Me había graduado con honores de mi posgrado, nueve sobre diez habían sido mis notas. Hace tres años estaba viviendo en España, decidí estirar mi estadía unos meses más porque realmente estaba siendo muy feliz.
Había hecho varios amigos y contactos que me servirían mucho en mi vida profesional. No pisaba suelo Argentino desde esa terrible noche en el casamiento de Candela. Me había dolido mucho haberme ido así y no estaba orgulloso de mi comportamiento para nada. Mis amigos viajaban a verme ya que yo apenas podía moverme por todos los trabajos y estudios que tenía que hacer. A los que más veía era a Martin y Eugenia quienes viajaban seguido a verme, junto con mis papás claro.
De Mariana no sabía nada, la había bloqueado de todos lados porque sabía que eso significaba entrar a sus redes sociales. Aunque cada tanto veía las cosas que subían los chicos, siempre aparecía ella con su hija, era un perfecto clon de Lali. También Nicolas estaba presente en sus reuniones y aún no tenía claro si eran novios o no, aunque no tenía porqué interesarme.
Cuando creí que no iba a querer a nadie más conocí a Sofia. Ella era tres años mayor que yo, unos meses después de haber llegado a España ella se estaba mudando en mi departamento. Un año después de conocerla y hacernos amigos, y luego de casi dos años de mi separación, me pidió de ser novios. No creía estar enamorado pero si la quería mucho y me gustaba pasar tiempo con ella, esperaba poder amarla en un tiempo.
— Ya empaque todo en la valija, Peter.
— ¿Entregaste la llave del departamento? — asintió y se sentó en mis piernas— ¿vamos a pasarla bien en Argentina no?
— Es nuestro país, yo al menos no tengo ningún muerto en el placard, así que si, voy a ser muy feliz.
— Yo tampoco tengo ningún muerto.
— Espero que no porque no quisiera enterarme que seguís pasando mucho por... — la miré— ok, perdón.
— No pasa nada, mi amor. — le dejé un beso— estuve hablando con Juliana, ya le avisé que pasado mañana volvíamos así que dejó en claro a los demas chicos.
— Y yo hablé con Stella. Ya enganché una suplencia en el jardín donde trabajaba antes. Así que problemas de plata no vamos a tener.
— ¿Le damos una despedida al depto?
— ¿Al tuyo o al mío?
— A los dos. — reí y la cargué hasta la habitación—Habíamos decidido volver a Argentina, yo tenía muchas ganas de volver, quería pasar más tiempo con mis viejos y volver a mi estudio que armé con tanto esfuerzo. Cuando se lo comenté a Sofia ella quiso venir conmigo, organizamos todas nuestras cosas, tanto acá como allá y dos meses después estábamos sacando los pasajes de ida.
Les había contado a mis papas obviamente, y hoy habia hablado con Eugenia y Tincho quiénes se pusieron muy contentos al recibir la noticia. Estaba feliz pero también algo nervioso por lo que me iba a encontrar, pero yo ya estaba fuerte.
Desperté con un cuerpo arriba mio, abri los ojos cuando vi la nariz de Celeste pegada a la mia, sonreí y me abracé más a ella, entonces comenzó a despertarse.
— Buen día — dije y me sonrió— mi cuerpo es bastante cómodo para dormir ¿no?
— Digamos que sos muy buena almohada — me tomó la cara y me besó— ¿es muy tarde? Tengo que trabajar y seguramente ya estoy tarde ¿me decís la hora La?
— Son las nueve y cuarto — abrió los ojos y se levantó— y es domingo — solté una carcajada y se tiró arriba mio a hacerme cosquillas— estás completamente loca, en una nube vivis.
— Es que eso me pasa cuando estoy con voooos. — dijo arrastrando la letra O— me pone nerviosa lo linda que sos recién levantada, no me voy a cansar de decirlo.
— Tengo ese don la verdad — jodí y la tomé del brazo— vos sos completamente hermosa, Celeste. Todavía no se como me diste bola.
— Me gustas mucho, Lali. En realidad la que me diste bola fuiste vos ¿O te olvidas todos los somos amigas que me dijiste? Mientras vos me decías palabritas como "Te quiero amiga, ¿amiga vamos a bailar?" yo quería arrancarte todo. Directamente a la friendzone me mandaste, hija de puta. ¿Y cuándo tenía que fumarme los tipos que te llevabas a la cama? Maldita Mariana yo miraba de lejos como te los chamuyabas y se iban. Que bueno que nos quedamos encerradas en ese baño o sino iba a perder la cabeza.
— Lo peor fue cuando salí arrancando.
— Te odie.
— Lo se.