Capítulo 25

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Últimos capítulos.

Si le preguntaran que dolía más ¿El fuego o el dolor de un amor imposible? Claramente respondería que el amor imposible. El amor no correspondido. Quizás si era correspondido, pero era imposible.

Un mes. Un maldito mes había pasado desde la ultima vez que la vio, que la toco y beso. Un mes desde la ultima vez que escucho su voz. Un mes desde que le dijo que lo amaba y desapareció y aunque preguntaba por ella la respuestas de sus amigas eran la misma: Esta de viaje. Pero claro que sabia que eran falsas esas palabras. No estaba de viaje, eso lo había descubierto cuando reviso internet y encontró aquella noticia que decía como se había casado con el tipo del restaurante.

Había ido muchas veces a su empresa para hablar con ella y pedirle una explicación. Exigirle que le digiera por qué se había ido a casar estando con él, y peor, cuando estaba en un hospital muriendo.

Cuando el despertó en aquella habitación de hospital y miro a su alrededor lo primero que miro fue a su madre y hermana durmiendo en aquel sofá color beige. Luego de aquellos segundos con los ojos abiertos los volvió a cerrar y cuando los volvió abrir sus amigos, madre y hermana estaban nerviosos.

¿Que diablos pasaba? ¿Por que estaban tan nerviosos? Parecía que un apocalipsis de acercaba al hospital con toda aquella situación.

Recordó preguntar que pasaba y la única respuesta de su madre fue un "Lo siento" mientras le daba la carta. Recuerda haberla abierto y leído cada una de sus letras. Recuerda haber llorado con cada palabra. Recuerda haber sufrido en esos momentos y en los que siguieron también. Recuerda haber quedado destruido.

Luego, después de haber salido del hospital tuvieron que quedarse en una posada, donde la verdad la habitación era muy pequeña para los tres.

Y aún con su herida sin sanar completamente siguió yendo a la universidad. Era la única forma de olvidar su dolor, de ocupar su mente en algo que no fuera esa malvada mujer. Pero, al finalizar el día, volvía aquella posada y la volvía a recordar, cerraba sus ojos y miraba nuevamente aquellos ojos color avellana, sus labios y hasta podía sentir la suavidad de su piel.

Y es que la verdad no lo entendía. No entendía con claridad que había pasado. Días atrás había estado con ella, se habían besando, tocado y hasta más que solo decirse palabras cariñosas. Después, de un día para otro se había casado con otro hombre. Se sentía tan traicionado. Tan lastimado.

Gracias a Dios; y después de tanto tiempo había logrado que Irene y Joy le digieran donde se encontraba. Claro que no podía olvidar el día que el esposo de su amada lo espero fuera de la universidad para hablar ciertos problemas con él. Después de haber subido a su auto e ir a una cafetería se dispusieron a intercambiar las siguientes palabras:

-¿Dígame que es lo que quiere, señor?-Pregunto el joven JungKook.

-Ambos sabemos que hacemos aquí, ¿No es así?

-En realidad no. Explíquese, señor.

-Tú sabes quien soy y yo se quien eres tú.

-¿Que quiere decir con eso?-Miro como la persona frente a él rodo los ojos.

-Se cuál es la historia entre tú y mi esposa. Se la razón por la cual mi esposa y yo no hemos compartido cama.

Cuando escucho esas palabras algo lo ilumino. Como un viento que le pego en la cara y lo hizo cambiar todos aquellos pensamientos malos por buenos.

-¿Que me quiere decir con eso?

-Se que mi esposa no es feliz. Lo sé porque nunca me ha dado un beso antes de irme a trabajar, siempre ceno solo, aunque ella prepara dicha comida, siempre se va y come en otro lugar.

-¿Por qué me dice esto?

-Porque he aprendido algo durante mi niñez-Miro el café en su mano-Y eso es que no puedes forzar a alguien amarte, no puedes forzar a alguien sonreír de felicidad cuando en realidad no la sienten.

-¿Que me quiere decir con todo esto?-Noto como el hombre frente a él rodo los ojos desesperado.

-Quiero que averigües algo por tu cuenta. Averigua si ella aún te ama.

-Lo que yo quiero saber es por qué. Yo se que ella aún me ama. El amor que ella siente por mi no puede desaparecer con solo ponerse un vestido blanco.

-Puedes preguntárselo si quieres.

Después de eso el hombre de traje elegante le dio una tarjeta y se fue sin decir más. JungKook, algo asustado tomo dicho papel y miro una dirección al igual que un número.

Luego, algo adolorido y confundido volvió a la posada donde estaba habitando con su madre y hermana.

Con mucho esfuerzo logro tomar baño y dejarse caer en la cama para poder dormir. Acto que fue imposible, no dejaba de pensar en las miles de cosas que le diría a ______ cuando la tuviera frente a él, cuando ella estuviera inventado excusas tontas. En lo mucho que quería gritarle, besarla y.... Odiaba querer hacer miles de cosas en el primer momento que sus ojos visualizara aquella figura femenina.

Al siguiente día, aún en la universidad no dejo de pensar en ello, en lo tanto que quería correr hacia ese lugar y exigir explicaciones. Pero no podía, no era tan fácil.

Y así paso toda una semana, pensado en si ir o no, pensando en las palabras perfectas. Pero por más que lo pensó no llego a ellas.

Y así es como había terminado tocando la puerta de ese apartamento. Nervioso, enojado, asustado. Con ganas de no ser una persona civilizada.

-JungKook-Escucho esa voz melodiosa. Esa voz que quería escuchar hace días y no había podido-¿Que haces aquí?

-Al fin la encuentro. Tenemos muchas cosas de que hablar.

-¿Cómo llegaste aquí?-Negó-Eso ya no importa, ¿Que haces aquí?

-El único que tiene derecho de hacer preguntas aquí soy yo.

~•~
Perdón la demora. Mil perdones. Estaba algo ocupada, pero ya estoy de regreso. También una disculpa por el capítulo tan corto, siempre lo hago con más de 1000 palabras, pero el otro se viene con todo. Y también, en los próximos capítulos sabrán lo que tanto han querido saber (estoy segura) por qué la mamá de _____ la "odia".
Mañana subiere otro capitulo.


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