2.| La matanza de la mujer loba

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CAPITULO NUMERO DOS:》

Doce horas antes:

Aconteció entonces el crepúsculo dejando el ciclo con hermosos colores dictando el final del día.

En el bosque, dos cazadores corrían a mucha velocidad, ambos se disfrutaban el silencio y la frescura que se desprendía en el. A pesar de la rapidez en que avanzaban y los árboles que los tapaban, aun asi se podía apreciar el atractivo de sus cabellos. Cabellos pelirrojos y semilargos cabellos dorados. No pasaban la adolescencia.
Los rayos del solo iluminaban por sobre lo más alto de las copas de los árboles, por lo que allá abajo en donde ellos pasaban reinaba una extensa oscuridad. Lo único que se escuchaban eran los ululatos de algún búho cerca de allí y las fuertes pisadas de ambos adolescentes.

En poco tiempo, se detuvieron.

Estaban frente al límite que separaba el territorio de los cazadores y el de los lobos. Cerca de aquella línea invisible que separaba a ciertos enemigos, una bonita cascada de aguas cristalinas los esperaba. Y justo allí, sentada sobre una roca seca, habia una atractiva mujer de piel acaramelada y cabellos rubiosos. La luz de la luna enriquecia la figura que tenía. Pero brillaba más sobre las marcas en su cuerpo, extraños tatuajes negros la vestían. Y solo esas marcas mostraban su verdadera identidad.

Poco a poco, la atractiva mujer comenzó a quitárse la ropa. Si hubiese sido una cazadora o una persona normal, los dos chicos la hubiesen visto con buena cara. Pero no.

Para la mala suerte suya, ese no era el caso. No era humana, era una loba y eso era motivo suficiente para querer aniquilarla. Consideraban a su especie una abominación que debían exterminar de una vez por todas.

Estaban conscientes de que cruzar el límite era una sentencia de muerte o un gran castigo, sin embargo, la adrenalina de saltarse las reglas y la sed de venganza era tan grande que no cabía mas en el pecho de ambos. Contenían resentimientos del pasado que nadie podría borrarles.

Los lobos y los cazadores eran grandes rivales desde hace mucho, mucho tiempo. Era tanto el tiempo que se llevaban odiando entre sí que todo el mundo olvido como había empezado esa rivalidad. Aunque nadie se lo preguntaba últimamente, solo se odiaban unos a otros y se mataban entre si. Nada más.

-¿Preparado? -susurro el chico de semilargos cabellos rubios. Estaba ansioso.

El otro asintió.

-Nunca antes lo había estado tanto.

Ambos sacaron sus armas de una manera violenta y fueron a por la chica...

En la actualidad:

Y una vez más, Liv sintió como el cielo y todo el mundo caía sobre ella con una fuerza arrebatadora. El pecho repentinamente se le cerró haciendo que la acción de respirar fuera casi imposible de que funcionara como es debido. Se sentía morir, o quizás fuera algo peor que eso. Se incorporó en el piso para quedar sentada y dejo ir la mirada hacia otro mundo, queriendo nunca haber escuchado esas palabras salir de la boca de su ser amado.

Su rostro parecia ser el de una pintura famosa en donde solo destacaba la tristeza y la desesperación.

―¿C- Casarte? ―trago en seco, la garganta se le cerró también, Olivia llevó su mano hasta la botella de agua que sostenía su buen amigo y se la arrebató. Seguidamente empezó a beberla como si fuera alguna especie de alcohol. Internamente ella hubiese preferido que hubiese sido así. ―Creo que necesito algo más fuerte. ―Comentó, haciendo una mueca.―¿¡Por qué!? Osea, n-ni si quiera te gusta. No te gusta, ¿¡verdad!? ―Bethan negó con la cabeza. La pelirroja parecía a punto de colapsarse. ―¿Entonces que diablos? A ti no te gusta y dudo que tu le gustes a ella... ¡ No son compatibles en nada! Nadie tiene que casarse con nadie, somos muy jóvenes para tal cosa aberrativa. ¡Es una locura!

El pelinegro se acercó más a ella y la abrazó con fuerza para que no entrara en un colapso histérico. Él sabía que cuando su mejor amiga hablaba con tanta rapidez era por qué algo la molestaba o la ponia en estado de nerviosismo. En este caso, estaba seguro de que eran ambas cosas.

―Melissa será la líder de nosotros en cualquier momento.―Empezó a hablar Bethan mientras que enredaba el cabello pelirrojo de su amiga entre sus manos. ―.Mi padre, como ya sabes, antes era el jefe del ejercito de cazadores, por lo que todo el mundo cree que yo sería el esposo ideal y la mejor mano derecha para ella. Ya sabes, para cuidarla y proteger a nuestra gente. Créeme, esto no ha sido una sugerencia, ha sido una orden.

―¿Acaso no puede protegerse sola la idiota esa? ―Replicó Olivia como una verdadera niña pequeña.

―Livvy...

―¡Nada de "Livvy", Bethan! ―Chilló la pelirroja. ―No tienen derecho obligarte a tal cosa. Es una estupidez muy grande. Muy muy grande.

- Es una buena chica, livvy. Se estaría haciendo para asegurar que nuestro mundo sea uno mejor que el de ahora. Es un sacrificio que tendría buenos frutos.

- ¿ Te estás escuchando? ¡ Estas loco si crees que permitiré que te cases con ella cuando ninguno de los dos se ama! No voy a dejar que arruines tu vida al lado de una persona tan superficial! ¡Es muy tonto eso!

《Deberías amarme a mi, y solo a mi. Solo yo tengo permitido estar contigo.》 pensaba Olivia.

Ambos bajaron la cabeza y dejaron de hablar por unos escasos minutos. Minutos que le dieron ideas a Olivia para pensar. Una idea tanto apresurada como desesperada se le cruzó por la mente y eso fue como un bombillo en ella. Se soltó de los brazos de Bethan y le tomó la mano antes de dedicándole una sonrisilla.

―Tengo una idea. ―Por alguna razón, aquellas palabras provocaron en Bethan que la piel se le pusiera de gallina sintiendo como los vellos de la nuca se erizaban. Nada bueno saldría de alli de eso estaba seguro. ―¿Y si nos casamos nosotros antes de que te obliguen a hacerlo con ella? Solo piénsalo, ¿qué será mejor que casarte con tu mejor amiga? La persona que más conoce de ti.

―¿ Que?

-¡Solo piensalo! Crecimos juntos, te he visto el culo peludo ya y nos tenemos la suficiente confianza como para convivir juntos. -aplaudió ella feliz, como si esa idea resolviera todos los problemas del mundo.

-¿Harias eso por mi, Livvy? -preguntó el.

Sin pensarlo ni tan solo un segundo, Olivia asintió energéticamente manteniendo aun la gran sonrisa en los labios. Y es que para ella esto no era ningún sacrificio, todos conocian ya los sentimientos que albergaba por su amigo el pelinegro. Claro, todo el mundo excepto Bethan.

―¡Claro que sí! ―Respondió ella.―Luego podríamos huir, huir lejos de aquí y seguir con nuestras vidas. Siempre hemos deseado salir de aquí, ¿recuerdas?

―No lo sé, Liv. ―Volvió a hablar el chico. ―No me suena a una buena idea. Además, debemos de cumplir las órdenes. Eso es lo que nosotros hacemos. No es lo correcto.

Tras la frustración que recibió Oligia al verse rechazada indirectamente, se levantó de golpe sobre sus pies y sin dedicar alguna otra mirada a Bethan simplemente empezó a caminar en dirección a donde todos los demás adolescentes se encontraban. Bethan también se levantó confuso tras la reacción tensa de su amiga. Sabía que aquella noticia no le haría feliz, pero tampoco pensó que se podría enfadar con él. ¿Por qué? No es que él tuviera culpa alguna de lo sucedido.

―Livvy, espera ¡Livvy! ―Gritó él, pero no recibió otra respuesta más que le sacaran el dedo de en medio. ―¡No seas así ,Olivia!

∞Mount Station || ALMAS GEMELAS: 1. La Guerra del Sur∞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora