HUG ME | KIM

20

viernes.

Intentaba, intentaba ir tras ella. La necesidad de hablarle se me hacia cada vez más grande, de hecho, ya no soportaba tener que esperar hasta el sábado. He intentado con acercarme a Tn, pero sus amigos me han ganado de  ante mano.

mi pregunta era; ¿Todo el día tenía que estar con Namjoon o el resto de sus amigos? Ni siquiera son novios. Aunque sea, quería pedirle las gracias, sin ella no hubiera aprobado. Tal vez el problema no son sus amigos, sino mi...¿temor, nervios?

—Jimin, tengo libre hoy ¿Qué te parece ir por unas hamburguesas y luego jugar videojuegos? —propuse en el recreo.

—Sabes que me encantaría, pero hoy estoy ocupado.

—¿Ocupado? —Dije riendo— Dime que tienes que estudiar ¿cálculos? —bromié.

—Algo así—dudó — Nos vemos luego, no quiero llegar tarde a clase.

—¿Eh?—frunci el ceño. No conocía este Park.

—Nos vemos—Dejo un golpe suave en mi espalda y luego se fue.

—¡Oye, Jungkook! —grite levantando mi mano y caminé hasta el.

—¿Si?—se volteo a verme.

—¿Hamburguesas más videojuegos, quieres?—propuse sonriente.

—Me encantaría, sin embargo, hoy llegan mis tíos de un largo viaje y bueno, ya sabes, tengo la típica cena familiar —hizo una mueca— Para la próxima, lo prometo.

—Oh—Dije desanimado—Si, para la próxima. Una pregunta ¿Sabes en qué anda metido Jimin?

—¿Jimin? Podemos esperar cualquier cosa de el—comentó despreocupado— Tengo que irme, adiós, Tae.

—Si, adiós ¡Saluda a tus tíos esta noche de mi parte!

—Eso haré —sonrío, hicimos un choque de puños y luego se fue a su clase.

Bien, entonces, disfrutaré de una hamburguesa solo.

(...)

—¡No, está mal!—insistió por quinta vez.

—Vale, pero no me grites.—gruñó.

—Y como no hacerlo si es la quinta vez que te lo explico.

—No es mi culpa que sea tan burro.—elevó los hombros.

—¿ah no, y a quién le vas a echar la culpa ahora?—lo miro seria.

—A mis padres, dicen que los hijos son iguales a sus padres ¿No?—pregunto burlón.

—Ya deja de decir tonterías y concéntrate—le indicó el trabajo.

—Por favor, descansemos un poco.—largó con un puchero.

—Hace diez minutos me pediste lo mismo, además, ¿De qué estás cansado? si la única que piensa aquí soy yo.—dijo evitando aquella ternura.

—Bien bien tu ganas, sigamos.—volvio a su seriedad y puso los ojos en blanco.

Horas y horas en la sala de arte, la única aula que queda abierta en la escuela cuando no hay nadie.

Jimin, otra vez, le pidió a su amiga Tn un poco de ayuda en su peor materia, supuestamente el, matemática. Acepto, claro, jamás ha sido de rechazar en cosas así.

—¡Si! —dijo alegremente.

—¡comprendiste!—gritó de la misma forma.

—Algo así...—largo desanimado.