13. Encontrarse

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Un año atrás.

La señorita Shim les pidió escoger un compañero para dar un paseo. Ellos eran casi legalmente adultos, pero eso no significaba que no debían tener cuidado. Las excursiones en el bosque no eran la actividad favorita de casi nadie, pero los profesores siempre insistían en que era necesario que convivieran con la naturaleza de vez en cuando. Seguramente para no dejarse envolver por las comodidades de vivir en una gran ciudad.

   Después de escuchar la orden Jaemin miró a Jeno y automáticamente sus manos se entrelazaron. No necesitaron decir nada. Con ese gesto silencioso se pusieron de acuerdo. 

   — ¡Jeno! Dijiste que esta vez no me ibas a dejar solo —Mark tiró del brazo del susodicho y trató que Jeno fuera su pareja, pues ya se lo había pedido con anterioridad durante el camino. 

   —Lo siento, Mark —Jeno se encogió de hombros—. No puedo dejar que Jae ande sólo por el bosque, ¿Por qué no mejor vas a buscar a Haechan? Pueden hacer una buena pareja.

   Mark cruzó los brazos contra su pecho y miró a su novio con una expresión que bien podría clasificarse como resentimiento. A Jaemin no le gustó para nada esa mirada. Lo hacía sentir intimidado. 

   —Haechan me da miedo —Mark dijo, después de algunos segundos más de fulminación, regresando su atención a Jeno— siempre está pensando cosas extrañas.

   —Siempre lo haces pensar cosas extrañas —Jaemin lo corrigió, todavía detrás de la espalda de su novio—. Le gustas, ¿Qué no te has dado cuenta? 

   Jaemin se rió por la cara que Mark hizo al escucharlo. Como si le hubiera predicho su muerte. 

   —Muy bien, chicos—la voz de la señorita Shim se alzó por el murmullo de las conversaciones de sus compañeros, interrumpiéndolos—. Quiero que no se despeguen el uno del otro y cuando terminen su recorrido vayan a la cabaña que les corresponde. No demoren más de una hora. Si lo hacen avisen por medio de los centros de atención. Y si se pierden hagan lo mismo. Nuestros guías van a decirles que hacer, están por todas partes. Solo traten de no salirse del perímetro marcado, ¿entendido?

   Jaemin sonrió. Le entusiasmaba tener tiempo libre a lado de su novio. Lo que más le gustaba de los paseos organizados por el Instituto era cuando los dejaban disfrutar y explorar por su cuenta. 

   — ¿Y entonces que voy a hacer yo? —Mark cuestionó, arruinándole los pensamientos positivos—. ¿No puedo ir con ustedes?

   —No —Jaemin contestó y le sacó la lengua con diversión— Busca a una pareja, yo ya tengo la mía, ¡Adiós! Nos vemos más tarde.

   Con un gruñido por parte de Mark, Jaemin dio la media vuelta y tiró del brazo de Jeno, que se despidió de su amigo con la mano y una sonrisa, haciéndolo sentir tranquilo de ya no verlo. Mark le caía bien, pero cuando quería estar con su novio a solas lo hacía sentirse incómodo. Como si repentinamente pretendiera desplazarlo. En más de una ocasión se lo había dicho a Jeno pero siempre que sacaba el tema él argumentaba que era un buen amigo y que no tenía nada de qué preocuparse.

   Jaemin le creía, pero aun así había algo en Mark que no terminaba de gustarle.

   — ¿A dónde quieres ir primero? —Jeno le preguntó con una sonrisa cuándo pasaron el primer módulo de información. Jaemin apretó con fuerza la unión de sus dedos e inhaló profundamente, llenándose los pulmones con el fresco aire del bosque.

   —Vayamos por allá. A ver si vemos una tarántula.

   Jeno negó con la cabeza y rió. Ya le había dicho a Jaemin que los arácnidos grandes y peludos no eran demasiado lindos, pero no importaba cuanto se lo repitiera, a su novio le había entrado curiosidad por tocar una tarántula y dudaba que pudiera hacerlo cambiar de opinión. Cuando algo se le metía a la cabeza, era difícil quitarlo de su idea.

Move On |NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora