28. El desastre de la pasión

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Toda la semana había tenido ganas de quedarse en casa y ver una película. La universidad con tantas tareas y trabajos, ya le estaba dando dolores de cabeza. Necesitaba un descanso. O al menos una distracción. 

   Para su buena suerte, Jeno le cumplió su deseo el fin de semana, cuando llegó a su departamento con una botella de soda, una bolsa llena de dulces y cuatro sobres instantáneos para hacer palomitas en el microondas.

   —Entrega especial para Na Jaemin —Jeno dijo en cuanto le abrió la puerta, con una enorme sonrisa que hacía de sus ojos dos medias lunas.

   Regresándole la sonrisa, Jaemin lo miró, ladeando la cabeza.

   —Hola, Jen.

   Jeno le dio un beso que lo dejó con ganas de más sobre una de sus mejillas, y con un gesto de manos, Jaemin lo invitó a pasar. Aunque sabía que ni siquiera necesitaba pedir permiso para hacerlo. A veces Jeno era demasiado educado, incluso para él, que le encantaban las personas con modales.

   — ¿Quieres que ponga la película mientras haces las palomitas?

   Jeno dejó su chaqueta sobre el sillón y asintió. Dirigiéndose hacia la cocina con todas sus compras en la mano. Jaemin encendió el televisor y buscó una película que no le hiciera dormirse como días atrás lo había hecho en el cine. Viendo películas a solas generalmente no era así, las aguantaba hasta el final por más aburridas que fueran. Sin embargo, el calor y las caricias que Jeno le daba cuando le pedía que se acurrucara contra él lo relajaban demasiado. 

   Afortunadamente después de una búsqueda exhaustiva de quince minutos, se topó con el título de una comedia que le llamó bastante la atención. Dejó que se cargara el contenido en alta resolución y luego, fue a la cocina con la intención de ayudar a Jeno, si es que acaso algo le faltaba por hacer.

   —Mmm huele bien —con un antojo voraz, Jaemin olisqueó— ¿son de mantequilla?

   —Doble mantequilla —Jeno contestó, negando con la cabeza divertidamente—. Ya sé que sólo así te gustan.

   —Con extra grasa todo sabe mejor, ¿quieres que te ayude con algo?

   —Ya casi termino. Pero puedes llevarte los vasos y la soda si quieres.

   Jaemin asintió y tomó dos vasos y la botella. No era una mala idea ponerle hielo a su bebida, así que buscó un poco en su refrigerador. Cuando por fin obtuvo todo lo que quería, caminó hacia la sala, con una sonrisa de poseso tan grande que no tenía ganas de verse en el espejo.

   Ya se imaginaba lo ridícula que era.

   Vamos a ver una película no a casarnos, por el amor de Dios, tranquilízate. Pensó.

   — ¿Qué película escogiste? —Jeno dejó las palomitas sobre la mesa del centro de la sala, y se dejó caer sobre el sillón más grande. Golpeando sus piernas para que se acomodara arriba de él.

   —Una comedia.

   Sonrió y gustoso en demasía, aceptó su invitación. Dejándose caer a su lado, recostando la cabeza contra sus muslos. Jeno tomó el bol y le dio una palomita en la boca mientras le acariciaba el cabello con suavidad.

   — ¿Y está buena?

   Jaemin masticó antes de contestar.

   —Pues tiene buena calificación. Creo que nos podemos divertir un rato.

   Tomó el control remoto de la mesa y le puso play: la película ya se había cargado por completo. Se acurrucó mejor contra las piernas de Jeno y luego, suspirando, entrelazó las manos contra las suyas. Sus cuerpos ya estaban unidos, incluso estaba recostado encima de él, pero para Jaemin nunca era suficiente contacto. A él siempre le había gustado sentirlo cerca.

Move On |NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora