Eugenia me miraba sin decir nada y estaba bastante nerviosa, lo mismo Martin que había dejado la masa de las pizzas para mirarme a los ojos.
— ¿Pasó algo? Euge ¿estás enferma? — me acerqué y le tomé las manos muy preocupada. Ella negó— ¿qué tienen qué decirme?
— Peter vuelve a la ciudad, La. Mañana llega acá. — soltó y creí que iba a desmayarme. Rápidamente la noche del casamiento de Candela y lo qué pasó semanas después vino a mi cabeza— amiga, ayer hablamos con él y nos contó que decidió volver. Quiere ocuparse desde acá del estudio y además extraña bastante.
— Viene con la novia — habló Tincho por primera vez y lo miré—
— Está bien — sonreí haciéndome la desinteresada, por dentro me quería morir— chicos, pasó mucho tiempo y...
— Lali si me vas a mentir cerra la boca. Soy tu mejor amiga ¿de verdad pensas qué voy a creer lo que estás diciendo? Ya sé que te importa bastante el regreso de Peter.
— Con Euge creémos que deberías hablar sobre lo qué pasó cuando se fue.
— ¡No! — levanté la voz y luego recordé que Emma dormía en el sillón— Peter hizo su vida y yo también. ¿Para qué voy a hablar de algo qué pasó hace meses? Casi dos años pasaron.
— Pero tiene derecho.
— Pero no la obligación de saber, Euge. Ya le cause demasiado daño.
— Vos también sufriste. — insistía Tincho—
— ¿Vos vas a seguir con las pizzas o no? No quiero hablar del tema, es un tema cerrado. Ahora estoy con mi hija y ambas esperamos tu comida. Así que pónganse a trabajar.Salí escapando de la cocina y fui a recostarme con mi hija. Que Peter llegara si era un problema para mi, lo había esperado durante tanto tiempo que cuándo volvió fue todo lo que no había imaginado. Realmente ahora quería que se quedase en España.
La cena transcurrió algo tranquila, yo no dije mucho y Eugenia tampoco. Tincho hizo bromas toda la comida para Emma que no paraba de reír.
Llegamos a casa y la acosté a dormir sin antes contarle un cuento y llenarla de besos. Le envié un mensaje a Celeste avisando que la necesitaba y en menos de media hora estaba en casa.
— ¿Qué pasó que tenes esa carita? — me llevó a sus brazos y me llenó de besos para hacerme sentir mejor— pensé que cenabas con los chicos hoy, ¿qué haces que no estás sonriendo como siempre cuando los ves?
— Vuelve Peter, Celeste. Mañana llega de su eterno viaje de estudio. — me miró sorprendida y entendió perfectamente—
— Wow. Y eso... ¿es malo?
— Si, quiero decir... siempre esperé por verlo, pero ahora no quiero que eso pase.
— ¿Seguís enamorada de él? — no le respondí— entiendo.
— No pasa por eso. Hace unos meses Peter vino para el casamiento de Candela y nos vimos. — la miré a los ojos— yo estaba tan feliz de verlo porque después de tanto tiempo lo tenía cerca otra vez.
— ¿Y qué pasó?
— Nosotros...18 meses antes.
Mientras Eugenia no paraba de hablarme a los gritos, con una copa vacía en la mano y en la otra el celular. Yo tenía mi mirada fija en Peter que estaba hablando con Tincho, él estaba del mismo modo que su novia. Es que los dos estaban algo borrachos y si faltaba alcohol le echaría la culpa a la pareja de enamorados. Hace dos horas estábamos en el salón bailando y bebiendo y yo no podía estar más sobria a comparación del resto. Estaba algo nerviosa por la presencia de mi ex, y la verdad es que no quería tomar nada porque estaba segura que iba a cometer cualquier estupidez. Mi yo en estado de ebriedad tenía pico flojo y prefería evitar eso.
Después de bailar varias canciones con mi mejor amiga, me fui a sentar en la mesa que nos habían seleccionado porque mis pies no daban más. Tomé mi celular para mandarle un mensaje a Nicolas porque quería saber de mi hija. Estaba en esa etapa que la extrañaba todo el tiempo, y Emma estaba en la etapa de apego con su madre. Aunque en realidad esperaba que siempre esté en esa etapa.