(Banda Sonora de fondo y melodía del baile: Celtic Music-For the King)
Aún recuerdo el día en el que mis ojos se cruzaron con los suyos. Pinceladas cargadas de veneno inundan mi ser, haciendo que mi odio creciera más y más... El dolor rememora aquella noche en la que fuimos infinitos cual estrellas, donde el futuro y el pasado no existían. Sólo el presente, aquél momento… El reloj, caprichoso, hizo volar las horas… Sus labios aún se muestran en mi memoria, sus ojos contemplan burlones mi alma marchita… su voz resuena en mis oídos como zumbido de avispas…
Una voz grita en lo más profundo de mi corazón. Una plegaria para que aquellas imágenes desaparecieran… para que aquellos recuerdos se disiparan como la niebla…
Mi mirada se cruza con la del Príncipe Elfwine. Hago una breve inclinación en señal de respeto, pues estaba ante el heredero de la corona de Rohan.
-Perdóneme usted, alteza-murmuro dando un paso hacia atrás-No quería mancharle. Ha sido culpa mía…
Mis mejillas se encienden tras dejar escapar aquella disculpa. En este momento me siento un tanto ridícula, mas no sabía qué decir ante el futuro rey del reino vecino.
-No pida disculpas, princesa. Si me permite, le conseguiré un paño para poder limpiarse…-dicho eso, desaparece apresuradamente entre la multitud. Me quedo quieta en el lugar, de piedra. Mi cuerpo no reacciona ante tal encontronazo. A los pocos minutos, vuelve a aparecer con un paño húmedo.
-¿Me permite, señora?-pregunta bajando la cabeza. Con una leve indicación le dejo que limpie la mancha de la falda de mi vestido. Trago saliva y miro a mí alrededor. ¿Qué pensará padre si ve al príncipe Elfwine limpiándome… el traje? Vuelvo a dirigir mi mirada hacia él cuando se levanta, y deja un sutil beso en mi mano.
-Gracias, alteza, aunque no hacía falta tantas molestias…-susurro sintiendo el rubor acentuarse en mis mejillas.
-No se preocupe, de verdad…-Elfwine deja el paño a uno de los criados que pasan con unas bandejas. Entonces ocurre lo que siempre temo. El silencio nos envuelve, un silencio un tanto incómodo. Mi mente trabaja rápido para buscar un tema de conversación digno para una persona como él. ¿Qué le puede gustar? Las espadas y la lucha… aunque mis conocimientos sobre tal eran escasos…
Voy a empezar a hablar, cuando escucho cómo carraspea, antes de dirigirme las siguientes palabras que conforman una petición.
-¿Puedo invitarla al siguiente baile como compensación?-parece que él también ha estado buscando algo con que hablar conmigo. Puedo ver en su rostro una expresión de incomodidad. ¿Cómo mejor conocer a una persona que bailando con ella? Aunque no soy muy buena en la danza, puedo arreglármelas.
-Por supuesto…-mis labios se curvan en una pequeña sonrisa, cogiendo la mano que me ofrece. Me dejo guiar por entre los invitados, que nos observan mientras cuchichean. La verdad es que ver a los príncipes de dos reinos bailar juntos, da mucho de qué hablar.
La melodía comienza, y descubro que es una de mis favoritas. En ella se expresa el sentimiento de gratitud de los antiguos pueblos hacia sus reyes tras librar las batallas más duras con los enemigos más poderosos. Me coloco enfrente del príncipe Elfwine y comienzo a bailar, mirando de soslayo los pasos de las demás damas que bailan a nuestro alrededor. Hasta ahí todo perfecto. Mi cuerpo se deja embriagar por las notas antiguas que suenan desde un rincón de la sala.
En un momento determinado, nos cruzamos. Entonces noto algo brotar de mi pecho. No sé cómo describirlo, aunque es una sensación agradable. Puedo notar cómo Elfwine coge mi cintura levemente, con prudencia y me alza cuando la música acelera. No puedo evitar soltar una risa, recordando las palabras que mi hermano me ha dedicado hace unos minutos en forma de halago.
Observo que el príncipe de Rohan también sonríe, mientras nuestros cuerpos se mueven al compás, acortando las distancias entre ellos. Eso es buena señal ¿no? Al menos no tiene delante a la típica princesa Eleanor aburrida que no dice nada…
El baile avanza, hallándome de pronto solos en la sala. La conexión de nuestras miradas no se rompe, viéndome navegar por aquellas aguas tranquilas que invaden sus ojos. El corazón trota en mi pecho, y un nudo se instala en mi estómago.
Cuando la canción termina, nos quedamos uno en frente del otro unos segundos que se hacen eternos. Sin decir palabra, nos inclinamos a modo de agradecimiento por compartir aquél baile.
Entonces, me alejo de él lo más deprisa que puedo, siendo presa de la vergüenza y timidez características en mí. Huyendo, como hago siempre que estoy rodeada de personas…
Varios minutos después
La luna llena se encuentra en su punto más álgido, iluminando con su pálida luz los terrenos de palacio. Me encuentro apoyada en la barandilla, observando los jardines que se extienden a mis pies. Suspiro profundamente y cierro los ojos con fuerza. En mi mente, una mirada como el océano me observa, y baila conmigo una canción antigua del reino. Por Eru, Eleanor, acabas de conocerle y es el príncipe heredero de Rohan. No puedo ir entregando mi corazón a cualquiera… Trago saliva y miro al cielo, a las estrellas que parpadean deslumbrantes y soberbias.
De repente, noto una presencia a mis espaldas.
-La estaba buscando princesa…-oigo su voz, jadeante a causa del esfuerzo quizás-Se… se ha marchado sin decir nada…
Me giro y me encuentro de nuevo con él. La mancha de vino seca adorna su casaca blanca como la nieve.
-Per… perdón, ha sido una grosería…-me disculpo sintiéndome mal y más avergonzada aún. Veo que se acerca a mi lado y se apoya también en la barandilla.
-Entonces… ¿eres una de las hermanas de Eldarion? Había oído hablar de usted, pero nunca la he visto…
Una conversación corriente. Justo lo que necesita este momento.
-He estado en la biblioteca… no suelo salir mucho. Yo sí te he visto junto a mi hermano, de lejos…-sonrío levemente-pero también te conozco de oídas…
Veo que sus labios componen una sonrisa, y asiente levemente.
-No sabía que los ratones de biblioteca fueran tan bellos…
No puedo evitar reír ante su halago, el cual hace que me sonroje más. Mi vista vuelve a la encrucijada de setos y rosales que adornan el jardín.
-Bueno, yo tampoco sabía que los príncipes van con una mancha de vino en la camisa…
Ambos reímos y el hielo se rompe. Desde este instante, presto atención a todas sus palabras, todas aquellas batallas que cuenta, su vida en Rohan… todo. Al mismo tiempo, yo me suelto también un poco y le cuento todo sobre mí. La sensación agradable que brotó de mi pecho durante el baile, crece a medida que paso más tiempo conversando con él. Me tomo el lujo de observar con atención cada uno de sus rasgos, y los pequeños detalles que contiene su ser. Todo ello iluminado con la luz de la luna lo convierte en una criatura bella, como si se tratara de un elfo. ¿Tendrá como yo ascendencia élfica?
Veo que me ofrece el brazo en una invitación a dar un paseo. Acepto encantada y camino a su lado, bajando las escaleras que conducen al amplio jardín. El silencio nos envuelve a ambos, pero no es un silencio incómodo como el de antes. Al contrario… ambos disfrutamos de la presencia del otro, que sustituyen a las palabras pronunciadas antes.
Junto a alguna que otra anécdota, nos quedamos en el jardín hasta que los criados avisan a los invitados de que el baile ha acabado. ¿Qué hora es? Del brazo del príncipe Elfwine, volvemos a palacio, lamentando que esta noche llegara a su fin.
Una noche que, sin saberlo, cambiará mi vida para siempre…

ESTÁS LEYENDO
Nindë Tinúviel
FantasyMi nombre es Eleanor Telcontar. Soy princesa del Reino Unificado, la segunda tras el Heredero de Isildur. En mi tierra, me conocen como "La Princesa Ajada". ¿Quieres saber por qué? Adéntrate pues, voy a contarte una historia...