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Acosador obsesivo

Me tiré en el sofá, tumbándome de manera que podía ver el techo. Había dejado mi teléfono en la mesa tras haberme pasado toda la maldita tarde persiguiendo a una cría arrogante y estúpida.

¿Quién se creía que era? Tratarme de esa manera. A mí. Ni los más valientes se atrevían a desafiarle, ni siquiera intentaban contradecirme, pero resulta que uno intenta hacer las cosas de forma innovadora y aparece esa mocosa que no solo me ignora por horas si no que me coge el teléfono como una energúmena.

La chica tenía agallas, y no me disgustaba del todo, nunca me habían retado de esa manera, ni siquiera mi padre.

Sin embargo llegué a la conclusión de que la sangre caliente era una de las cualidades que representaba a los Berk, hay cosas que nunca cambian por mucho que pasen los años.

Me levante de mi maravilloso sofá negro y miré la hora en mi móvil. Sonreí maliciosamente mientras lo guardaba en el bolsillo de mi chaqueta de cuero. La expresión no se me borró del rostro ni cuando crucé la puerta de mi piso, con intenciones de ir a mi lugar preferido: El Snakeroom.

SethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora