17. Bendita monotonía

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Meses atrás.

Mark le dijo que era una buena idea mandar a hacer el anillo de bodas a París. Jeno no estaba tan seguro. Le informaron en la joyería que iban a tardar más de un mes en entregárselo y planeaba pedirle a Jaemin que se casara con él al mismo tiempo que Yukhei iba a hacerlo con su hermano. 

    —No estoy seguro —todavía pensándolo, Jeno frunció el ceño—. Creo que si seguimos buscando en más joyerías podemos encontrar una que lo grabe con su nombre y que además, nos lo entregue rápido.

   —Jen, no seas desesperado, Jaemin no se va a ir a ningún lado —Mark se encogió de hombros—. Envía el anillo y si en un mes no te convences, entonces compra otro.

   Jeno no se preocupaba por el dinero. Él podía permitirse comprar diez anillos como ese sin ningún problema. Lo que verdaderamente le estaba quitando el sueño era la espera. Estaba tan ansioso de decirle a Jaemin que se casara con él que no dudaba que en cualquier momento sacaría su teléfono celular y le gritaría: "cásate conmigo por favor" como un loco de amor.

   Pero debía controlarse, su mejor amigo tenía razón. Podía esperar, sólo un poco más. Valía la pena hacerlo.

   — ¿Y bien? ¿Ya se decidieron? —la señorita que los estaba atendiendo en la joyería, se acercó hacia ellos en el exhibidor.

   — ¿Crees que a Jaemin vaya a gustarle? —Jeno se giró a ver a su amigo mientras le enseñaba por enésima vez, el anillo que había escogido.

   Mark puso los ojos en blanco.

   —Sí, Jen —probablemente se estaba fastidiando de esperarlo tanto. No lo culpaba, llevaban más de cuatro horas recorriendo la ciudad tratando de decidirse por un anillo. Ni siquiera habían comido o descansado un poco—. Sólo dale el maldito anillo y vámonos, los pies me están matando.

   Jeno miró con ojo crítico la pequeña joya entre sus dedos. Era precioso, un poco grueso, color plata y con bordes de diamante. No muy ostentoso y discreto, tal y como a Jaemin le gustaban las cosas. Sabía que le iba a encantar y aún más si su precioso nombre estaba bordado en él. Aquel detalle iba a ser como la cereza del pastel.

   Pero... ¿un mes? Él iba a tener que esperar un mes para que se lo entregaran. Jungwoo y Yukhei anunciarían su compromiso en algunos días y él se quedaría con las manos vacías. Sin poder decir nada, porque de lo contrario arruinaría la sorpresa.

   —No exageres, el tiempo de espera no es mucho Jeno —Mark lo sacó de su ensimismamiento con una mueca de fastidio—. Ya te dijo la señorita que sólo es un mes. A mí me parece bien, incluso hasta tienes tiempo de sobra para arrepentirte, ¿eh?

   Jeno levantó la cabeza y lo miró fijamente. ¿Había escuchado bien?

   — ¿Qué? 

   Jeno no era una persona que se enojara con facilidad, consideraba que tenía exceso de paciencia para muchas cosas. Sin embargo, que Mark, a quien consideraba su mejor amigo, le insinuara que podía llegar a arrepentirse de casarse con el amor de su vida, realmente lo hizo enojar.

   —Jen —Mark se rascó la cabeza con nerviosismo al ver la rabia de su amigo incrementar—, No quise decir eso. Lo siento, ¿de acuerdo? Es solo que estoy estresado. No hemos comido nada y los pies me están matando. Fue un impulso.

   —Abstente de hacer ese tipo de comentarios, por favor. —suspiró, tratando de evitar un numerito en público—. Señorita, este será el anillo. Quiero el envió más rápido, no me importa cuánto cueste. Y en cuanto llegue a la ciudad quiero que me notifiquen a mi teléfono. Lo estoy requiriendo con urgencia, va a tener una muy buena propina si sigue mis instrucciones.

Move On |NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora