Si hay algo que ha aprendido sobre su maestro, es que su obstinación no tenía límites. Tras haber encontrado aquel libro con el mismo símbolo de la carta de tarot, su maestro se había prácticamente encerrado en el estudio intentando descifrar su contenido. No era un idioma que ella entendiera, ni si quiera su maestro parecía entenderlo, nadie del barco podía. Por ello decidió hacer lo mismo, estudiar tanto como pudiera para poder ayudar, pero había algo que no dejaba de distraerla.
El anciano de la tienda de libros.
"Me alegra descubrir que has encontrado el camino. Sé fuerte."
Aquellas palabras que deberían de darle esperanza, tan solo conseguían que la angustia se hiciera con ella. ¿Camino? No había encontrado nada, tan solo un libro que nadie es capaz de leer. Nunca antes había estado más perdida. Pero aquellas palabras no eran las únicas palabras que se negaban a dejarla tranquila.
Con mucho cuidado para no despertar a su maestro, el cual se había quedado dormido sobre todo el montón de libros y manuscritos que había recopilado sobre la mesa de su camarote, se levanta y se dirige hacia la cubierta del barco. Necesitaba respirar aire fresco, quizá aquello le ayudase a despejar su mente. A medida que subía los peldaños de madera y caminaba hacia el balaustre, aquellas palabras la perseguían y resonaban en ella como una de las canciones de Aurora, como un aviso de lo que aquella tarea podría acarrear a la larga.
"Ten cuidado hija del mar, pues nunca encontrarás lo que anhelas siempre y cuando sigas con vida"
Se sienta en la cubierta, el nudo en su garganta la hacía difícil respirar de lo grande que se había hecho. El cielo sigue teñido de un índigo oscuro, decorado por las estrellas esparcidas por el lienzo de color púrpura oscuro que se desvanece poco a poco, preparándose para que el sol asuma su papel una vez asome por el horizonte.
Rodea con su brazos ambas piernas y esconde su rostro contra ellas. Tenía miedo, miedo a lo que el camino podría guardar para ella, pero ese no era le motivo de sus lágrimas. No, lo que le hacía llorar, lo que le hacía encerrarse en el estudio junto a Yeosang durante días sin salir no era miedo; era la frustración de no conseguir ser de ayuda para nadie. Se suponía que tras encontrar a Hongjoong y conseguir su ayuda, las cosas se volverían más claras, que el camino que Aurora quería que siguiera se descubriría ante ella, pero lo único que tenían era ese maldito libro y las amenazas de un adivino.
- ¡Tesoro! ¿Qué haces arriba tan pronto?
Sobresaltada, levanta la mirada mientras limpia cualquier rastro de lágrima de su rostro, escondiendo aquellas que se habían convertido en perlas al caer de este. Debía de evitar que la viesen llorar, no sabía si los humanos tenían conocimiento sobre las lágrimas de las sirenas, sobre cómo se convertían en perlas tan brillantes y puras que podrían competir con las estrellas.
- Y-Yunho... - siente su rostro arder por la vergüenza al oír como suena su voz, como si se hubiera bebido un tarro de arena, mientras que el alto maestro de batalla se acerca hacia ella. Sus pasos eran absurdamente más ruidosos ahora que la cubierta estaba completamente vacía y que el océano estaba en calma.
Sus manos estaban escondidas en los bolsillos de su pantalón y sus mejillas, al igual que las suyas, se encontraban enrojecidas por el aire frío de la noche. Aun así, su sonrisa era tan brillante como siempre, la cual creció al pararse frente a ella.
- ¿Qué haces arriba tan temprano, tesoro?
- No poder dormir – murmura en respuesta, temblando ligeramente.
La fina tela de su ropa no hacía mucho contra el frío de aquella noche. Yunho estudia el rostro de la joven frente a él, era notable que había estado llorando gracias a sus ojos algo enrojecidos e hinchados. Ella quiere explicarse, encontrar la más mínima excusa, pero Yunho simplemente le sonríe y se sienta junto a ella. Estaba segura de que si Wooyoung o Mingi estuvieran con ellos, se reirían de lo cómica que era aquella situación. ¡Al lado de Yunho, parecía una hormiga! Y no se refería solo a la gran diferencia entre sus alturas, sus complexiones también eran dos mundos diferentes.
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Hija del Mar: El Espejo de Afrodita [Ateez fanfiction]
ActionEl mar guardaba secretos y tesoros inimaginables; era el protagonista de muchas de las leyendas e historias que marineros y piratas contaban en las tabernas a quienes tenían le valor de escuchar. Eran solo eso, leyendas, pero ella era real y lo que...