El fuego ha quemado todo nuestro sentido común y se siente jodidamente bien estar en este infierno de placer. Zac baja sus besos por mi cuello hasta llegar a mi clavícula y se detiene para pensar su próximo movimiento. Sus ojos encuentran los míos y asiento frenéticamente dándole el permiso que busca para deshacer el broche de mi sostén. Un gemido involuntario sale de mi boca ante la sensación de su lengua sobre la piel sensible previamente expuesta. Tiro de su cabello con más fuerza de la que pretendo, pero lo incita aún más y juega con la sensibilidad de mis pechos.
— Zac —suplico sin reconocer mi propia voz.
Él deja la zona sensible y continua bajando, sus dientes atrapan el piercing de mi ombligo y lo deja en su lugar para seguir bajando. El deseo puro sustituyó la sangre que corría en mis venas y se siente tan bien dejarse llevar por las sensaciones que creí que no volvería a experimentar. Zac es increíblemente cuidadoso y se toma su tiempo para apreciar de la forma correcta mi cuerpo… ¿Cuántas chicas hemos esperado eso? No quiero ni imaginarlo porque me rompe el corazón que los hombres no sepan ir al ritmo sexual de una mujer.
Algo me devuelve a la realidad y cuando levanto la cabeza puedo ver los dedos de Zac recorriendo la pequeña cicatriz que ahora forma parte de uno de los peores recuerdos de mi vida. Lágrimas de frustración y dolor se acumulan en mis ojos, de repente me siento expuesta e insegura. Zac trepa hasta llegar a mi rostro y evalúa mis expresiones que sin duda me está costando esconder.
— Em. —Su voz es dulce y le quita algo de pesar a la sensación de disgusto que hay en mi pecho.
— Lo siento, yo…
— No —murmura mientras su pulgar atrapa una lágrima traicionera.
— Me quitó más de lo que crees con esa asquerosa cicatriz —replico recordando las palabras del Dr. Russell—. Las posibilidades de ser madre algún día son prácticamente nulas —murmuro sin poder evitar la vergüenza que corroe en mi sistema.
Zac no dice nada, pero veo que algo cambió en su mirada. Obviamente pensaba decirle sobre mi posible infertilidad algún día, pero no así, estando ambos semi desnudos en una cama. Sus labios depositan un suave beso en mi mejilla húmeda y le trae un poco de calma a mi corazón… Solo un poco.
— ¿Sueñas con ser madre algún día? —pregunta mirándome fijamente a los ojos.
Intento buscar una respuesta que suene coherente porque no quiero que se sienta involucrado de más en este tema. Por supuesto que en algún momento de mi vida lo visualicé, incluso con Patrick como mi esposo perfecto, pero parece que ha pasado una eternidad desde ese momento y ahora no sé qué pensar. Siempre quise graduarme como educadora y quizá unirme a alguna organización de beneficencia para darles clase a los niños con pocos recursos, pero con Zac en mi vida todo se pone en perspectiva y no estoy segura de que paso seguir ahora.
— Sí, creo que eso me habría gustado. —El asiente y besa mis labios con suavidad.
— Em, estaré aquí todo lo que me permitas y si ese es tu sueño, te ayudaré a cumplirlo. —Sonrío y poco a poco la incomodidad del momento comienza a disiparse—. Quizá en unos años todo mejore y si no es así, hay muchos niños que les encantaría ser adoptados por una madre como tú. —Mi corazón explota y no puedo evitar reír levemente.
— Jamás creí que podría tener este tipo de conversación antes del sexo. —Esta vez fue su turno de reír.
— Quiero que te sientas lo más cómoda posible y sí ahora no es el momento, lo entenderé —dice y comienza a levantarse. Mis manos son demasiado rápidas y no soy capaz de procesar lo que está pasando hasta que sujeto su cuello para que se quede como estaba.
— Jamás me sentí incómoda Zac, la seguridad que tengo contigo no la he conseguido con nadie —admito—. Quiero que sigas y me hagas sentir como una chica normal otra vez. Deseo que mi cuerpo se sienta como antes y poder disfrutarlo sin ningún tipo de temor…Sus labios están sobre los míos y mis demonios dejan de protestar. Nuestras manos se entrelazan mientras el placer se retoma por completo. Su mano libre acaricia mi estómago hasta llegar al punto más sensible de mi cuerpo y comenzar a frotar con suavidad por encima de mi ropa interior. Muerdo su labio inferior y ahogo un gemido. Sus dedos se sienten tan bien sobre mí y siento que podría explotar en cualquier segundo en un agradable calor, pero se aleja y un bufido es lo que recibe de mi parte. Una sonrisa perversa pinta la comisura de su boca y se dispone a repartir besos en mi cuello. Todo su cuerpo está sobre el mío y puedo sentirlo chocar levemente sus caderas contra las mías. Me armo de valor y lo tomo sobre su pantalón de gimnasia para acariciarlo a mi gusto. Maldición, jamás había deseado a nadie a este nivel.
— Em… —gruñe con satisfacción mientras se frota en la palma de mi mano.
— ¿Hace cuánto? —pregunto con la voz entrecortada. Sus movimientos se intensifican y me hacen sentir tan poderosa.
— Un par de meses amor… Si sigues voy a… —Sus palabras se traban y retiro mi mano—. Mierda, Em.
Se deja caer sobre mí con su respiración agitada, sus labios asaltan mi cuello nuevamente y siento que la temperatura se elevó a mil grados. Zac tira de la única prenda que viste y gruñe de satisfacción al sentirse libre. Nos encontramos en otro beso urgente, pero a la vez sin apuros. Sus manos están en todas partes como si quisiera memorizar cada poro de mi piel y eso me enloquece. Acaricio su espalda hasta llegar a su trasero y emite una pequeña risa cuando le doy un apretón. Está buenísimo y es todo mío.
Su erección roza levemente mi estómago y tengo que luchar contra todos los impulsos que tengo de tomarla y llevarla al punto donde quiero que esté. Siento sus dedos apartar la ropa interior para frotar sobre mi humedad de nuevo y salto levemente ante el placer que me da su caricia.
Estoy en el borde del abismo y por primera vez se sentiría bien caer, porque sé que Zac estará esperando para atraparme. Me siento tan completa a su lado y tan a salvo bajo sus manos… No existe mejor sensación.
Intento incorporarme para quitarme la ropa interior, pero su mano me deja en mi lugar y me regala una pequeña sonrisa antes de besarme de nuevo.
— Zac —murmuro entre besos.
— ¡Carajo! —Se aparta bruscamente.
— ¿Qué?
Abro los ojos de repente y miro hacia todos lados en busca de lo que causó su reacción, pero no hay nada fuera de lo normal.
— No tengo protección. —Su mirada oscura recorre mi cuerpo semi desnudo y veo como lucha contra la cordura.
— Zac, te acabo de decir que prácticamente no existe la posibilidad…
— Lo sé, pero todo puede pasar —dice dejándose caer a mi lado.
Una sonrisa boba se extiende por mi rostro y aprovecho este momento para subirme encima de él provocando que salte en el proceso. Con dificultad me quito la última prenda que se interponía entre nosotros.
— Confío en ti, Zac. —Sus labios se entreabren cuando tomo su miembro y lo acaricio con suavidad.— Mierda, te vez como una diosa —gruñe en apreciación y acelero los movimientos mientras la humedad entre mis piernas aumenta.
Zac se incorpora lo suficiente para besarme y lo suelto para enredar mis dedos en su cabello. Mis caderas se mueven con desesperación intentando tener todo el contacto posible y él parece disfrutarlo. Nuestras lenguas chocan de forma lenta y ardiente haciéndome perder la razón.
— Te deseo tanto —confieso pegándome lo más posible a él.
— ¿Estás segura de hacerlo así? Te juro que no tengo nada malo y…— Confío en ti —repito.
Nuestros ojos se encuentran en el momento justo en el que nos convertimos en uno solo.
Bueno aquí les dejo este capítulo 🔥 me costó mucho escribirlo😅 pero espero que haya cumplido con sus expectativas 😉 el próximo también tendrá algo de 🔥 les comento que queda poco para el final así que espero que tengan paciencia con las actualizaciones 🤗 muchas gracias por leer y espero que lea guste ♡ los leo...x
P.s: si quieren pueden seguirme en Instagram como @meladorado9 ♡ gracias ♡
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FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMAZON》
Novela JuvenilEmerson Lowell es una chica que lo tiene todo y pierde aún más en una fatídica noche. Zac Reed es un luchador nato que viene de una familia de clase media y un pasado lleno de dolor. La pesadilla de Em los une y lo único que ella desea es dejarlo t...