CAP. IX

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El deseo de ser tan grande que apenas pudieran abarcarme con un abrazo crecía a medida que las caricias del chico me llenaban. Ya solo podía notar cómo sus manos iban a lo largo y ancho de mi cuerpo. La esbelta y trabajada figura  de Carlos estaba siendo tragada por mi descuidado , fofo y hasta grotesco cuerpo.

La oscuridad ocultaba nuestra afectuosa muestra de amor, ambos sobre un banco del parque yo sobre él, o mejor dicho aplastandolo,  y probando cada trozo de su piel.

Sin más preámbulos el bajo hasta mi vientre para acariciarlo con sus largos dedos, podía notar como se entretenía sintiendo las estrías que nacían en el cinto de mi falda y las seguía por toda su extensión, era muy relajante siendo sincera.

-Cr-crei que tú jamás...

El resto de la frase se quedo en el aire, al mirarlo nuevamente corrobore su apetito: mis caricias le habían despeinado el cabello dejándolo a un estilo rebelde y despreocupado, una sonrisa encantadora que derretía a cualquiera aún así era perfecta para expresar su excitacion,  el fuego en sus ojos me abrazaba y consumía por completo.

Lo siguiente que ocurrió fue tan fugaz que apenas noté que pasó, el chico desabotono el seguro de mi falda pero lo mantuvo controlado, antes de mirar hacia abajo me guiño un ojo y mordió  su labio inferior. Cuando se fijo en el borde de mi falda yo lo acompañe... apenas me había percatado.

La falda estaba a mayor a altura de mi ombligo, lo suficiente para taparlo completamente, y mi barriga aunque no estaba hinchada del todo se veía muy inflada y aumentaba el tamaño con cada una de mis aceleradas respiraciones, note que sus dedos se resbalaban lentamente soltando mi prenda ocasionando que mi bajo vientre hiciera el resto del trabajo : inmediamnete mi panza se desparramo saliendo y rebotando sobre el vientre de Carlos, lograba verse el borde de mi ropa interior.

-Vaya...

Esa fue la primera vez que le oi con la voz temblorosa, habia perdido el control por un momento, yo estaba sumamente ruborizada sin saber cómo reaccionar. Quedé conmocionada debido a que  esto estaba escalando demasiado rápido aún siendo así no podía espera por ver cuál sería su siguiente movimiento.

Mis piernas temblaban sobre las de él, me sentía como una vaca mórbida y con dificultad para maniobrar con su propio cuerpo.

Acercó muy tímidamente sus manos a mis abundantes lonjas desparramadas parecía no aguantar ni un segundo más sin tocarlas.

¤《Sin grasa no hay parasio》¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora