Maratón final 5/7
Retengo el aire en mis pulmones cuando bajo del taxi, observo la casa a unos metros de mi y acomodo la mochila en mis hombros. Con pasos seguros y rapidos, sin pensarlo mucho, llego a la puerta de aquel lugar y elevo mi mano golpeando tres veces, escucho pasos del otro lado y un minutos después, la puerta es abierta.
Lucrecia luce como una anciana común, nadie diría que esconde tantas cosas, su cabello blanco y corto esta bien peinado, lleva un vestido largo de lana de color amarillo desgastado, en sus manos sostiene un trapo de cocina y lleva pantuflas negras. Su rostro no muestra expresión alguna, solo espera que la persona frente a ella responda, sin disimularlo, no dejo de observar las agujeros donde deberían ir sus ojos.
-Hola -saludo casi en un susurro.
La anciana sonríe como si tuviera algún chiste personal y se da la vuelta comenzando a caminar al interior de la casa.
-Entra, estoy preparando galletas -dice a unos metros de mi.
Doy un paso dubitativo y observo el lugar nuevamente, el cual sigue igual, a oscuras, con aquella vela sobre la mesa del centro y parece que nadie movio nada desde la última vez que estuve aquí.
-Siéntate, te traeré un té y esas galletas, fue un viaje largo y necesitas alimentarte.
-Gracias -logro decir y tomo lugar en una de las sillas de la mesa.
Suspiro nervioso, el corazón parece que se saldrá de mi pecho, tengo un nudo en el estómago y me tiemblan las manos, tengo angustia y miedo, terror absoluto, porque por alguna extraña razón mi cuerpo grita que solo confirmaré cosas que ya se, cosas que se cruzan por mi mente como si fueran reales.
Unos minutos después la mujer llega y se sienta frente a mi, trae una bandeja con dos tazas ya servidas y un plato de galletas de chocolate, deja una taza frente a mi y una frente a ella, para luego colocar el plato en medio. Deposita la bandeja a un lado y se sienta, toma un sorbo de su té con tranquilidad y luego su rostro se dirige a mi.
-Supongo que viniste porque Aurora ya a hablado con ustedes ¿no es así?
-Algo así -admito -solo yo hable con ella, pero... quiero escuchar la verdad de su boca, por favor -pido con la voz ronca.
Lucrecia suspira y fruta sus manos un momento antes de apoyarlas sobre la mesa.
-Tú ya sabes lo que diré, o al menos lo sospechas -asegura.
Cierro los ojos con fuerza... si era lo que yo creía...
-Por favor -vuelvo a pedir casi suplicante.
Ella suspira.
-Es fácil Daniel... tú y Auryn no pueden estar juntos en estas circunstancias... eres un esclavo, ya te lo explique, naciste para eso, y no importa nada, eso jamás cambiará, estas destinado a perder lo que tengas si es que otro lo desea, hasta tu vida... y si estás con Auryn, sin importar que ella no te haya deseado esta vez, tarde o temprano acabará teniendo que sacrificarse nuevamente, porque esta disfrutando de un servus, un anima mea jamás puede disfrutar de un servus sin que su alma se corrompa, tarda más, es cierto, no es tan directo como pedir deseos, el "demonio" no puede hacer nada para que ella quiera desear más, pero el alma termina corrompida de igual forma y ella se convierte en un alma mas en un sufrimiento eterno.
Solo me toma un segundo asimilar todo, sabía aquello, por alguna extraña razón era algo que estaba en mi mente, un dolor constante y fuerte se instala en mi pecho, había perdido cosas y sufrido, pero nada se comparaba a eso.
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Mi chica narradora #2 (Completa) ©
FantasiaHay una cosa en la que no puedo dejar de pensar... y es su voz, y el sonido de su respiración pronunciando palabras que, siento, están dedicadas a mi. Tan solo espero ansioso, a que mi chica narradora, vuelva a aparecer en mi mente. Aquello... ¿Ten...