04

42 9 7
                                    

Tessa

Todos mis músculos se tensaron. El teléfono estaba vibrando a mi derecha y aunque no se escuchaba muy fuerte el sonido me martilleó la cabeza, subiendo toda la sangre que tenía en el cuerpo a mis oídos.

Giré el teléfono sin levantarme de la cama para poder ver la pantalla. Número oculto. Algo dentro de mi eliminó el miedo y lo sustituyó por la ira. Me senté encima del edredón y agarre el teléfono con rabia, los descolgué y me lo puse en la oreja para contestar al imbécil que no paraba de molestar.

-¿Te crees muy guay por ir molestando a la gente? Pues que sepas que ir dejando notas y no parar de llamarme no me hace ni una pizca de gracia. -Estaba literalmente gritándole al móvil. -No sé quien te habrá dado mi número pero te juro que como...

-¿Has terminado ya? Es que como te había silenciado no estoy muy seguro. -La voz era la de un chico joven, quizás por su tono grave era algo mayor que yo. Sin verle pero teniendo en cuenta su sarcasmo podría apostar que estaba aguantándose la risa.

-Pero, ¿quién narices te crees que eres? -La situación ya estaba tornándose ridícula.

Hubo un pequeño silencio en la llamada.

-Veras Tessa, ahora mismo estoy viendo a tú amiga Nia o como quiera que se llame paseando con un chaval. Podemos hacer las cosas por las buenas, que vengas a las doce al Snakeroom y todos contentos, o puedes montártelo muy mal y que tú maravillosa compañera no vuelva a tú casa, la cual por supuesto conozco su dirección. Eres una chica lista Tessa, yo lo sé. Un cordial saludo.

El chico cortó la llamada sin dejarme añadir nada más. Durante unos segundos mi mente se quedó en blanco, mirando fijamente a mi pared morada que se estaba tornando borrosa porque se me había olvidado pestañear durante un buen rato. Tardé unos segundos en reaccionar y por fin aparte mi teléfono de la oreja.

Desbloqueé el móvil y escribí en el navegador el nombre raro que me había dicho el acosador obsesivo. Al instante me indicó una ruta de metro que me sería de gran utilidad, el cuadradito del tiempo me indicaba que tardaría por lo menos media hora en llegar así que baje las escaleras y entré en el salón para buscar mi chaqueta vaquera.

Fui a la cocina y despegué el post-it verde de Gia de la puerta de la nevera. Taché el mensaje que me había dejado con un boli rojo y escribí en mayúsculas:

NO ME ESPERES DESPIERTA
-Tess

Subí de nuevo las escaleras y esta vez me paré en la puerta de la habitación de Gia que estaba Justo enfrente de la mía. Pegué el post-it a la altura de la manilla y me decidí a bajar para irme definitivamente al lugar en el que me estaba esperando un desconocido.

La ira que me había impulsado a ser valiente había desaparecido por completo y ahora me encontraba inundada de una sensación complicada de explicar, una mezcla entre adrenalina y el miedo más puro.

Llegué a la puerta principal y con la mano en el pomo me comencé a plantear varias cosas. ¿De verdad iba a reunirme con alguien que perfectamente puede ser un asesino en serie?

SethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora