"Con Derry En Contra" [Stozier Fanfiction] (Terminada, en edición)

Capítulo once: ¿Él es...?

[¡Advertencia, homofóbicos!]
{¡Capítulo especial! ¡Gracias por las doscientas lecturas!}

____________________________________________________
-Hay... una forma de subir. -Richie sonrió. -Sube por ese barrote en la ventana.
-Voy a matarme intentando... Si me lastimo será tu culpa.
-Okey, la asumo. Ahora ven acá, rulitos. -dijo imitando un tono coqueto, soltando una carcajada luego. Stan llegó a su cuarto y Richie lo abrazó.
-Te extrañé. -Stan apoyó su cabeza en el hombro de su amigo.
-Idiota, nos vimos hace una hora.
-Shhhh... Deja que te extrañe. -lo calló acariciando su cabello. Stan suspiró.
-Eres un ton...
-¡Shhhhhh! No he terminado de extrañarte.
-Per...
-¡SHHHH! -el cuarto quedó en silencio mientras ambos chicos se abrazaban, pasaron unos cuantos segundos hasta que Richie se separó y le besó la mejilla. -Toma asiento -dijo palpando el borde de la cama. -Voy a buscar algo para comer. -Stan se sentó en el lugar indicado mientras el de gafas bajaba a la cocina. Se llevó la mano a la mejilla.

Richard encontró a su madre en la cocina.
-Hola Má, Stan stá aquí. -Richie le sonrió a su madre, ella sonrió de vuelta con un entusiasmo inexplicable.
-¡Oh, genial! ¿Puedes decirle que baje? Quiero que comamos juntos. -La Sra. Tozier mantuvo su sonrisa mientras el ñino dejaba la primera planta de la casa.

Ella castigó a su hijo esa tarde, aunque sabía que de seguro se escaparía, y la verdad no le molestaba, ella era igual. Además, nunca disfrutó castigando a Richie. Ella siempre quiso verlo feliz. Y ella era feliz ahora que sabía que alguien alegraba los días de su pequeño.
De pronto una voz serena la sacó de sus pensamientos.

-¿Cómo le va, Sra. Tozier? -Ella avanzó a abrazarle de forma cálida.
-Bieeeen, muy bien, mi niño. -dijo con un tono juguetón y amigable. -¿Cómo has estado?
-Muy bien, gracias por preguntar. -La madre de Richie acarició el cabello de Stanley y comenzó a servir la merienda, haciendo que ambos se sentaran a la mesa.

Estaban comiendo, sentados uno al lado del otro, y la madre frente a ellos. La mesa estaba muy limpia y arreglada según Richard y aún no se explicaba el porqué.

Llegó un momento dado en el que Stan pudo sentir cómo Richie le tiraba de la camiseta con su mano por debajo del mantel; al asomarse disimuladamente, Richie abrió y cerró la maño un par de veces, la típica señal de, según él: "tu mano, aquí, ahora" , por lo que llevó su mano bajo el mantel y Richie las entrelazó.
La Sra. Tozier pudo notar el creciente sonrosado en las mejillas del amigo de su hijo.

De pronto preguntó:
-¿Bebé, es él?
-Sí, Má. -asintió orgulloso. Llevando su mano y la de Stan sobre la mesa, sin soltarla. Stan se alarmó y quitó su mano, no quería que la madre de Richie les prohibiera volver a verse.
-¿En serio? ¿Él es...? -preguntó ella con una sonrisa, emocionada.
-¿Yo... yo qué? -Stan no entendía del qué hablaban.
De pronto, Richard le tomó por las mejillas con delicadeza. Se exaltó al sentir algo diferente a todo lo que alguna vez sintió en su vida. El rostro le ardió de repente, y, por primera vez, sentía ese famoso cosquilleo en el abdomen, esas "mariposas"  de las que Beverly le habló una vez.

De pronto, como si de una pluma se tratase, algo se posó sobre sus labios, y él, Stanley Uris, se vió besando a su mejor amigo. En esos momentos, pudo sentir la suave textura de los labios ajenos, el dulce aroma del cabello de Richard se enredó en sus dedos. Sintió la suavidad de las manos que lo sostenían y, el ahora, agradable aliento de su amigo chocando con el suyo. Estaban tan cerca, tan cerca, que sintió que podía morir ahí mismo. Veía esos ojos almendrados brillando frente a los suyos junto a una mirada tan calmada, que, por un momento, le hizo sentir ajeno a todo. Era su primer beso. Y era con Richard Tozier.

Richie miró a su madre con una sonrisa de medio lado.
-Sí, Má. Él es el ángel del que te hablaba.

La señora le sonrió a ambos y se levantó de la mesa, caminó hacia ellos y los abrazó con ternura.
-Bienvenido a la familia, Stanley. Siempre serás recibido aquí.

Y, de pronto, Stan se sintió en su hogar.