La preparatoria Neverland, preparatoria en donde solo los chicos con futuro prometedor y ricos en su mayoría asisten.
En este lugar existen secretos como en cualquier otro, secretos que pueden llegar a cambiar tu vida o simplemente joderla más de la...
Dicen que desde que vemos por primera vez la luz, es el momento en que empezamos a vivir.
Si la vida es larga o corta eso lo decide el sufrimiento, mientras más sufras menos ganas de vivir tendrás.
Los momentos que no sufriste, lo recordarás, pero en los que sí, esos se quedarán grabado en tu piel y en tu pensamiento.
Si no sufres no puedes decir que estás vivo.
- Mamá, ¿me puedes contar otra vez esa historia? -dice la niña llamando la atención de su madre, quien se encontraba al lado derecho de la cama de su hija, ya que al lado izquierdo se encontraba su padre.
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Era una de esas típicas noches, donde los señores Thompson le contaban a Mackenzie, su hija, un cuento antes de dormir, generalmente Lux, la madre de la niña, le relata uno de los acontecimientos más inusuales que hubo en la historia, pues aquella madre le contaba a Mack su verdadero origen.
- Solo si tu daddy está de acuerdo. -expresa Lux con una sonrisa llena de alegría, algo que era típico en ella, era una sonrisa que hacía que hasta el mismo Thompson cayera rendido a sus pies.
- No hace falta que preguntes. -siempre interrumpía a Mack, antes de que le pidiese permiso- Todo lo que quiera bichitos se hará realidad. -responde Edward formándose en su rostro una sonrisa- Por algo eres una Thompson.
- Y una Dufour también. -agrega la madre, para que luego ambos adultos se miraran con una ternura y pasión indescriptible y acercarse poco a poco y sea Edward quien deposite un beso en los labios de su amada, Mack repite la rutina y los abraza.
- Son los mejores padres del mundo. -habla con una ternura e inocencia en su rostro y voz.
- Y tú la mejor hija. -agregan ambos al unísono, para luego envolverse en un emotivo abrazo- Ahora sí, aquí va otra vez. -empieza a decir, mientras se separa del abrazo los otros dos hacen lo mismo- Cuentan los antiguos griegos, que Hades, el Dios del inframundo y Afrodita, la Diosa del amor eran una extraña y hermosa pareja a la vez.