Comienzo del caos (Parte 4)

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─ Esta maleta está muy liviana ¿No será mejor que te envíe algo más? ─ Preguntó la Sra. Cobain probando el peso con expresión angustiada.

Catriel se echó a reír por tener esa conversación otra vez y miró a su hermana por ayuda.

No lo parecía, pero a veces sus padres los mimaban hasta la asfixia. Era bueno que ni él ni Catrina fueran ambiciosos e hicieran pedidos extravagantes o fueran especialmente derrochadores.

Excusando a la señora Cobain, era la primera vez que Catriel se iba de casa por más que un fin de semana y mucho menos fuera de la ciudad, aunque una vez se quedó medio mes en un campamento vacacional.

Y sí, había sido el niño con más cosas confiscadas.

─ Envíame algo bueno en mi cumpleaños ─ Exigió Catrina empujando su índice en el pecho de su hermano.

─ Interesada ─ Se mofó Catriel, fingiendo que iba a morderle el dedo.

Soren estaba a un lado cruzado de brazos. Sus miradas se encontraron y este alzó sus cejas, como dándole una señal.

─ Voy al baño ─ Anunció Catriel después de mirar la hora.

─ Te acompaño, con este frío yo también quiero ir─ Hizo eco Soren.

Los dos caminaron a la par hasta que se perdieron de vista, entonces se acercaron un poco más, tocando ligeramente sus brazos a medida en que avanzaban.

Al llegar al baño actuaron como desconocidos, se ocuparon de lo suyo y prosiguieron a lavarse las manos mientras el cuarto se desocupaba.

¿Lo mejor de ese aeropuerto en particular? Su higiénicos y cómodos baños.

Se metieron en el cubículo paterno y entre risitas contenidas se alejaron de la puerta.

Luego solo se miraron en silencio, como esperando a ver que tenía en mente el otro.

─ ¿Qué? ─ Preguntó Soren en voz baja.

Catriel negó con la cabeza.

─ ¿Estás nostálgico? ─ Le molestó rodeando la nuca de Catriel con la mano.

─ Claro que no ─ Se quejó Catriel apoyando su frente en el hombro del otro.

─ ¿No? Yo sí, son nueve meses... en ese tiempo se forma una vida ¿Sabes? ─ Murmuró abrazándolo.

Catriel resopló, levantó la cabeza y lo miró estrechando la apertura de sus ojos.

─ Entonces no debiste haberme recomendado para ir en tu lugar. Debiste esperar a que también pudieras ir ─ Se quejó con un gruñido.

─ Estoy siendo tonto. Te voy a alcanzar, un mes, máximo dos meses, espera solo un mes y estaré ahí ─ Aseguró Soren, pellizcando sus mejillas.

─ Haz lo que quieras. Yo voy a estar aprovechando esto al máximo. Luego vendré para mi graduación y si te descuidas despegaré al éxito sin ti ─ Se jactó Catriel, empujando sus manos lejos para volver a recargar su frente sobre el hombro del otro.

─ Sí, sí, sí... ¡Seguro! Hazlo lo mejor que puedas. Sé respetuoso y humilde, aunque sepas más algunos de esos ni siquiera merezcan estar allí, pero no te dejes amedrentar por tus mayores ¿Bien? ─ Dijo Soren por lo bajo, palmeándole la espalda.

─ ¿Quién va a dejarse amedrentar? ¿Soy un niño? ─ Bufó Catriel rozando su nariz en la barbilla del otro, su aliento caliente golpeándolo en el cuello.

Soren sonrió ante su provocación y besó la punta de su nariz. Sus dedos levantaron la barbilla de Catriel, pero no lo besó en los labios.

Escucharon a alguien moviéndose afuera en el área común del baño.

Déjame Aferrarme (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora