7.Vidente

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 Nunca había visto algo así. Hasta ahora lo único que había sido capaz de hacer era soñar con el día en el que vería con sus propios ojos una isla poblada por los humanos, pero nunca se había imaginado que fuera algo como aquello. Adoquín -así lo había llamado Yeosang- bajo sus pies, humo en sus ojos, apretujada incómodamente entre dos hombres. Cuando mira a su izquierda el cocinero, Yunho, sonríe fácilmente y el brazo que cuelga de su hombro se tensa. Cuando mira a su derecha, Jongho simplemente mira hacia otro lado, y se le vienen a la cabeza cientos de razones por las cuales le odia.

 Tras recibir la pequeña visita de Wooyoung y San, el artillero, Mingi, había anunciado que el barco por fín había llegado a un isla. Yeosang la había subido hasta la parte frontal del Treasure, desde donde pudo ver por primera vez que salió de su isla tierra civilizada. El barco atracó en uno de los pocos muelles libres que quedaban en el puerto, para el gran entusiasmo de la tripulación.

 El mar era su casa, y sabía que para muchos de ellos también lo era, pero tenía que admitir que ver lo mismo durante semanas tenía que acabar siendo aburrido. También era difícil tener comida fresca en el barco, puesto que se caduca con rapidez, por lo que la mayoría de la tripulación no había dejado de hablar sobre las delicias que podrían degustar una vez tuvieran la oportunidad de explorar la ciudad. Elías fue le primero en desaparecer, algo muy común según su maestro siempre que atracaban el barco en una isla. Nadie sabía el motivo, pero siempre desaparecía durante horas; a veces traía consigo medicamentos, ingredientes para ungüentos, y otras ropa nueva para la tripulación.

 Ella también había aprovechado para salir, pero su maestro fue más rápido y la encomendó una pequeña misión; si quería salir, debería ser acompañando a Yunho y Jongho al mercado en busca de nuevos víveres con los que abastecer el barco.

- Así que tu eres la famosa tesoro, ¿no es así? – Yunho le sonríe con alegría.

- ¿Si?

 Su respuesta suena más a una pregunta.

- ¡Eres adorable! – exclama el cocinero, quien aprieta sus mejillas con una sola mano para su completa vergüenza.

 Escucha un pequeño soplido a su derecha lo que hace que quiera introducirse en un agujero y morir. El cocinero de cabello oscuro y altura comparable a la de un gigante esta demasiado cerca, es demasiado físico con ella. Le dedica una torpe sonrisa, o al menos lo intenta, antes de apartar la mano de su rostro con suavidad.

- ¿Dónde ir? – intenta distraer al hombre antes de que volviera a abrazarle. No creía ser capaz de poder aguantar más abrazos sorpresa de la gente de aquella tripulación. ¡Se suponía que eran piratas, hombres sedientos de sangre que atacaban ciudades y mataban sin piedad!

 Yunho se detiene en medio de la calle y mira a su alrededor. El sitio está abarrotado de gente, vendedores que negocian con sus clientes, y mujeres vestidas con ropas coloridas que escogen accesorios que ponen en sus cabellos. Eleva sus manos para peinar su cabello largo y desordenado, y por un momento le inunda una sensación de anhelo al ver todas aquellas joyas.

- ¿Quieres una horquilla, tesoro?

 La cabeza de Yunho descansa sobre la suya, pillándola por completa sorpresa, y se gira de golpe. El cocinero la esquiva de milagro, gracias a sus reflejos, y evita ser golpeado en la mandíbula.

- ¡Yo siento! – grita. Horrorizada, pero el joven simplemente le dedica otra sonrisa.

 Empieza a temer por su cordura, aquella era la única expresión que le había visto hacer desde su llegada al barco.

- ¿Podemos darnos prisa? – puede ver el vapor salir de las orejas de Jongho, visiblemente molesto, con su mirada puesta sobre ellos – Me gustaría volver al barco cuanto antes.

Hija del Mar: El Espejo de Afrodita [Ateez fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora