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-Te conocí hace mucho... Ya no interesa.

Estoy de espaldas a el, la lluvia cae, es una tormenta, rayos iluminan el cielo, yo solo me mantengo inerte.

-¿Estas segura?

Siento como su voz trata de seducir me, ronronea detrás mío mientras yo solo recuerdo esa ya conocida sonrisa felina, que se plasma en sus labios tan bien al hablar así.

-¿Acaso tienes dudas?

Soy cortante, por no decir fria y distante, me muestro fuerte, pero en el fondo se que estoy por perder. Clavo mis uñas en la palma adolorida de mi mano, muerdo mi labio inferior, respiro hondo.

El se mantiene donde esta, pero se que el pronto corregirá esa idea, escucho sus pasos sobre la acera humeda, se como se dirige a mi con ese paso constante y seguro, hasta que llega a estar a un paso de mi ¿Quien sabe? ... En realidad... Tal vez menos. Solo la respiración agitada que siento en mi cuello podría interponerse entre ambos.

-¿Porque me odias tanto?

Dice inocente, es un mal mentiroso, desde siempre solo se que trata de hacerme reconsiderar las palabras que diré. Pero no tengo que decirle que lo amo, en realidad solo somos dos mundos chocando...

-Tal vez... Porque Tu me tragiste aquí. ¡Porque por tu culpa estoy aquí!

Dos mundos distintos, destinados a toparnos, cruzar miradas, pero siempre a estar separados.

Lo empujó con furia, o al menos eso intento, mis manos llenas de ira estrellándose contra su pecho, tomando su camisa negra con rabia y dolor, trató de mirarlo a los ojos, pero el esta ido, su mirada obscura está plantada en otro lado, que no soy yo.

-No fui yo nena... *Se rie, como soltar un respingo, sus ojos siguen mirando al frente, y bajan lentamente hasta cruzar con los mios* Fue tu propio destino.

Sujeta con fuerza mis muñecas, se acerca, trato de huir, pero el lo vuelve imposible.

Su cabello húmedo rubio, cubre casi sus ojos, su cuerpo rígido lo siento, como cree que tiene el jodido control sobre todo lo que soy, - Una amenaza controlada-

-¡Te odio!¡No te atrevas en tu vida a volver a acercarte!

Grito como un rugido al viento, me enseñaron a ser más que una niña bonita y sumisa, soy un arma en potencia y el...

Probablemente mi única batalla, la única que no he podido librar, que me sigue como mi sombra, presente sin que yo lo supiera...



O al menos, no lo sabía entonces...









No eres el chico buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora