Una misteriosa mujer.
Gabriel abrió sus ojos, pero ya no se encontraba en el campo de batalla, ni sus amigos, ni ningún mago, ni siquiera Aimee...
Estaba en un claro del bosque, no recordaba haber estado allí antes, el pasto era de un verde intenso, como si acabara de salir; el aire que se podía respirar era puro y fresco. Los sonidos de los animales eran como melodías, y a su espalda una enorme cascada de agua cristalina.
Se pudo fijar que en la orilla del lago había una mujer, llevaba ropajes tan blancos y finos, que casi podía confundirse con una ninfa. Sus cabellos eran largos y llegaban hasta el piso, y eran tan negros como la noche, que te podías perder entre ellos. Intentó acercarse sin hacer ruido, pero ella se dio cuenta y volteó la cabeza a su dirección.
-Te he estado esperando. – sonrío tan delicadamente aquella hermosa mujer, que Gabriel se había quedado de piedra.
- ¿A mí? – se señaló así mismo y la mujer asintió. Se puso de pie y caminó hasta donde estaba el chico.
-Me da mucho gusto verte. – al acercarse tomó entre sus manos la del niño. Gabriel pudo sentir la suavidad de la piel de la mujer.
-No lo entiendo, ¿nos hemos visto antes? – cuestionó confundido.
- Claro que no, tonto. – rió suavemente y el niño quedó embobado por el gesto. – pero eso no significa que no te conozca.
-Pero yo no la conozco a usted. – dijo incómodo, la presencia de esa mujer le provocaba una sensación extraña.
-Oh, pero que tonta he sido. – soltó las manos del chico por un momento. – mi nombre es Meredy, lamento no haberme presentado antes.
Aquel nombre sorprendió a Gabriel de sobre manera, Lisa le había contado que aquella bruja había muerto. ¿Cómo era posible que ahora ella estuviera de pie frente a él?
- ¿Qué no estabas muerta? – la mujer no dijo nada, cosa que alarmó al pequeño. De repente, la bruja se puso a llorar.
- ¡Eres muy cruel! – se arrodilló en el piso y cubrió su cara con las manos
- ¿Eh? – Gabriel entendió que tal vez el tema de su muerte generaba tristeza en ella.
- ¿Cómo le puedes decir eso a una indefensa mujer? – lo miró con sus ojos llenos de lágrimas, haciendo sentir mal al niño. – no entiendo por qué eres el portador del deseo si eres tan malo. – sorbió su nariz.
-Yo lo siento mucho, no era mi intención decir eso... - rascó su nuca avergonzado. – perdóname por favor...
-Jajajajajajajajaja. – la mujer empezó a carcajearse con fuerza, e incluso así se veía hermosa.
- ¿Eh? ¿Ahora qué pasa? – Gabriel la observó ponerse de pie mientras seguía riendo. El niño se encontraba más confundido que al principio.
-Perdón, fue broma. – se limpió un poco las lágrimas que habían salido por la risa. – si hubieras visto tu cara, estabas tan asustado y arrepentido. – siguió burlándose y riéndose. El chico se sintió ofendido y se dio la vuelta para irse.
- ¿Adónde vas? – preguntó siguiéndole.
-A buscar la salida e ir al campo de batalla, necesito encontrar a Aimee... - le dijo un poco molesto, en verdad se había preocupado al verla llorar.
-Dos cosas: la primera es que no te puedes molestar tanto por una simple bromita. – le dijo sonriendo.
-Aja...
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El Deseo Jamás Pedido
FantasyNunca nadie supo cuál era la verdadera versión de éste relato. Ni si quiera se supo si fue real, o si todo fue producto de la imaginación de un chico, que soñó un dia que se había enamorado. Pero no nos adelantemos a los hechos. Sin embargo, algo s...