Descendants Of The Mafia | D.S 3

Capítulo 51

1 semana después.

Pov's Skyler

Termino de guardar las pocas cosas que quedaban dentro de la caja para cerrarla con cinta adhesiva. Nadie se imaginaria que una semana después de lo ocurrido estaríamos terminando de empacar para irnos definitivamente a New York, lugar en el que tendremos nuestros apartamentos por separados pero en el mismo edificio.

Abrielle aparece cargando la última caja que quedaba en la habitación de Stephen para dejarla junto al motón que se encuentra en la sala. Todo el departamento se encuentra vacío, cada uno de los muebles fue donado al orfanato en el momento que vimos los carteles que anunciaban el recibimiento de aportes para la remodelación. Lo único que queda en las habitaciones son las camas y una mochila con la ropa que nos colocaremos mañana.

El equipo de Meyer comenzó su viaje hace 3 horas acomodando su equipaje en los autos como pudieron. Nosotros saldremos pasado mañana para tener tiempo de despedirnos como corresponde, al igual que mi padre. Derek decidió viajar a Miami por tiempo indefinido, según él necesita alejarse de todo por un tiempo y asimilar la partida de mamá.

– ¿Están seguros que nos les falta nada? –interrogó Jensen ingresando al vacío salón.

– Las cosas de Zarek junto a las mías están todas empacadas –aseguro– Deberías ver si Dax no perdió la cabeza entre las cajas –comento sabiendo el enredo que debe tener.

– Iré a ver –contesta socarrón.

El sonido de un móvil distrae mi atención de la pila de cajas. Busco el aparato entre tanto desastre y lo encuentro junto a las cosas de Vincent. Abro el mensaje dejando salir una sonrisa entre mis labios al ver de quién se trata.

Karter

Espero que tengas tiempo para este humilde servidor, princesa.

Estoy abajo, te espero.

Skyler

Dame cinco minutos.

Después del funeral de mi madre, el pelinegro se encargó de distraer a Zarek lo que resto del día, fue y es un gran apoyo para ambos.

– Hermanita –llamo la atención de Abrielle.

– Dime –rueda los ojos ante la tonta sonrisa que se expande en mi rostro– Yo cuidaré a Zarek, ve antes de que se arranque –le lanzó un beso.

– Eres la mejor –exclamo saliendo del departamento.

No me detengo a esperar el condenado ascensor, corro escaleras abajo intentando no tropezar y hacer el ridículo frente a las escasas personas que prefieren las escaleras. Una vez que llegó al estacionamiento escaneo el lugar en busca de un hermoso volkswagen jetta de color azul. Al momento de encontrarlo no espero a subirme al asiento de copiloto.

– Hola pelinegro –le saludo sonriente.

– Hola castaña –rie.

Tenemos la rara costumbre de llamarnos por el color de nuestro cabello, cosa que no nos incómoda en absoluto. A pesar de haber conversado toda la semana sin sacar el tema de nuestra última discusión estoy decidida a darle la respuesta que busca está tarde, no puedo alargar más el tema sabiendo que en menos de 48 horas me iré a varios kilómetros de distancia.

– ¿Café y brownies? –sugiero alzando una ceja.

– Conozco el lugar ideal para eso –enciende el auto colocándolo en marcha.