8.| El alma gemela de Brett

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Melissa terminó alejándose de Tathie para proteger a un grupo de cazadores novatos que no sabían ni siquiera mantenerse sobre sus pies por el terror que les causaba aquella situación.

Su mejor amiga, en un intento de jugar a los asesinos, se fundió en una acalorada lucha contra una loba albina. Y entre zarpazos, cuchillazos, mordidas y heridas, ninguna se dio cuenta que se acercaban a un acantilado bastante alto como para morir. No fue así hasta que Mariam, una de las cazadoras con la que había compartido algunas palabras en el pasado, le gritó:

-¡Cuidado!

Pero fue tarde. Cuando la Loba se dio cuneta de su falta de atención se embistió contra ella lanzando a la chica de Piedra al agua.

El viento soplaba los largos cabellos negros como si fuera una danza y su estómagos se retorcía a cada segundo por la adrenalina que la recorría en el cuerpo. El impacto provocó que el agua salpicara todo su alrededor y segundos después ella logró sacar la cabeza para buscar aire. Logro nadar hacia una roca entre muchos intentos en los que luchó contra la corriente y se sujeto a ella como si fuera su única protección. De hecho, lo era.

Luchando contra un Cazador a orillas del río, el Centinela Brett, un Lobo de pelaje castaño marrón arrancó la cabeza de dicho Cazador de su cuerpo llenando su boca de sangre carmesí la cual empapó rápidamente su pelaje. Justo en ese momento el feroz Lobo empezó a enloquecer de forma rápida ya que ahora el mundo ante su olfato era de olores dulces y exquisitos las cuales le hacían perder el control de forma completa.

!Mate! Es ella, encuéntrala Gritaba su Lobo interior.

Brett sacudió la cabeza y dejándose llevar por sus instintos corrió hacia el origen de ese embriagador olor. Pero al llegar lo que encontró no le dio la felicidad que él esperaba.

Su pareja eterna, su mate, su alma gemela, la mujer de su vida, la hembra que engendraría a sus futuros cachorros era humana. La persona con la que se suponía que debía de pasar el resto de sus vidas no era como él. No era una Loba, era una humana y lo que era pero, una Cazadora. Una enemiga.

El cuerpo entero se le había paralizado y la voz desesperada de su Lobo desapareció por unos largos momentos en los que se debatía una lucha en su mente.

¿Por qué, diosa mía? ¿Por qué una humana y no una Loba? ¿Por qué una enemiga y no una aliada? ¿Qué he hecho yo para obtener esto? ¡Oh, mi diosa! Tantas preguntas que no eran respondidas. ¡Rescatala! ¡No permitas que nuestra alma gemela muera así! gruñía como loco el Lobo de Brett.

El Lobo reaccionó cuando miró como su mate perdía fuerza hasta volverse a hundir en el agua seguramente desmayada por el dolor y el cansancio que recibía su ahora frágil cuerpo.

Sin pensarlo dos veces, se lanzó al rió y nadó hacia lo profundo hasta encontrarla. La sujeto por su camiseta y con el hocico la arrastró hasta la tierra. Cuando salió del agua, Brett se dispuso a volver a su forma humana y cuando lo hizo se púdo ver su verdadera forma; un chico alto y fuerte con ambos brazos tatuados por completo, tatuajes que para los Lobos tenían gran significado. Su cabello era corto y castaño oscuro y su piel acaramelada; su expresión era seria y fría pero en sus ojos naranjas se podía observar como todo eso era una mera fachada.

Se agachó hacia ella y quitó suavemente algunos mechones de cabello que obstruían su vista al rostro de su amada. La mirada del lobo brillo como luces de navidad al ver lo hermosa que ella era.

Su corazón latía muy lento, moriría. Pero él no lo permitiría. No la perdería el mismo día que la encontró. Junto sus manos y dio golpes en su pecho, luego se inclino hacia sus rosados labios y los junto con los suyos dándole respiración boca a boca.

Aun en el campamento, Melissa se había ocultado tras el extraño comportamiento algunos de los Lobos. Quería entender que era lo que había pasado, el por qué habían iniciado atacando el lugar y ahora se detenían de un modo tan sospechoso. Quería respuestas pero todo el mundo de los Lobos estaba alejada de ella, nada cobraba sentido en su mente y es que ella estaba segura de que no la había.

-Eres tú.

Cuando Melissa se dio la vuelta pudo ver como un chico nuevo ante sus ojos se acercaba a ella con una mirada de deseo y necesidad. Era un Lobo, no tenía dudas de aquello. Era un chico de cabellos castaños y ojos tan amarillos como el color del ámbar. Tenía una estatura promedio y la piel acaramelada, más bien llegando al punto de ser morena.

¿Ella? ¿a qué se refería él con eso?

∞Mount Station || ALMAS GEMELAS: 1. La Guerra del Sur∞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora