6 - Un primer año muy extraño - Parte 1

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Narra Liam:

Después de ese gran primer día, las cosas iban muy bien en mi vida.

El resto del mes de marzo pasó desapercibido, no pasó nada de nada, tanto en en mi vida escolar, como en mi vida privada.

El 3er lunes del mes de abril, fui elegido brigadier del salón, por la votación de la mayoría absoluta. ¿Cómo fue? Pues para que se enteren les relato un poco de la escena:

Todos estábamos tranquilos en el salón, haciendo una tarea que se nos había encargado, cuando de pronto, la maestra nos interrumpe, diciendo que va a anunciar algo muy importante, por lo cual le prestamos mucha atención.

—Bueno chicos, el día de hoy elegiremos a nuestro brigadier del aula—señaló mi pelirrubia favorita—He seleccionado a dos posibles candidatos al cargo: Liam y Rodri—aclaró la maestra—Bueno, entonces comencemos...

—Maestraaaa, una pregunta—interrumpió Mary, mi mejor amiga (¡oh qué novedad!)

—¡SIN INTERRUPCIONES! Por favor...—la maestra cambió su tono de voz de un momento a otro—Bueno, ahora si... Levanten la mano aquellos que votan por Liam para el cargo de brigadier—20 de 27 personas levantaron la mano

—Ehh, levanten la mano aquellos que votan por Rodri para el cargo de brigadier—6 de 27 personas levantaron la mano, ya que uno de mis compañeros faltó—Bueno chicos, ustedes ya votaron, así que.. el nuevo brigadier es... ¡LIAM! ¡Felicitaciones!

Una ronda de aplausos retumbó el salón. Y pues yo, me empecé a sentir como si fuera el rey del mundo.

¡Qué genial fue recordar ese momento! Ellos mismos se condenaron a su muerte, ¿no? Jajajaja bien, no es mi culpa ser una persona tan querida y amada, ¿o si? 🤔.
Bueno... ¿Quieren saber cómo desempeñé mi labor de brigadier? Pues fácil, simplemente los gritaba, y... ellos callaban. Ahora si me hacían caso, ya que tenía un cargo—y un cordón—en mis manos (no como esa vez que hice el ridiculo). Desde ese entonces, me sentí muy poderoso y así lo hice saber en varias ocasiones.

En la 2da semana del mes de mayo, se celebró (como en todos los otros colegios) el Día de la Madre. Fue una celebración simple pero bonita para mi gusto. Primero, se realizó una actuación en el patio del colegio, en donde mis compañeritos desarrollaron sus mejores talentos, ya sea, en bailes, danzas, cantos o poesías (todas horribles por cierto). Yo, por obligación, tuve que participar en una poesía que presentaría todo el salón (La cuál salió muy bien, según yo). En fin, después de esa actuación, cada salón realizó un compartir con las madres de familia, en agradecimiento por la labor que realizaban con nosotros. El regalo que se les dio a las mamás, fue un accesorio de madera muy bonito, elaborado por nosotros mismos (me sentí orgulloso de hacerlo). Fue una reunión muy bonita.

Para consolidar mi cargo, el 7 de junio (Día de la Bandera), se realizó la juramentación de los brigadieres y policías escolares de TODO el colegio. Ustedes se preguntarán: ¿Quiénes fueron elegidos como policías escolares en mi salón? Pues... nada más, ni nada menos, que... Diego, Mary, Nayara y Rodri. Sin embargo, el único que mandaba en ese salón, era YO. Los otros solo hacían caso a mis órdenes (Eso si que sonó terrible, jajajaja). En fin, para dar inicio a la ceremonia, el brigadier general del colegio solicitó el permiso a la directora, el cual obviamente fue otorgado. Lo siguiente que se hizo, fue la oración del Padre Nuestro y del Ave María, a cargo de Jessy Mendieta, la maestra de Religión. Luego, se entonaron las notas de nuestro increíble himno nacional (uno de los más hermosos del mundo), el cual retumbó en toda la escuela. Como en todo protocolo, el director dio unas palabras "motivadoras" a los futuros brigadieres y policías durante más de 10 minutos (Pfff, ¿se imaginan lo aburrido que estaba?). Después (para variar), vinieron un par discursos más, del Jefe de la Comisaría, de alguno profesores, de algunos padres de familias, etcétera, etcétera y más etcéteras. Finalmente, llegó el momento más esperado por todos: "La imposición de cordones" (¡Hasta que por fin nuestras plegarias fueron escuchadas! ¡Hurra!). La encargada de imponerme el cordón amarillo fue Mayra, mi querida madre. Fue un momento muy hermoso (¿Pero, para quien no lo sería?). Nos tomamos fotos para guardar el recuerdo de mi 1ra juramentación, que por supuesto, no sería la última. Después de toda esa juramentación, nos llevaron a la sala de Auditorio, donde nos brindaron una pequeña merienda, para luego dejarnos ir a nuestras casas.

Una vida llena de sorpresasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora