C4: El héroe de la discoteca.

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—¿Te puedo hacer una pregunta?—cuestionó Nathaly haciendo que los pasos de Danna se frenaran de inmediato. Los ojos de la castaña se posaron en ella esperando a que comenzase a hablar.—¿No crees que es un poco...extraño la manera en la que Willy te miraba...?—Danna frunció sus cejas.

—¿Extraño...?—repitió.—No lo sé, a mi tu abuelo me pareció bastante normal...—respondiendo encogiéndose de hombros.

—¿Es en serio, Danna?—preguntó.

—No entiendo a dónde quieres llegar y lo cierto es que me encantaría que me dijeras que es lo que estás pensando...—replicó la chica.

—Willy te miraba de un modo extraño.—puntualizó.—Es decir, mi abuelo a veces es un poco extraño a diario pero...siento que hay algo más...—Danna negó divertida.

—¿La relación que Zabdiel y tú tienes con el señor William es muy estrecha, verdad?—Nathaly dejó escapar un pequeño suspiro. Conocía a Danna a la perfección y sabía que ese era su modus operandi para cambiar la conversación.

—Sí. Desde entonces sólo hemos sido los tres, nuestros padres a veces son algo ausentes pero Willy siempre está...—anunció siendo incapaz de no sonreír.

—Pues es increíble...

—Lo dices como si la relación que tienes tú con Dayan no fuese buena cuando ustedes son algo así como mejores amigas...—se burló y Danna rio en voz baja llevando su atención momentáneamente hasta la mesa donde Richard, Zabdiel y William permanecían sentados riendo entre ellos y luego se concentró en la mirada de su mejor amiga a su lado.

—La echo de menos...—aceptó.

—Pero sólo es cuestión de tiempo para que ella vuelva...—le recordó y una pequeña sonrisa se formó en sus labios cuando encontró a Zabdiel caminando en dirección a ellas.—Espera un momento, tengo que volver al tocador...—anunció la chica.

—Te acompaño.—respondió la castaña de inmediato.

—No es necesario.—replicó de inmediato.—Sólo dame un par de segundos ¿de acuerdo?

—Nath...—la llamó pero la chica no detuvo sus pasos. Danna soltó un largo suspiro y negó un poco.

—¿Danna?—la voz de Zabdiel hizo eco en sus oídos. Se congeló un momento y luego se giró lentamente para encontrarse con la mirada marrón del muchacho y una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

—Eh, hola...—respondió.

—¿Podemos hablar un momento?—cuestionó pareciendo un poco nervioso. Danna llevó su mirada un segundo hasta la dirección en la que Nathaly se había marchado antes de volver a mirarlo.

—Claro.—asintió.

Zabdiel le sonrió de nueva cuenta y su mano derecha le indicó la salida del local para que ella comenzase a caminar fuera del lugar. El local era lindo, tenía que admitirlo pero prefería hablar con ella lejos de todo el mundo –y donde Nathaly no pudiese vigilarlos- para hablar sin sentir presión pues la chica era una buena persona pero también demasiado obstinada.

Sujetó la puerta para que ella pudiese pasar y luego caminar un par de metros para tomar asiento en una de las bancas del jardín trasero de la cafetería. Zabdiel conocía perfectamente bien ese lugar, adoraba ir ahí pues le parecía realmente lindo. Era pequeña, cálida y acogedora y eso era lo que más amaba de ese lugar sin contar claro que se había hecho un gran amigo del anciano –y dueño del lugar- que atendía en la caja registradora. Porque para Zabdiel De Jesús era mucho más fácil entablar amistades con las personas mayores que con las personas de su edad.

K E Y || Zabdiel De Jesús|Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora