Capítulo nueve: Secreto.

521 81 29
                                    

-Vamos, idiota, con cuidado o te vas a astillar las manos.
-¡No seas así! -Richard hizo un puchero -Sabes que me cuesta.
-Llevas dos putas semanas subiendo al mismo árbol, ¿y aún te cuesta?
-¡Sí! ¡Aún me cuesta! Así que ayúdame o te mato.
-¡Oooh! ¡Qué miedo! -se burló Stan.
-Oh, vamos. ¡Ayúdame! -la expresión de Richie cambió a una de enfado, se estaba estresando y sus pies estaban comentando a doler. Stan lo comprendió y le extendió las manos.
-Bien, perdona... -Richie tomó sus manos y se dió impulso para subir, lo logró al segundo intento. Se acomodó al lado de Stan y se acurrucaron, envueltos en una cobija. Stan dibujaba los pájaros que descansaban cerca en sus nidos, mientras su amigo dormitaba en su hombro. El frío de la noche se hacía presente.

Ya habían pasado quince días desde que Stan le enseñó a Richie su escondite, y cada vez se hacía más su hogar. Le pidieron tablones de madera a Ben y construyeron un piso sobre su rama favorita. El árbol ya tenía dos ampolletas para la noche y un colchón por si las moscas. Tenía un pequeño mueble para guardar historietas y los cuadernos de Stan.

Richie cada vez llevaba más cosas al árbol, cuando las estrellas eran las únicas testigos, cuando Stan descansaba en su cuarto de madrugada. Ese era el momento en el que Richard Tozier salía por la ventana y escapaba a su refugio, con su reproductor de cassettes y unos auriculares.
Esas últimas noches pensó en algo, y saliera bien o mal, lo iba a intentar. Se levantó de su comodidad y se estiró, confundiendo en parte a su amigo.
-¿Qué haces?
-Nada importante, tú sigue en lo tuyo.
-Hm... -después de unos largos segundos, Richie apareció con su guitarra y una sonrisa que brillaba.
-¿Cómo la trajiste? ¿Cuándo?
-Eso, pequeño angelito, no te importa. -rió. -Ahora hazme un espacio, tengo frío.
-Más te vale no hacer tanto ruido, o te pondré esa guitarra de sombrero.
-¡No seas tan rudo conmigo! ¡Yo te quiero!

Cada vez eran más unidos, y cada día pasaban más tiempo en ese refugio. Porque no se odiaban como sus amigos creen. Porque Stan en verdad quería a Richie. Oh, Stan lo adoraba. Y Richard en el fondo lo sabía, y él sentía lo mismo. Ese era su secreto. Ese arbol, ese sitio tan sagrado que era sólo de ellos dos. Ese sentimiento que crecía entre ellos a la par que crecían las hojas y las ramas. Ese árbol era suyo. Y era especial. Por cada abrazo que se daban, una pequeña raíz continuaba su camino por la tierra. Por cada discusión, una hoja marchita tocaba el pasto. Ese era su secreto.
-Rich...
-¿Mande?
-Te quiero.
-Ow, yo también rulitos.
-Pero... no como amigos.
-Gracias, yo igual me amo.
-RICHARD.
-Jajaj, ¿Qué? -le besó la mejilla -Yo también te amo.

Ese era su gran, y hermoso secreto.

"Con Derry En Contra" [Stozier Fanfiction] (Terminada, en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora