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Meses atrás... Sobrevivir al fuego.

Mi cabeza duele en el momento en que este comienza a gruñir, siento como si fuera a estallar, recuerdo haber corrido hasta la puerta con Ney en brazos, estoy segura de que logre escapar...

Miro hacia arriba pero no hay luz, el sol tan brillante con el que salí se fue siendo remplazado por un fondo en gris. Me alejó del granero pero jamás llegó a la salida, corro en círculos y parece volverse infinito, divisó una casa a lo lejos y creo que es mi única escapatoria, troto a toda velocidad intentando alcanzar la estructura, conformee acercó esta se vuelve enorme, crece sin medida hasta convertirse en una mansion, pero no es un lugar donde alguien podría vivir, la teja está pulverizada, las ventanas están oscurecidas por el hollín que se acumula en montones, el suelo está cubierto por una alfombra de cenizas, metros tras metros hasta donde alcanza la vista, en toda la redonda hasta los árboles fueron consumidos por el fuego, detectó un hedor intenso a humo en el aire, el cual llena mis fosas nazales y me hace querer vomitar al instante, todo se perdió en un incendio. Anhelo que los muros pudiesen hablar en ese instante, estos son los unicos testigos restantes de la catástrofe que arrasó con todo el lugar.

Divago por la finca sin entender que es lo que veo, busco respuestas así que decido entrar a la casa, subo las escaleras de mármol escalón tras escalón, no dudo, en ningún paso titubeó, llego al final y me encuentro frente a la puerta principal, escucho gritos del interior pidiendo auxilio, por la ventana veo como las llamas devoran el interior destrullendo todo a su paso, creciendo a cada minuto.

-¡Ayúdanos!

Escucho a una mujer llamándome desde el interior por lo que tomo la jaladera de la puerta más esta no cede, con cada intento que doy solo logro agotarme, siento como la desesperación se apodera nuevamente de mi.

-¡Ya voy!

Sigo tirando de esta, no me detengo por mas que escuche los rechinidos del metal fundiendo se, paredes colapsan en el interior y no es hasta el momento en que dejó de oír a la mujer gritando, cuando finalmente me doy cuenta que es tarde.

No logré sacarla, las llamaradas generan un humo negro que me hace tocer sin control, me siento enferma al estar ingiriendo bocanadas de aquel, todo pasa tan rápido que incluso pierdo la noción del tiempo, pienso en muchas cosas, pero a la vez nada es concreto, la casa está en llamas enfrente mio, una vez más está arde en esos tonos anaranjados y rojos, que incluso amenazan con ingerirme a mi también, pero no es algo que me asuste yo me mantengo inmóvil, sintiendo solamente un dolor tan punzante como el calor que quema mi piel.

-¡Mamá!

Se escapa de mi interior, no comprendo porque se siente tan real, esas palabras rugen en mi pecho pero no tienen sentido cuando me escucho gritar, las lágrimas que corren de mis ojos se sienten como una carga enorme, juraría que estas queman como si fueran acido, mi mente parece entrar en trance, el momento está grabado en mi, marcado en lo más profundo de mi cabeza...

Pero nunca antes lo había visto.

Estoy ahí cuando todo ocurre pero no lo recordaba.

-Hablemos.

Siento una mano en mi hombro me giro de prisa e intento buscar a quien le pertenece, en el fondo quiero preguntar - ¡¿Que es esto?! - Pero una vez que me giro todo termina.

Comienzo a sentir algo húmedo en mi rostro y eso hace que me obligue a llevar mis manos a mis ojos y fortarlos varias veces hasta que finalmente puedo abrirlos. Veo a Ney, esta bien se mueve y me llena de saliva por todos lados, parece feliz de que yo esté ahí con ella, sus ladridos hacen que un zumbido vuelba a mi cabeza pero esta vez ya no es tan intenso, miro a mi alrededor y me encuentro en el camino de tierra donde me había detenido a descansar cuando llegamos, mi bici está ahí, al igual que la correa de Ney.

No eres el chico buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora