Capitulo 9: Bienvenido a casa, papá

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Era tan graciosa esta situación… Siempre me pasaba cosas muy extrañas, pero jamás pensé en algo como esto, ser arrastrada hasta el fondo del mar hasta ahogarme y morir… Ja…

Patalee todo lo que podía, pero esa cosa no me soltaba para nada. ¿Así era como iba a terminar todo? Demonios… En verdad que no quería morir, y menos así en donde no podría ver a nadie; todo era oscuridad.

Me dolía el pecho, y mi vista se empezaba a tornar borrosa en tiempos.

Eran mis últimos minutos de vida, ya nada podía hacer.

Todos mis ideales se habían ido por un tubo. Mis metas, mis sueños, mi futuro, todo… Ya no podría estar con mi familia, con mis amigos… ¿Se pondrían triste si muero? Claro que si estúpida, me respondió mi subconsciente.

Marcus estaría enojado con él mismo por no haber estado conmigo.

Cameron lloraría como no tenía idea, y lo haría por todas las veces que no había llorado.

A mi padre le daría igual, después de todo, nunca le importe…

Mi pequeña rubia, Sunshine, ella también lloraría, pero de frustración al saber que la deje sola con un montón de imbéciles en la vida.

Las locas rubias, Sara y Aria, me golpearan después de la muerte, y si se puede, me corretearan por dejar que me venciera esa cosa… Los demás se sentirían igual o peor…

Y Julian… Un momento, ¿Quién es Julian? ¿Marcus…? ¿Cameron…? ¿Quiénes son ellos…? Tengo la sensación de que no los conozco… Qué extraño…

La cosa me jalaba más al fondo. Entre más hacia eso, más recuerdos se iban confundiendo.

Otros recuerdos iban surgiendo. Eran palacios. Lustrosos. Brillantes. Bosques grandes. ¿De donde eran esos recuerdos? Entonces rostros borrosos pasaban frente a mi. Gente pasaba frente a mí. Parecían no notarme. Era invisible para ellos. 

Pero poco a poco esas visiones se iban. Se remplazaban con dolor. Un dolor muy grande en el pecho, mucho más que minutos antes. Me hacían querer gritar. Llorar. Querer morirme ya. Grité.  Pero lo único que conseguí fue tragar más líquido.

Estaba a punto de caer en una profunda oscuridad cuando a lo lejos divisé algo. Venía hacía mí. Era algo borroso. Pero aun así lo distinguía. El brillo. Tenía algo brillante en la mano. Luego esa otra cosa lo lanzó hasta un punto cerca de mis pies y sentí mi tobillo liberado. Me había soltado. De repente el dolor se había ido. Los recuerdos volvían. Cameron. Marcus. Julian. Sara y Aria. Volvían a estar en mi cabeza. Volvían a ser familiares.

Sentí como unas manos me sostenían. Algo me llevaba. Pero me dolía demasiado la cabeza. Sentí mis brazos cansados. Antes de cerrar los ojos para dejarme caer en la inconsciencia, atisbé algo escamoso, una gran cola escamosa.

Y su hermosa voz que podía escuchar en mi cabeza… 

Aun no es tu tiempo, mi querida niña… Vive todo lo que puedas y se feliz, porque luego, esa felicidad para ti se convertirá en dolor y tristeza…

¡…INE! 

¿Qué…? Alguien me está llamando… 

El Error del Ángel (Detenida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora