Desde lo más alto del cielo la luna bañaba con su luz la cubierta del barco. Hacía frío, y la neblina no la dejaba ver con claridad lo que se encontraba frente a ella. Intentó moverse y descubrió, sorprendida, que se encontraba atada al mástil. Se removió con todas sus fuerzas, pese a que sus esfuerzos fueran en vano. Debía huir, debía liberarse. Entonces lo escuchó. Arrastrada por la brisa marina, fantasmagórica y fría, una risa resonó a su alrededor. Dejó de removerse y puso toda su atención a sus alrededores. Escudriñó con su mirada hasta que lo vió, una figura se movía entre la neblina, acercándose poco a poco hacia ella. Asustada, volvió a removerse en un intento de aflojar las ataduras que la apresaban.
Oía el crujir de la madera por cada paso que daba, mientras la misma risa se repetía una y otra vez. Poco a poco la figura se hizo paso entre la neblina, descubriéndose frente a ella. Se detuvo de golpe al ver, horrorizada, a su hermana frente a ella. El cuerpo sin vida de su hermana sonrió, y de la comisura de sus labios cayó una gota de sangre hasta desaparecer en el espantoso corte en su cuello, del que brotaba sangre sin cesar.
- ¿Por qué dejaste que me matase? – separó sus labios, dispuesta a responder a su querida hermana, a explicarse, pero no encontró la voz. Su hermana le miraba con las cejas fruncidas, sus ojos rebosaban dolor, tristeza, traición. – Pensé que me querías, pero por tu culpa estoy muerta.
Negó con la cabeza desesperada. No conseguía hablar, por más que lo intentase era como si su voz hubiera desaparecido.
- Creí que escaparíamos juntas, o moriríamos intentándolo – sin previo aviso se abalanzó sobre ella y agarró su cuello, apretando con fuerza y clavándole los dedos en la carne. Intentó respirar, deshacerse de sus ataduras y liberarse de su agarre. - ¿Por qué solo vives tú? ¿Por qué tuve que morir y no tú? Siempre fuiste su favorita, y te odiaba por ello.
- Por favor...
- Es lo que mereces.
Se despertó de golpe, luchando por poder inhalar algo de aire. Estaba enredada en las sábanas de una cama extraña, empapada de sudor. El corazón le latía desbocado y su respiración era entrecortada. Se llevó las manos hacia el rostro. Solo había sido una pesadilla, pensó.
- Por fin despiertas.
Abrió los ojos sorprendida. Retrocede hasta quedar pegada contra la pared, llevando sus piernas contra el pecho en un movimiento rápido, dejando escapar un grito lleno de dolor.
- No te muevas idiota.
Alza la vista y la posa en el dueño de aquella voz. Un joven de estatura baja y delgado, vestido en una simple blusa bajo un pequeño chaleco y unos pantalones cortos hasta sus rodillas. Alrededor de su cuello descansan algunas cadenas de plata con extraños símbolos que no consigue reconocer, y varios mechones de su pelo caían libremente por su rostro, tapando sus ojos castaños. Todo sobre aquel joven le parecía extraño, su apariencia era demasiado suave, nada como la de un pirata.
Entonces ve la pequeña daga atada con una correa en su muslo derecho.
Se pega aún más contra la pared, apartando su mirada del joven. Si iba a matarla, no quería verlo venir. De aquella forma, quizá sería más llevadero.
- Mi nombre es Elías – el joven comienza a hablar una vez más, sentándose en una silla opuesta a ella. Su voz es suave y tranquilizadora, piensa mientras continúa hablando – Soy uno de los médicos a bordo del Tesoro, y quien ha tratado tus heridas. Es admirable cómo pudiste aguantar tanto tiempo con una herida de mosquete infectada.
Observó los vendajes en su pierna, siseando dolorida al presionar un dedo sobre estos. Aquello pareció divertir al joven, quien le miraba con detenimiento y curiosidad. Entonces se percató del extraño, e incómodo debía de añadir, ropaje que portaba. Miró confundida al joven, quien dejó escapar una pequeña risa.
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Hija del Mar: El Espejo de Afrodita [Ateez fanfiction]
AcciónEl mar guardaba secretos y tesoros inimaginables; era el protagonista de muchas de las leyendas e historias que marineros y piratas contaban en las tabernas a quienes tenían le valor de escuchar. Eran solo eso, leyendas, pero ella era real y lo que...