Mis orígenes

161 10 2
                                    

(Banda sonora de acompañamiento: Prophecy-Celtic Music)

        Mis ojos observan en silencio cómo las estrellas son tragadas por el celaje que inunda el cielo de Minas Tirith, cual manto oscuro que arropa a la noche antes de irse a dormir. Mis manos teñidas por una palidez mortal, yacen en mi regazo arrugadas aguardando el final, al igual que todo mi cuerpo. Mi corazón ya no existe. Cansado de soportar tanto dolor, decidió abandonarse a los brazos de la Oscuridad... doblegándose a ella.

        Todo lo que soy, Eleanor Telcontar, Princesa del Reino Unificado, descendiente del Antiguo Linaje de Reyes y Elfos que ha coexistido en la Tierra, ha sido destruido. La traición de un ser querido, amado, ha hecho que mi ser sea pasto del fuego, convirtiéndose en cenizas... y polvo. En mi interior, un vacío ocupa cada rincón de éste, permitiendo sólo que los recuerdos y visiones me atormenten lentamente, consumiéndome en cuerpo y alma...

¿Estaré volviéndome loca?

Mi mente sólo grita una pregunta: ¿Cómo he llegado a esta situación?

        Todo esto se remonta a varios años atrás, hasta el día en que nací. Como he dicho antes, mi nombre es Eleanor Telcontar, hija segunda de la unión entre Elessar Telcontar y Arwen Undómiel, nacida en el año veintinueve de la Cuarta Edad del Sol.

        Elessar Telcontar es el Rey del Reino Unificado, conocido antaño como Aragorn, descendiente de los Edain, una de las tres casas de los Amigos de los Elfos, que durante la Primera Edad los Hombres ayudaron en sus guerras contra Morgoth. Heredero de Isildur, reclamó su derecho al trono en la Tercera Edad del Sol, venciendo a Señor Oscuro Sauron con la destrucción del Anillo Único junto a la llamada Comunidad del Anillo, compuesta por diferentes razas y con un solo propósito. Arwen Undómiel es su esposa, hija de Elrond, señor de Rivendel, y descendiente de Galadriel y Celeborn, señores de Lothlórien. Renunció a la inmortalidad que su naturaleza le ofrecía, por amor a mi padre. Ahora es Reina consorte, gobernando junto a Elessar con puño de hierro cargado de Justicia... y bondad.

        De aquél enlace también nació dos pequeñas estrellas, Eldarion, hijo primogénito y heredero al trono del Reino Unificado, y Anaranë, la más pequeña de los tres. En ellos, he sabido encontrar la paz y la sabiduría que caracterizan a ambos, como Hijos de Reyes que son. Desde que éramos unos niños, siempre nos ha unido aquél vínculo fraternal; vínculo que se ha respirado desde siempre entre los muros de palacio, haciendo que en el ambiente flotara una sensación de alegría y serenidad.

        Esa es mi familia, por la que daría mi vida y lucharía por ella hasta el final. Aunque ahora, está asediada... sus vidas corren un grave peligro... y yo soy una de las causantes...

        La Tercera Era de los Hombres acabó con la destrucción de Sauron... pero aquél hecho no aseguró un futuro cargado de paz, mas una fuerza oscura ha ido in crescendo a medida que los días pasaban impasibles, rebosantes de alegría, libertad... concordia entre los pueblos. Cuarenta y ocho años de la Cuarta Edad del Sol han tenido que transcurrir para que las razas sean conscientes de que los seguidores de la Oscuridad asoman sus armas, arrasando todo lo que a su paso alcanzan, llevando consigo la muerte y la desolación predominantes en el pasado. Mi padre, junto a los Grandes Señores de la Tierra, han sido avisados por Gandalf el Blanco y preparan una nueva contienda que se avecina... y que puede suponer la destrucción definitiva de todo, dejando una única especie en la faz de la Tierra...

        Mi historia comienza a la edad de dieciocho años. Tras una infancia tranquila, poco a poco sacié mi sed de aprendizaje, convirtiéndome, según cantan los juglares por los caminos, en una princesa silenciosa, meditabunda, bella como la estrella de la tarde... rasgos heredados de mis padres y que comparto con mi hermana Anaranë. El estudio de la Filosofía y la Historia ahitaban mi curiosidad, empapándome de lo que en sí conforma el lugar donde he vivido y crecido.

        Un día normal en palacio consistía en el entrenamiento con espadas de mi hermano Eldarion con los hijos de la Alianza del Reino Unificado, ellos son Elboron de Ithilien, hijo del Senescal de Gondor, Faramir, y la Doncella Guerrera de Rohan, Éowyn; Calaíre Araman, hija del Capitán de la Guardian de Gondor; y Elfwine... Elfwine Éadig, príncipe heredero de Rohan, hijo de Éomer y Lothíriel Dol Amroth. Mientras esto ocurría, mi hermana se perdía por entre el laberinto de setos que adorna el jardín de palacio... y yo me refugiaba en la biblioteca, donde observaba por la ventana la extensa llanura a los pies de la ciudadela y sentía en mi corazón deseos de ser libre, buscar mi destino en los bosques de Drúadan... ser yo misma.

        Mi relación con los compañeros de armas de mi hermano era hasta entonces escasa. Incluso añadiría que todas las relaciones con las personas allegadas al Reino eran casi nulas. Mi forma de ser hacía que actuara así. El silencio era, y sigue siendo, mi mejor aliado, aunque éste sea el partido más seguro para el que desconfía de sí mismo. Siempre observaba a la gente, estudiaba sus rasgos y cada palabra que escapaba de sus bocas llenas de manjares que ofrecían mis padres en sus bailes.

        Algunas sirvientas de Minas Tirith, auguraban un mal futuro para mí, pues mi obtusidad a la hora de entablar una conversación no iba a ser favorable a la hora de encontrar un marido. Locuacidades que soltaban unas doncellas sin conocimiento de éstas, puesto que mi juicio sobre mi futuro cónyuge era inquebrantable. Desde niña, siempre he soñado con aquél príncipe de las tierras lejanas. Príncipe el cual amaría en plenitud, y no por motivos políticos, cosa difícil de conseguir si se es princesa de un gran reino...

        Aquél amor soñado de pequeña, fue encontrado en uno de esos bailes... y resultó estar lleno de espinas...

        Ya sabes quién soy, forastero... ahora llega el turno de contar una historia. La historia de cómo la Princesa de Gondor es entregada sin reparos a la Oscuridad, arrancando su corazón y siendo abrazada por los tormentos que un antiguo hechizo la consume poco a poco... haciendo que se convierta en una marioneta a manos del Enemigo de sus padres, sin voluntad propia... dejando escapar poco a poco su hálito de vida...

        Convirtiéndose en La Princesa Ajada... Nindë Tinúviel.

Nindë TinúvielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora