C19: Con cariño, Soldado Willy.

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El corazón de Danna apenas y paraba de latir descontroladamente dentro de su pecho. Inspiró profundamente sin soltar la mano de su novio que permanecía de pie a su lado contemplando fijamente la manera en la que el ataúd de su abuelo descendía lentamente. Su llanto ya no estaba presente: por lo menos no demasiado como el día anterior pero ella sabía que la batalla interna que estaba librando era realmente horrible. Lo comprendía porque ya había pasado por eso una vez.

Había permanecido la noche entera sentada junto a Zabdiel mientras él se desmoronaba una y otra vez No podía recordar haber vivido un momento más triste que ese definitivamente y la impotencia que había sentido en ese momento no se comparaba con nada.
Sentía la necesidad de hacer que el dolor que él sentía se fuera pero sabía que por mucho que quisiera ayudarlo no podía. Lo único que podía hacer era quedarse a su lado. Un sollozo escapó de los labios del muchacho y Danna sostuvo su mano con un poco más de fuerza.

—Zab…

—Lo voy a echar mucho de menos…—susurró y el corazón de Danna se rompió de nueva cuenta.

—Ya lo sé, mi amor. —murmuró. —Ya lo sé…

Las personas comenzaron a acercarse a los padres de Zabdiel y Nathaly para volver a darles sus condolencias antes de irse. Zabdiel se quedó en silencio y luego miró a Danna a los ojos. Ella retiró sus lágrimas con sus dedos y volvió a tomar su mano. —Danna…

—Creo que ahora es momento de que descanses un poco ¿no crees…?—comenzó.

—Es que no quiero dormir. —respondió.

— ¿Entonces…?

—¿Me acompañarías a casa…?—cuestionó en voz baja.—Creo que podríamos abrir el cofre de una vez ¿no…?—Danna asintió lentamente.

—Si eso es lo que quieres no tengo problemas.—susurró.—Pero con la condición de que después de eso vas a intentar descansar un poco…

—No, yo…

—Zab, por favor…hace tres días que no duermes…—Zabdiel la miró fijamente un momento.—Por favor…

—¿Vas a quedarte conmigo…?

Danna asintió.—Siempre…

—Danna…—la chica se giró lentamente. Los ojos marrones de su mejor amiga la contemplaron un momento, soltó la mano de su novio y se encaminó en dirección a ella para envolverla en un largo abrazo.—Lo lamento…

—Está bien, Nath.—susurró.—No tienes que disculparte por nada…

—Willy tenía razón…estaba siendo egoísta y no quería darme cuenta.—explicó. Danna negó de nueva cuenta. Nathaly se apartó lentamente y los miró a ambos.—De hecho quería pedirles una disculpa a los dos…sé que no es mejor momento para hacerlo pero en realidad actué de una manera infantil y…mi abuelo me hizo darme cuenta de eso…

—Realmente no tienes que decir nada, Nathaly.—respondió Zabdiel.—También fuimos egoístas porque tenías razón, en algún momento te hicimos a un lado pero no fue a propósito…

—Lo sé.—susurró.

—No te preocupes, Nath. Está todo olvidado.—le dijo la castaña obsequiándole una pequeña sonrisa que ella apenas y correspondió.

—¿Entonces…somos amigas otra vez?—Danna negó y el corazón de la chica se hundió.

—Nunca dejamos de ser amigas, Nath. Y nunca dejaremos de serlo…

(…)

—Este el cofre…—anunció Zabdiel en cuanto entraron en su habitación. Danna se quedó de pie contemplando el pequeño cofre de madera con un candado extraño. Zabdiel lo dejó sobre la cama y un segundo después tomó asiento frente a él.—Ven aquí…—le indicó.

Ella avanzó lentamente y se sentó frente a su novio mientras él sacaba de su bolsillo el dije de Danna con la llave. Se quedó observándola un momento antes de introducirla dentro del pequeño candado. El cofre cedió y el corazón del muchacho se aceleró.

Lo primero que encontraron fueron algunas fotografías, algunos Zabdiel los reconocía como parte de la familia de su padre. Había una foto de su bisabuela con un niño que supuso sería William pero lo cierto era que la fotografía era bastante  vieja.

Danna la tomó entre sus manos y sonrió.—Es Willy…—anunció. Zabdiel la miró.—Dice Amapola y William De Jesús…era su madre…

—Esta eres tú…—anunció el muchacho tendiéndole una fotografía. Los ojos de la chica se abrieron por completo observando a la Danna que le devolvía la mirada desde la fotografía vieja vistiendo un vestido azul y lanzándole una amplia sonrisa, excepto que esa no era Danna. Era Shelby.—Eres idéntica a ella en verdad, Dan…

—Ahora lo comprendo…—murmuró.

—Y hay varias fotografías más de ellos dos juntos…—agregó mirándola.—Y joyas…supongo que a eso se refería Willy cuando dijo que era la herencia…

—¿Qué es eso?—cuestionó señalando una pequeña cajita negra. Zabdiel también la miró un segundo y negó un poco.

—Es un anillo de compromiso.—anunció abriéndola. Se la tendió a su novia y el corazón de la chica se aceleró.—Y creo que era para Shelby…

—Es completamente hermoso.—respondió.

—Lo es…—susurró volviendo su atención al contenido del cofre.—¿Zab…?

—Aquí hay una carta para Shelby…el sobre tiene su nombre…—Danna lo miró un momento.—Y esta es la letra de Willy pero el papel parece un poco…viejo…

—Debe de ser de cuando eran jóvenes…—supuso la castaña. Zabdiel asintió.—¿Hay otro sobre?

—No.

—Hay otro sobre.—le informó la muchacha.

—¿Qué?—susurró. Hizo a un lado las fotografías y su corazón se aceleró de inmediato cuando encontró un sobre con su nombre.—¿Qué diablos…? Es una carta…para mi…esto no tiene sentido, se supone que este cofre no se ha abierto en muchos años…

—Ábrela, Zab.—le indicó.
Él le ofreció una pequeña sonrisa y comenzó abrir el sobre cuidadosamente, miró a su novia un momento.—Si quieres puedo salir para que leas en privado…

—No, quédate conmigo.—le pidió.

—¿Seguro?—él asintió.

—Completamente seguro, mi amor…

Querido Zabdiel…

Sé que debes estar pensando que las cartas son algo anticuado porque vamos, los jóvenes tienen ese tipo de pensamientos. Sé que te dije que el cofre no se podía abrir con otra llave  y en realidad no se puede; solo que encontrè la manera de introducir esta carta.

Primero que nada quiero pedirte perdón por haberte inmiscuido en esto. Tal vez solo estaba siendo un anciano terco que pretendía aferrarse a algo que había pasado pero en el fondo tenía la esperanza de encontrar a Shelby por eso te pedí ayuda.

Pero cuando me di cuenta que habías encontrado a Danna también supe que habías encontrado a Shelby sin ni siquiera proponértelo. Ella es la viva copia de su abuela cuando era joven, lo supe desde el momento en el que la vi. ¡Son idénticas!

Solo quería decirte que eres el nieto que cualquier anciano querría tener, eres comprensivo, amable y tienes los sentimientos más bonitos que alguien podría tener. Sé que cuando me vaya vas a sufrir, lo sé porque te conozco como la palma de mi mano…pero si te sirve de algo, estaré en un lugar mejor. Tienes que jurarme que vas a continuar con tu vida y que no vas a caer en una depresión profunda como lo hice yo cuando Christine se me fue. Piensa que estaremos juntos y felices cuidándote desde el cielo, porque vamos…espero irme al cielo.

Sonríe, Zabdiel. Una vez le dije a Shelby que estaba seguro que nuestros años iba a trascender en el tiempo y en el espacio y ahora estoy completamente seguro que lo hizo a través de ti y a través de Danna. Son como una versión joven del amor intenso que sentimos nosotros en nuestro tiempo. Cuídalo, Zabdiel. Cuiden su amor y manténganse unidos.

También espero que me perdones por haberte alentado a irte a Alemania con Danna pero si te decía que estaba en mis últimos días entonces nunca te ibas a separar y no quería esto para ti. Tal vez estés enfadado un tiempo conmigo por haber hecho esto pero era necesario, créeme.

Se muy feliz. No es una petición, es una orden de general a cadete. No es una despedida como tal, sino un hasta pronto.

Te amo y te voy a amar siempre. ¡Acata la orden, Zabdiel!

Con cariño, Soldado Willy.

Zabdiel sollozó de nueva cuenta sosteniendo entre sus manos una hora de papel doblaba por la mitad. Danna lo envolvió en un abrazo y dejando un beso sobre su cabeza tratando de consolarlo.

—En verdad lo siento, Zab…—susurró.

—Él sabía que se estaba yendo. Siempre lo supo y nunca dijo nada.—Danna negó.—Maldita sea…pudimos ayudarlo y él no quiso, Dan…

—Zab…Zab, escúchame…—le pidió ella en voz baja.—Sé que no vas a entenderlo en este momento pero…todas las cosas pasan por algo, Zabdiel. Todo…

—¿Y cómo sigo…?—le preguntó en voz baja. Danna se apartó de él para poder mirarlo a los ojos. Acunó el rostro del muchacho entre sus manos y apoyó su frente en la de su novio.

—Juntos. Willy quería que siguieras adelante y que fueras feliz…y eso es precisamente lo que tienes que hacer, Zabdiel De Jesús…nada más que eso…
Zabdiel sollozó de nueva cuenta y la abrazó con fuerza apoyando su cabeza en la clavícula de la chica.—Quédate conmigo, Dan…—murmuró.—Por favor…

—Pues claro que me voy a quedar contigo, Zab… por siempre…

(…)

Selby inspiró profundamente sentándose sobre su cama. Sacó la hoja del sobre que Danna le había entregado un par de horas antes luego de pasar toda la tarde con Zabdiel e inspiró profundamente preparándose mentalmente para comenzar a leer.

Querida Shelby Gardner…

La verdad es que esta es la primera vez que escribo una carta y no sé muy bien por donde comenzar. Aunque supongo que debería decirte que si estás leyendo esto es porque me ido a la guerra.

Hace unos días me llegó la noticia de que figuro entre los elegidos para ir a combate, nuestros soldados son potencia en general pero no son suficientes para derrotar el enemigo. No sé cómo decírtelo porque pareces realmente feliz: sé que eres feliz y no me veo capaz de ser yo el que destroce esa felicidad, amo la manera en la que sonríes y la sonrisa de tus labios debería ser permanente. Busqué por todos los medios el momento apropiado para decírtelo pero no encontrè otro así que te lo terminé diciendo así. Sin prepararte mentalmente para lo que viene.

Seguramente cuando nos despidamos en la estación será uno de los momentos más duros de mi vida. Tendría que haberte dado un anillo de compromiso pero lo cierto es que no pretendía atarte a mí de por vida, suena egoísta tomando en cuenta que no sé si volveré de la guerra o no así que prefiero hacerlo si alguna vez regreso.

Espero que hayas ido por el cofre porque de otro modo terminarás leyendo esto en muchos años…quizás esté muerto para ese entonces, no lo sé y tampoco es que quiera pensar demasiado en eso.

Solo quería que supieras que no puedo sacarte de mi cabeza ni un solo momento, me robaste el corazón y no es que quiera que me lo devuelvas de todos modos.

Mañana cuando me vaya a la guerra me vaya a la guerra me llevaré todos y cada uno de los recuerdos que tenemos juntos, Shelby Dayan Gardner. Me llevaré el sonido de tu risa, la manera en la que mi cuerpo se siente cuando tomas mi mano, la manera en la que tus labios se curvan cuando me sonreís y como tus ojos se vuelven un poco más pequeños. Me llevaré en la memoria la suavidad de tus labios y la calidez de tus besos. Me llevaré guardada la manera en la que me miras a los ojos. ¿Recuerdas el primer beso que compartimos? Dios, apenas y puedo dejar de sonreír cuando pienso en ello. Cuando esté en batalla y sienta que no puedo más te recordaré porque eres precisamente tú quién me da el valor y la fortaleza para seguir adelante.

Te amo. Te amo  y te amo. Te amo hoy, mañana, en un mes, en un año y en sesenta años más también. Te amo por siempre.

Te amo como nunca he amado en la vida y te voy a amar por el resto de mi vida sin importar si estoy vivo o muerto porque incluso así te seguiré amando por lo que dure la eternidad y te estaré esperando para volver a estar juntos porque pase lo que pase nuestro amor nunca terminará…es sincero. Es puro y el amor así transciende en el tiempo y el espacio.

No tengo nada más que decir realmente, todo lo que te podía haber dicho ya te lo dije.

Cuídate mucho, Shelby. Sigue con tu vida y sé muy feliz.

Tuyo por el resto de la eternidad.

Con amor, William De Jesús.

Se limpió las lágrimas que escurrían por sus mejillas son el dorso de su mano  y negó lentamente.—Por el resto de la eternidad, William De Jesús…


K E Y || Zabdiel De Jesús|Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora