustedes no da que esté yo metida.
— Sí, tenés razón. Yo tengo que ir a la empresa, y si, voy a trabajar, estoy embarazada no enferma María Eugenia. — dije antes de que me jodiera por ir al trabajo— estoy algo tarde, cuando te vayas cerra con llave. Te amo, disfruta del desayuno que me esmeré.
— ¡No hagas esfuerzos! Te amo.

Salí del departamento rumbo a la empresa, antes pasé por un Starbucks y me pedí un frappé de frutilla, acababa de desayunar, pero mi hijo o hija estaba antojado de uno. Llegué y estaban todos de acá para allá como siempre, saludé a Oscar y fui directo a mi oficina a disfrutar de mi Starbucks mientras respondía unos mails y chequeaba las últimas ventas de la revista y cerraba un par de notas. Mi día lo pasé así, por suerte no tenía reuniones porque con lo nerviosa y en el estado qe estaba no iba a poder retener nada de lo que me decían. Además, Nicolás aún seguía de vacaciones y llegaba recién el lunes, por lo tanto, él no iba a poder suplantarme.

Se hicieron las seis de la tarde, eso significaba que tenía que ir a mí departamento porque tenía que hablar con Peter. Ordené un poco el living y le mandé un mensaje para que viniera, a los treinta minutos ya estaba del otro lado de la puerta tocando el timbre.

— Hola — me saludó con un beso algo frío y pasó, yo estaba muy nerviosa— me preocupé mucho cuando me dijiste que querías hablar conmigo.
— Es que es algo que tenemos que hablarlo cara a cara, no por llamada o por mensaje — me senté y él lo hizo conmigo— ¿querés tomar algo?
— No, nada. ¿Qué te pasa? Te conozco y estas nerviosa.
— No te hagas el que me conoces.
— Se muy bien que cuando te mordes las uñas — me tomó las manos y cuando se dio cuenta lo que estaba haciendo las soltó rápidamente— también cuando te mordes los labios y ahora que das vueltas para decir las cosas, ¿qué pasa?
— Prefiero prepararme un té antes de contarte lo que tengo que contarte — me paré rápido y fui hacia la cocina, él vino atrás— si no tomo un té en este momento me voy a desmayar y...
— Lali — me tomó de los hombros— ¿qué tan grave puede ser para qué te tenga así?
— Es que no es grave, o si, no sé en realidad.
— Si es por nosotros Lali, yo ya te aclaré que no quiero saber nada — pude escuchar el crush de mi corazón— escuchame, no quiero sonar repetitivo ni nada de eso, pero no tengo tu confianza y por más que te amo — lo miré a los ojos— porque si, te amo, no puedo confiar en vos porque ahora yo perdí la confianza en mí mismo. Pero estoy trabajando en eso, estoy trabajando en perdonarte La.
— Me duele mucho saber que destruí tu confianza. Pero no es eso de lo que te quiero hablar, Peter.
— Decime. Me estás preocupando.
— Vamos al living, yo... ya no quiero el té — nos sentamos otra vez en los mismos lugares. Estaba tan nerviosa. — No sé por dónde empezar.
— ¿Te parece por el principio?
— Ok, sí. No voy a dar más vueltas. — suspiré— hace unos días yo me vengo sintiendo mal, me desmayé dos veces en las últimas dos semanas y tengo mareos, náuseas también...
— ¿Estás enferma? — me miró preocupado—
— Estoy embarazada Peter.
— ¿Qué? Per—¿cómo? Ya sé cómo, pero cuando, osea, estoy nervioso perdón, habla.
— Eugenia lo sospechó y en año nuevo me hice el test de embarazo, dio positivo, fuimos al médico y estoy embarazada.
— Wow — me miró con una sonrisa y los ojos brillando— no lo puedo creer, Dios, soy la persona más feliz del mundo — me tomó de las manos—
— Peter...
— Se me caen las lágrimas de la emoción, encima justo ahora que nosotros... no importa, no puedo creer que voy a ser papá.
— Peter, el hijo es de Nicolas. — me animé a decir con todo el dolor del mundo, su cara fue destrucción absoluta—
— ¿Es un chiste no? — negué con los ojos llenos de lágrimas— que tan estúpido puedo ser. Wow. Ni si quiera sé que decir.
— Me hubiese encantado que...
— No — me interrumpió y se secó las lágrimas— no digas eso por favor. Yo pensé que... no quiero decir nada porque voy a ser muy hiriente, pero... cuando empezaba a tratar de perdonarte, siempre podes destruirme un poco más, Lali.
— Mi amor perdóname, te juro que no planeé nada de esto, nosotros siempre quisimos una familia y yo... todavía podemos tener una, Peter.
— Lali es todo diferente ahora, vas a ser mamá y de un hijo que no es mio, ¿cómo querés que yo esté bien con eso? Apenas puedo verte y no imaginarte con otro hombre, VAS A SER MAMÁ. — se levantó— vas a ser mamá y... ES DE NICOLAS. No solo tuviste sexo con él, si no que ahora van a estar unidos por siempre.
— Peter, yo te amo a vos, yo sé que no paro de cagarla, pero sos mi amor, sos el amor de mi vida y eso nada ni nadie va a poder cambiarlo. — suspiré y sequé mis lágrimas— Yo estoy embarazada y lo quiero tener, porque por más que no sea con vos, como siempre soñé, yo lo amo más que a nada en la vida. — asintió con las manos en la cabeza— Y sé que te perdí para siempre, porque no paro de hacerte sufrir, pero no soy solo yo, y ahora estaría en el piso pidiéndote por favor que me perdones, pero es mi hijo, y pienso por él no por mí. Me gustaría que estés como amigo al menos.
— Yo sé que vas a ser la mejor mamá del mundo, y ese bebé va a ser increíble, pero... yo no puedo estar al lado tuyo, perdóname pero no puedo. No puedo verte porque si te estaba superando ahora estoy tan en el fondo, tan destruido que ya no sé... necesito olvidarte La porque no puedo vivir con este dolor. — asentí mientras trataba de parar mis lágrimas— te lo pedí antes y ahora te lo pido otra vez, no me hables por favor. No voy a trabajar más en la revista, no quiero que me pagues ni nada de eso.
— Lo siento mucho, Peter. — negó y se secó las lágrimas—
— Felicitaciones — me dejó un beso en la mejilla.

¿Que Se Siente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora