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Viviendo siempre al límite, estaba buscando el pasaporte de Emma cuatro horas antes de tomar el avión con destino a Disney. La pequeña Esposito estaba con sus energías en menos diez debido al sueño que tenía, es que era de madrugada y la pobre tuvo que despertarse muy temprano.

Le había mandado mensajes a Celeste pero ninguno me respondió, y cuando fui a su restaurante Filipa me dijo que no estaba. Claramente me estaba evitando y yo le iba a dar su espacio. No pude despedirme de ella y eso me tenía un poco triste, porque a pesar de todo era mi amiga. Yo tenia que aclararme. Después de esa charla con Peter, estaba más confundida que nunca. Aunque mis sentimientos siempre los tuve claros, hasta cuando pensaba que no.

Cuando encontré el pasaporte de Emma dentro de un cuaderno del jardín, que todavía no entiendo cómo llegó ahí, tomé a la gorda de la manito y Oscarcito el conserje, me ayudo con las valijas para llevarlas al taxi.

— ¿Estás contenta qué nos vamos, mi amor? — le pregunté a Emma quien se esforzaba para no dormirse—
— Si, tengo sueño porque es temprano mami pero estoy re feliz. — me tomó la manito— ademas falta poco para mi cumpleaños de tres. Que bajon que papi no pudo venir ¿no?
— Si, pero cuando volvamos vas a verlo y tener tu super fiesta de tres. — me miraba con una sonrisa, que ser tan mágico— ¿Queres dejarle un mensajito?
— ¡Sii! Un audio mami. — saqué el celular y se lo puse para que le enviara un whatsapp a su papá, aunque ya se había despedido unas miles de veces ayer cuando vino a casa— Papi, soy Emma, me estoy yendo con mami a ver a las princesas. Te amo mucho y te extraño, cuando vuelva hagamos mi cumple te amoooo — me miró— Listo. Pobrecito ¿no? Se va a quedar solito.
— No mi amor, se va a quedar con tu abuelo, con sus amigos... le podemos traer un regalito de Disney.
— Mami — me miró a los ojos y la carita de pregunta. Miedo— ¿Vos nunca quisiste que mi papa sea tu novio?
— No mi amor... nosotros ya te contamos que nos queremos mucho pero no como novios. — le llevé el pelito detrás de la oreja— ¿Pasa algo?
— No, es que en el jardín una compañerita me dijo que porque no estaban juntos. — subió los hombros restándole importancia— ¿No queres un novio o una novia mami?
— ¿Qué es esto? Me queres ver de novia gordita — le hice cosquillas y solto la carcajada— Menos mal que tenías sueño no paras de hablar.
— ¡Mamaaaa! ¿No te gusta Peta? Es re lindo y le gustan los superhéroes como a nosotras.
— Emma, me parece que estás hablando mucho.
— Quiero saber. — se quejó— yo quiero que seas novia de Peta porque cuando están juntitos hay carita de amoooor. — me tomó la cara con ambas manos— quiero un hermanito. — abrí los ojos grandes—
— ¿Un hermanito? — sonreí— Dale quizás en unos veinte años o podes decirle a tu viejo mejor.
— Papá me dijo que te diga a vos — Nicolas traidor— ok. Hermanito ahora no. Entonces mi misión es que vos y Peta sean noviecitos.
— ¿Por qué tanto interés en Peter?
— Porque hablé con la tía Eugenia y me dijo que te preguntara. Además me mostró fotitos y videos y eran re lindos mamá, y cuando juegan conmigo me gusta.
— Haceme acordar que deje a la tía encerrada en una montaña rusa.
— ¡No! Mamá no. Pobrecita. — soltó preocupada—
— Ahora hagamos silencio hasta que lleguemos al aeropuerto, el que habla pierde.

Me mostró los dientes y se quedó mirando a los autos.

— Mami — me agarró la mano y me miró— te amo.
— Yo también te amo, hija. — se me infló el corazón— mucho.

Llegamos al aeropuerto y Eugenia junto con Tincho ya estaban ahí, Candela también se sumó con Andres. Emma corrió a los brazos de Euge y yo me quedé con todas las valijas. Peter, que estaba con el celular, vino rápidamente a ayudarme porque apenas podía mover mi metro cincuenta con las cuatro valijas que cargaba.

— Gracias. Todavía no puedo viajar con menos de cuatro valijas, espero no tener exceso de equipaje. — lo miré— Hola.
— Hola — sonrió y me dejó un beso en la mejilla— siempre tuviste problemas y teníamos que pagar demás o incluso poner cara de niños buenos para que nos dejasen cargar con todo igual.
— Es que siento que si dejo algo lo voy a necesitar, hasta la crema que ni si quiera uso.
— Lo se. No tenes que explicarme a mi, si convivimos diez años y siempre nos pasaba lo mismo. — reímos y caminamos donde los chicos— estás muy linda, incluso con la carita de dormida.
— Que mentiroso. Pero gracias. — lo observé y me di cuenta que se había cortado el pelito y no podía estar mas lindo— Me encanta el pelado, te queda divino.
— A mi me encantas vos. — me miró directo a los ojos— dejé a Sofia.
— Mira... que... que ¿bueno? Digo vos no...
— La dejé por vos. — sonreí nerviosa— Yo te dije que quería que nos diéramos una segunda oportunidad, yo no quiero hacerme más el tarado con lo que nos pasa. Quiero jugármela y es lo que voy a hacer, así tenga que cruzar por una Celeste, o quien sea.
— Peter yo...
— ¿Me vas a decir una mentira? — negué— Ok, decime.
— Mi relación también terminó por nosotros, porque no puedo esconder lo que siento y...
— ¡Los tortolitos a ver si se apuran que vamos a perder el vuelo! — gritó Eugenia interrumpiendo nuestra charla—
— ¡Dale mamaaaa! — me llamaba con la manito—
— ¡Ya vamos! — de repente estábamos gritando en el aeropuerto con toda la gente mirándonos— ¿Lo hablamos cuando llegamos?
— Obvio que si. No te me vas a escapar. — me guiñó el ojo y fuimos con los demás—

¿Que Se Siente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora