Capitulo 10| No podía mentirle

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Espero alterado y ansioso a que las puertas del elevador se abran para poder salir de allí y tomar aire fresco, caminar, correr y si encuentro un lugar lo suficientemente solitario, hablar conmigo mismo e insultarme por haber sido tan cobarde, o quizás, caballero al no hacer lo que realmente quería cuando la tenía cerca. Sabía que debía mantenerme en el molde, no propasarme, aceptar las cosas como eran, simplemente disfrutar de aquello, que para mi maldita desgracia, se estaba transformando en algo que quería disfrutar siempre, de su compañía, de tenerla cerca... o quizás no se estaba transformando, quizás ya era algo de lo que no quería separarme.

Al bajar del elevador, lo hago observando el piso, pero un fuerte ruido llama mi atención y mi vista se dirige de inmediato hacia las escaleras, de las cuales solo veía los últimos cinco escalones. Veo confundido como una maleta se desliza por ella y acaba a mitad de la recepción. Unos fuertes y rápidos ruidos de pasos le siguen a aquello y sonrió divertido al ver a Auryn bajar cansada, agitada, nerviosa y respirando como si hubiera corrido una maratón.

Sus ojos observan la maleta con pesar y luego se clavan directo en los míos... si la vida me diera la oportunidad de detener el tiempo, usaría ese poder para hacerlo siempre que sus ojos se fijaran en mi y se clavaran en mis retinas con esa intensidad que siempre lo hacen. La veo tragar saliva y suspirar para luego caminar hacia mi, solo son un par de pasos, no dejo de observarla divertida y ella gruñe notando mi burla.

-¿Divertido? -pregunta un poco entrecortado.

Asiento con orgullo

-Supongamos que si.

Sonrió.

-Mi abuela acaba de llamarme -asentí invitándola a continuar y coloque las manos en mis bolsillos, como manera de controlar las inmensas ganas que tenía de tomar el mechón de cabello que colgaba sobre su cara -Quiere que el próximo fin de semana vayamos a ver a Lucrecia.

-Es la mujer de la que hablo la última vez ¿cierto?

Auryn asintió.

-Ella seguro pueda ayudarnos, sabe mucho sobre esto, sobre la magia, quizás nos diga como detener esto.

-Esta bien, puedo ir pero... -observe su maleta a unos metros -¿Tú no te ibas?

-Veré como lo soluciono, estaré aquí el viernes a la noche, el viaje es un poco largo, así que prepara un poco de ropa y lo necesario, deberemos quedarnos al menos una noche allí.

Ella era tan malditamente fuerte, valiente, con carácter demoledor, eso la volvía extremadamente sexy, y a pesar de morir de miedo por todo lo que estaba sucediendo, solo podía pensar en que tendría un viaje con ella.


AURYN

Coloco la llave en la cerradura despacio, para que mi padre no logre escucharme, abro la puerta y suspiro al ver que no esta en la sala. Camino con cuidado y dejo la maleta al lado de la puerta, sobre la alfombra. Meto las llaves en mi chaqueta y el aroma a jugo de naranja invade mi nariz, sonrió y corro hacia la cocina para saludar a mi padre, lo había extrañado mucho, tenía ganas de poder refugiarme en el como cuando tenía dieciséis, como cuando me cuidaba y ayudaba, a mi y a Daniel, pero él merecía tener una vida de tranquilidad, ya bastante había sufrido, a pesar de no recordarlo.

Al entrar a la cocina, un "Carajo" insulto sale de mi boca casi en un chillido por lo que veo. Si, efectivamente mi padre estaba allí, pero se encontraba parado y con unas piernas de una mujer entrelazadas en sus caderas, se estaban besando y agradecía haber llegado ahora y no cinco minutos después o los hubiera encontrado teniendo sexo allí. Jamás volvería a comer sobre aquella mesa con tanta tranquilidad, a pesar de que la mujer estaba vestida.

Mi chica narradora #2 (Completa) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora