Escape

818 71 6
                                    

--Bien señores, ya pueden empezar su examen.

El ogro de Lee volvió a sentarse en su asiento luego de entregarnos los exámenes de su materia.

Este era el examen que Brad había robado de su oficina, de seguro ahora era otro. Me pareció demasiado fácil, y en cuestión de minutos lo terminé.

Me coloqué de pie, tomé mi mochila y caminé hacia donde se encontraba Lee. Sin voltear a verlo dejé mi examen sobre el escritorio para enseguida caminar con rapidez.

---¿A dónde cree que va señorita?

Agarró una de mis manos para que me detuviera, lo miré fijamente y el a mi. Al sentir su mano sobre la mía, una corriente eléctrica me recorrió por todo el cuerpo.

---¿A casa?

Respondí soltandome ligeramente de su agarré. A el no parecía importale mi incómodidad, la cual sabía que notaba.

---Necesito hablar con usted, quedese.

Ordenó autoritario.

¿Para que?

---No puedo porque debo ir a...

---Señorita Millers, no se lo estoy pidiendo.

Arrastró sus palabras.

Le lancé una mirada asesina y a paso lento y cansado, volví a mi asiento.

Odiaba tanto a este profesor, lo odiaba con toda mi alma.

Sonó el timbre, y al fin todos entregaron su examen.

Observé al ogro de ojos azules desde mi asiento, el removia las hojas posadas sobre su escritorio. Sabía que era muy joven pero generalmente su seriedad lo hacía ver mucho más mayor de lo que en realidad era.

---Venga.

Volvió a ordenarme, y yo de muy mala gana lo obedeci.

---¿Que ocurre profesor?

Miré de reojo el examen que tenía entre sus manos. Era el mío.

---Creo que no es necesario que lo revise ¿No es así ?

Desconcertada vi como casi sin mirar la hoja ponía un 10 en ella.

¿Qué pretendía?

---Ambos sabemos que hizo trampa en este examen.

Tragué saliva con dificultad. Don ogro sonreía con autosuficiencia.

---Se equivoca, yo estudié.

Era la verdad.

Una risa burlesca salió de el.

---Por favor, dejé de mentir. Pero bueno, quiero ayudarla.

El mentiroso obviamente era el. Se notaba a leguas su falsa empatía.

---¿Que es lo que quiere? Digalo ya.

Coloqué mis manos sobre el escritorio.

Me miró sorprendido, y si, no iba a dejar que me amedrentara.

---Quiero que hagas algo para mi.

Su mirada me recorrió todo el cuerpo, esto no me gustaba para nada.

Pervertido...

Sonreí

¿Por qué?

¡Ponte seria!

---¡NO! ¡De ninguna forma! ¡Ni lo piense!

Sentí que mis mejillas ardían, a mi mente vinieron muchas imágenes de el profesor y yo haciendo cosas prohibidas.

Distrayendo al profesor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora