Capítulo 5: Cosas extrañas suceden y un chico apuesto aparece

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Había sido horrible. Me levante con un estruendoso grito, haciendo que todos voltearan a mirarme con extrañas miradas. Agarre mi cabeza entre mis manos, tratando de asimilar el sueño que recientemente había terminado. Lagrimas de mis azules ojos salieron, cayendo en mis piernas mientras sollozaba. Sara se levanto de su asiento y por el rabillo del ojo, pude observar que le dijo algo al profesor, luego acercándose a mí y ayudándome a levantarme para llevarme a no sé dónde, al mismo momento en el que caminábamos, se escuchaba una risita al fondo; Anne Marie. No le di importancia y seguí caminando.

Al salir del salón de clases, Sara me abrazo y yo agradecida acepte su abrazo, pero correspondiéndolo con más fuerza mientras aún lloraba. El sueño me había dejado muy mal

—Ya nena, ya. Solo fue una pesadilla, un mal sueño… —trato de calmarme mi rubia amiga.

—Sí… debe ser eso, pero… fue tan real Sara. —conteste con seguridad.

—Cuéntame lo que viste —me alentó.

—Pues… Parecía que… No, no parecía, yo estaba en un bosque, muy, pero muy oscuro. Había neblina y casi no se podía ver bien. Las ramas de los árboles comenzaban a crecer, querían como que atraparme. Se escuchaban voces, no sé si era de un niño o un hombre, porque sonaban de la misma u otra forma. Querían algo que no sabía que era —me detuve un momento y mire a Sara un poco aterrada por recordar ese sueño. Ella asintió.

—Continúa —dijo.

 Y así mismo hice.

—Había comenzado a correr lo más rápido que podía para que no me alcanzara él o la cosa que me quería. En verdad que no estoy del todo bien como para decirte si te estoy contando lo que soñé o no… —suspire—. Luego de un rato de correr, pedí ayuda. Y un chico, o un hombre… No pude ver su cara, me abrazo, beso mi coronilla y me dijo que todo estaría bien mientras estuviera con él…Y luego… —no pude continuar, ya que ese recuerdo, el que había visto con tanta claridad, se había grabado a fuego en mi mente, y tenía miedo de que algo así en verdad sucediera. 

—Mira Aline, solo fue un sueño. Un simple y tonto sueño, ¿ok? No tienes de que preocuparte por boberías.

—Pero… —iba a decir algo más, pero no pude, pues Sara levanto la mano y me dio un zape en la frente, haciendo que parara de hablar.

—Nada de peros niña. Solo olvida eso y ve hacia la enfermería, para que descanses un rato.

—De acuerdo —Asentí y me fui hasta la enfermería, dejando a Sara ahí parada.

Al entrar, pude ver que no se encontraba nadie, parecía que la señorita Facini no se encontraba. Era un lugar de color celeste, con los muebles necesarios para una sala de enfermería de un colegio, Me acerque a la camilla y me recosté un momento, dándome para respirar y tratar de pensar que, ese sueño, solo había sido eso, un sueño, como había dicho Sara.

Pasaron 15 minutos y yo aún seguía acostada, mirando al techo sin poder dormir siquiera un poco. Escuche que alguien tocaba la puerta y asomaba su cabeza. Se trataba de un niño, que aparentaba unos 13 o 14 años más o menos.

Tenía cabellos negros como la noche, y unos ojos color azul profundo, tan profundo como el mar.

—La señorita Facini no se encuentra, ¿te ayudo en algo? —le pregunte al muchacho, incorporándome en la cama.

El entro a la habitación.

—Si no es mucha molestia, ¿podrías ayudarme con una raspada? —me pregunto, acercándose a mí y sentándose al lado mío, colocando su pierna en la cama para enseñarme su herida.

El Error del Ángel (Detenida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora