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Néstor cerró la tapa del portátil con una sonrisa en los labios. Su primer vídeo después de un año no había alcanzado ni de lejos el éxito que solía tener, pero no importaba. Al igual que había hecho con su vida, empezaba de cero en su profesión. A partir de ahí, se avecinaban unos meses de mucho trabajo, perseverancia y esfuerzo, pero valdrían la pena, estaba seguro.

Una taza apareció junto a él. Néstor siguió la trayectoria del brazo que la sostenía y correspondió a la sonrisa que divisó al final.

—Estoy muy orgulloso de ti, bebé.

—¿Lo estabas viendo?

—Sí. Creo que ahora sí me van a gustar tus vídeos.

—Eso espero, porque vas a salir en algunos.

—¿Yo? Ay, no sé, me da pena...

—¿Qué pena ni pena? Que yo sé que lo estás deseando.

Néstor tiró del brazo de Darío. A punto estuvo de derramar las dos tazas de café al atraerlo hacia sí. Darío se echó a reír mientras el otro las ponía a salvo encima de la mesa, junto al portátil cerrado.

—Es cierto —confesó.

—Si ya lo sabía yo.

Néstor aceptó el beso de su novio y se sintió más cálido que con ese café que ya no tenía muy claro si se iba a tomar, porque de repente la perspectiva de una sesión de arrumacos en el sofá se le hizo más atractiva que cualquier otra cosa.

—Feliz Navidad, bebé.

—Feliz Navidad a ti también.

El café,al final, se quedó frío.

FIN


Mi agradecimiento a AlexKiaw  por corregirme los diálogos de Darío y Adela.

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Los extraños visitantes de un vecino gruñón (#LatinoAwards2020)Where stories live. Discover now