Capítulo 12- El ultimo día

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Fue todo bastante incomodo, de un día para el otro trate de suicidarme y luego le pido si me puede ayudar en algo, pero todavía no le cuento de que se trata. Sin duda esta mujer me tiene bastante devoción, o eso es lo que puedo sentir de ella. La había juzgado bastante mal al decir que era una simple burguesa sin ningún mérito en la vida, es bastante valiente y la aprecio. No sé si la aprecio por el simple motive de mi bondad repentina o porque en realidad me sale del alma.

Decidí contarle todo sobre el asesinato de Emma, Axel, quien era Jacky, etc. Estaba totalmente anonadada, se ve que era bastante para su mente. No la culparía si decidía retirarse.

—¿Y bien? —dije esperando un rotundo no.

—wow, entonces la muerte de Axel.... ¿no fue un suicidio?

—Exacto, fue todo obra de ese ente. Se que parece loco y no te voy a juzgar si decidís no ayudarme.

—Te sigo a donde vayas —dijo al mismo tiempo que sus cachetes se pusieron rojos.

—Debemos conseguir un recipiente.

—Tengo un jarrón viejo que nadie usa en mi casa.

—Perfecto, tu casa nos queda de pasada a la vieja biblioteca.

—Valentín... ¿te importa que nos quedemos hablando un poco antes de irnos? —dijo mientras miraba hacia abajo

—Me parece bien. Yo empiezo. ¿Por qué me llamaste ese día para hacer la tarea cuando ya la habías hecho?

—Emmm, fue porque quería conocerte un poco más, me gustaba tu forma de ser bastante calmada y hablar con vos y no tenía ninguna excusa.

Seguimos hablando por unas 4 horas, hasta que empezó a hacerse de noche. Nos paramos, guarde todo en mi mochila y emprendimos camino hacia la casa de Marianne. Seguimos hablando durante el camino, nunca había disfrutado tanto una conversación en mi vida.

Cuando llegamos a la casa, ella decidido entrar mientras yo esperaba afuera. No había nadie en la calle, estaba yo solo. Trataba de mirar por las ventanas de su casa para poder intuir cuanto faltaría para que salga y ambos vayamos a cazar a esa bruja.

Mi mirada iba de casa en casa, no las estaba analizando, estaba pensando y recordando todo lo que pase para llegar a este momento. La muerte de Axel me golpeo bastante, pero no es suficiente para que pare esto.

Sentí que alguien me tocaba el hombro, di media vuelta y la vi a ella. Vi a Marianne parada con la ropa que tiene ahora mismo, pero esta vez toda ensangrentada, tenía un cuchillo en el medio del estómago, y lo único que repetía era: "Valentin, ¿por qué me dejaste ir?". Mi respiración se empezó a agitar, mi estoma daba vueltas y vueltas, esta sí que era una broma de mal gusto.

Nuevamente alguien toca mi hombro, me doy vuelta abruptamente, esta vez era la verdadera Marianne sana y salva. Di media vuelta para ver si la otra Marianne se encontraba acá, pero no, se había ido. La bruja está jugando sus cartas.

—¿Estas bien?, se te nota un poco agitado, ¿querés agua? —dijo Marianne mientras con su mirada inspeccionaba todas las partes de mi cuerpo.

—No, gracias. Solo me maree un poco, pero estoy bien.

Seguimos nuestro viaje hacia la biblioteca, sin duda no podía dejar de pasar esa escena una y otra vez por mi cabeza. Para despejarme trate de hablar un poco más con Marianne.

—¿Qué pudiste traer de tu casa?

—Dos cosas, el jarrón, y.... un cuchillo —dijo mientras me lo mostraba.

No lo podía creer, era le mismo cuchillo que vi minutos antes. No sabía si contárselo a Marianne o no, estaba indeciso.

Habíamos llegado al bosque, faltaba pasarlo y encontrarnos con la biblioteca. Iba delante de Marianne mientras ella tomaba mi mano y me seguía como podía. Estaba bastante oscuro, apenas podía ver lo que tenía enfrente.

Habíamos llegado a la biblioteca, pero no era la misma. Esta estaba totalmente reluciente, parecía nueva. Sus ventanas estaban reparadas, sus puertas en sus lugares, las paredes con un color nuevo. Sin duda todo se tornaba más tétrico.

No mostré miedo alguno, furioso pegué una patada a la puerta y luego entre a la biblioteca, como me lo esperaba, estaba reluciente por dentro y con una persona que se me hizo familiar, Jacky. Ella estaba sentada leyendo un libro, como si estuviera esperándonos.

—Por fin llegaron, pensé que iban a tardar menos —dijo con su característica risita.

—Hoy es tu última noche Jacky, o mejor dicho bruja — afirme sin lugar a dudas.

—Veo que trajiste a una noviecita —seguía sin mirarnos.

—Esto es entre vos y yo.

—¿Ya le contaste como terminan todos los que te conocen?

Saque el jarrón de la mochila y la puse justo en el medio, con el cuchillo corte un poco mi dedo y vertí mi propia sangre en el recipiente.

—Así que tu propia sangre, ¿eh? —dijo Jacky mientras miraba mi ritual.

—Lo que más quiero en este mundo es a mí, quiera o no quiera.

Puse todo, solo faltaba matar a Jacky, no estaba seguro de esto. No había conocido a la verdadera Jacky, por lo que se me hacía más fácil tratar de asesinarla.

—Antes de que te mate quiero que me respondas unas preguntas —propuse mientras sostenía el cuchillo y apuntaba hacia ella.

—Empezá cuando quieras —dijo mientras con sus rodillas me apuntaba.

—¿Por qué me estas obligando a perseguirte?

—Fácil, porque mientras más me persigas puedo irme alimentando de vos.

—Ósea, ¿Te estuviste alimentado de mi todo este tiempo? —grite mientras la señalaba, esta vez mas bruscamente con el cuchillo.

—Exacto, cada vez que pasaba tiempo con vos me iba alimentando. Mi objetivo era que lleves la mayor cantidad de personas acá para poder comerles el alma. Pero por lo visto salieron corriendo antes de poder matarlos.

—Te voy a matar, eso ni lo dudes.

—¿Vas a manchar tus manos con sangre de una chica inocente? —exclamo mientras me miraba seriamente.

De repente, se cayeron todos los libros de sus estantes, mire hacia Marianne que se encontraba atrás mío para ver si se encontraba bien, ella estaba igual de asustada que yo. Volví a dar vuelta y esta vez Jacky me envistió y trato de sacarme el cuchillo para luego apuñalarme. Tenía una fuerza abrumadora, estuvimos forcejeando hasta que Marianne le pego una patada en la cabeza.

Estaba débil, así que aproveche para ir rápidamente y desgarrarle la garganta con un corte limpio.

Mi respiración agitada se estaba calmando, me mire por unos segundos con Marianne pensando que todo había terminado hasta que paso algo que no podía creer, sentí como mi cuerpo se quemaba e iba perdiendo poder sobre él. Justo en ese momento entendí todo, yo era más importante para Marianne que para mí por lo que la bruja pasara a poseerme directamente a mí. El panorama se había tornado desalentador. Sobre todo, para Marianne. 

Misterio disfrazado de muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora