El error de Cobain

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Catriel arrastró la sábana que sobraba al envolverse a medias, caminó casi a ciegas de la habitación hasta la puerta principal. Abrió sin preguntar, a duras penas miró con odio a quien fuera que estuviese del otro lado, y se giró planeando regresar por dónde llegó.

─ ¡Oh por Dios! Layl va a convulsionar ─ Se quejó una voz femenina a su espalda.

Catriel se detuvo.

"Qué hace Anabeth aquí?", el pensamiento se asomó en medio de la neblina.

Se giró y la miró de verdad.

Sí, en efecto era ella.

─ Y yo voy a tener una hemorragia nasal ─ Dijo la chica negando con la cabeza ─ Catriel... ¿Sabes qué hora es? La 1:00 de la tarde, lo que quiere decir que hace media hora debiste estar en un almuerzo de negocios. Layl fue para allá en cuanto recibió la llamada de que no te presentaste ─ Le resumió la novia de su socio.

─ ¡Mierda! ─ Murmuró pasando la mano que no sostenía la sábana por su cabello despeinado ─ Necesito llamar a Falcó ─ Agregó vagamente, mirando alrededor, cómo si buscara algo.

Anabeth empezó a buscar superficialmente también, imaginando que éste estaba tratando de encontrar su teléfono, se atragantó muerta de vergüenza cuando vio un condón usado tirado al lado de la mesa del pequeño comedor y, como una reacción en cadena, una vez que encontró ese no pudo evitar encontrar otro al comienzo del pasillo.

─ ¿Sabes qué? Yo no sé mucho sobre el asunto, solo enciende tú teléfono ¿Sí? ─ Dijo con incomodidad, planeando marcharse.

─ Espera ─ La detuvo Catriel ─ Préstame tú celular ─ Pidió extendiendo la mano hacia ella.

Anabeth soltó un quejidito, pero hizo lo que le pidió. Luego se cruzó de brazos, enfurruñada, tratando de mantener la mirada fija en la lámpara para evitar encontrarse con más sorpresas. Le caía bien Catriel, también le parecía un buen amigo, además de ser un hombre demasiado atractivo, pero le moelstaba su estilo de vida libertino.

Catriel trato de llamar al vicepresidente de MNP, pero después de tratar tres veces el número seguía ocupado. Así que, aunque prefería no hacerlo, llamó a Layl.

─ ¿Lo encontraste? ─ Interrogó nada más al contestar.

─ Fui encontrado ─ Se transmitió la voz ronca de Catriel.

─ Qué... Tu voz... ¿Acabas de levantarte? ¡Eres jodidamente genial Catriel! ¿Qué mierda crees...? Repentinamente MNP cancela nuestro contrato... tú sabes la causa, pero no me dices una mierda y te das el jodido lujo de no ir a la reunión que va a definir nuestras pérdidas y ganancias en el asunto ¿Es en serio? ─ Escupió enojado ─ Te desconozco ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! Ahora mismo no quiero saber una mierda de ti, cuando me calme te enterarás de cómo maldita sea vas a arreglar este entuerto ¡Asegúrate de enviar a mi novia de vuelta grandísimo imbécil! ─ Rugió, trancando sin darle la oportunidad de decir nada a Catriel.

El que fue ignorado de principio a fin chasqueó su lengua con sus dientes superiores y devolvió el teléfono.

Anabeth no tenía que preguntar, había escuchado todo.

─ Está un poco... inconforme ─ Catriel dijo lo obvio.

─ Así parece ─ Murmuró Anabeth tomándolo de vuelta.

─ Regresa, antes de que mis cargos aumenten la condena ─ Lamentó Catriel odiándose a sí mismo por su descuido.

No sería algo tan difícil de resolver tomando en cuenta las acciones de la otra parte, pero con Soren en el asunto...

Déjame Aferrarme (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora