Descubriendo un nuevo mundo.
El desagradable olor a putrefacción fue como una alarma que activó los sentidos del mayor del grupo, Marcos abrió los ojos, dándose cuenta de que estaba inmóvil atado de manos y pies. Intentó gritar, pero su boca estaba amordazada por un pañuelo sucio.
Miró a su alrededor, y observó como sus compañeros estaban igual de inmovilizados que él, trató de llamarlos, pero el pañuelo en su boca se lo impedía. Todo estaba casi oscuro, la tenue luz de una antorcha le brindaba la claridad suficiente para apreciar el extraño lugar en el que se encontraban.
Las paredes eran oscuras y húmedas, al igual que el piso, y un horrible olor se desprendía por todo el lugar. Una vez más intentó moverse para desatar las cuerdas que apretaban su cuerpo, sin embargo, fue inútil.
Aimee abrió sus verdosos ojos, alarmándose por la poca movilidad que tenía, miró con horror el lugar, sintió un poco de alivio al ver a Marcos a unos pasos de ella. Gabriel y Rafael despertaron unos segundos después, el último empezó a moverse desesperado, e intentó gritar a pesar de la mordaza que cubría su boca.
-Oh, ya despertaron... – Una voz dulce y chillona se escuchó acercarse, los menores estaban alarmados, mientras el sonido de unos tacones resonaba por todo el lugar.
Una mujer rubia, que usaba un vestido blanco y zapatos a juego se aproximó a Marcos, brindándole una sonrisa escalofriantemente dulce.
-Tenía tanto tiempo que no veía niños tan hermosos por aquí. – La mujer acarició el pelo del mayor, quien miraba horrorizado cada uno de sus movimientos. – Pero corazón, no me mires así...
Ella retiró el trapo de su boca, y el niño al fin pudo expresarse.
- ¿Quién rayos eres?
- ¿Con esa boca le hablas a tu madre? Pero que modales...
- ¡Responde! – La mujer tomó con brusquedad la cara del joven, y la apretó con sus manos fuertemente.
- Escucha mocoso, yo soy la que manda aquí. ¿Entendiste? Así que no vengas a querer hacerte el gallito conmigo. – Soltó a Marcos con fuerza, provocando que el niño cayera hacia atrás. Aimee empezó a llorar asustada.
- No puede ser... - Ella se acercó a la de ojos verdes, la miró con intensidad. – Entonces, sí eras tú. – La niña no comprendía lo que la mujer decía, y en cuanto ella había quitado la mordaza de su boca, escupió su cara - ¡Maldita estúpida!
La mujer le dio una bofetada tan fuerte, que la niña cayó al piso con la cara en el suelo.
- ¡Margaret! – Un hombre con sombrero y bastón, estaba de pie frente a la rubia, los jóvenes no supieron cómo fue que llegó tan rápido. Enterró el bastón en el abdomen de la mujer, quien se retorció en el suelo por el dolor. - ¿No te he dicho que no debes maltratar a las visitas?
- P-pero a-amo esa mocosa me...
- ¡Que te calles! – El hombre, quien parecía tener unos 40 años, clavó la punta de su bastón en la boca de la mujer, hasta hacerla sangrar.
Los niños completamente asustados, vieron la escena con ojos abiertos. Cuando el hombre se hartó de lastimar a la mujer, la pateó con fuerza y le gritó que se largara, ella como pudo se puso de pie, y se marchó sin mirar atrás.
-Ahora bien, espero no haber ofendido a mis visitantes con los terribles modales de mi esposa.
- ¿E-era esa su esposa? – Aimee se atrevió a preguntar, porque no entendía como un hombre podía tratar pésimo a una mujer, German siempre les ha dicho que los hombres estaban para proteger a las mujeres, y si es así ¿Por qué ese señor trató de esa forma a su esposa?
ESTÁS LEYENDO
El Deseo Jamás Pedido
FantasyNunca nadie supo cuál era la verdadera versión de éste relato. Ni si quiera se supo si fue real, o si todo fue producto de la imaginación de un chico, que soñó un dia que se había enamorado. Pero no nos adelantemos a los hechos. Sin embargo, algo s...