Capítulo 5

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SYAORAN

Y una vez más volvía a comprobar que Murphy tenía razón, "si algo puede salir mal, saldrá mal", no debería de haber confiado ese proyecto a Meiling, normalmente no solía encargarle nada importante a ella, no porque fuera mala trabajadora, sino porque este trabajo no era lo suyo, no le gusta, lo odia.

Estaba de pie viendo los rascacielos de la ciudad, muchas veces esto me ayudaba a disipar el dolor de cabeza, pero ahora parecía que lo empeoraba. De pronto comenzó a sonar el teléfono, apenas había llegado a la empresa le había dicho a mi secretaria que no me pasara ninguna llamada y que cancelara la agenda de hoy. Mi secretaria no era para nada torpe, así que si el teléfono estaba sonando era porque se trataba de esa persona.

—No puedo creer que ahora tenga que enfrentarme a este sujeto—dije mientras me acercaba a mi escritorio—, perfecto, este día no puede ir a peor—, agarre la bocina y la descolgué—. Li, al habla.

¡Hola!—su entusiasmo solo causo que mi dolor de cabeza aumentará, si es que era posible—, ¿qué tal primo? ¿Alguna novedad?

—No— mentí—, todo está tal y como lo dejaste hace... cierto, hace tres años que decidiste dimitir de tu puesto y dejarme todo el trabajo pesado a mí.

¿Estás teniendo un mal día?

—¿Tú que crees?—me senté en mi silla—, esto está peor cada vez. No logramos captar ningún proyecto, bueno, tenia mis esperanzas puestas en Lilith Morningstar, pero ni siquiera he logrado dar con su editor. Ni siquiera sé donde es la sede de su editorial.

Ya no podía más, para ser un viernes las cosas no estaban saliendo muy bien, primero nos cancelaron el proyecto que ya teníamos avanzado, no conseguimos echarle el guante a Lilith, y como cereza del pastel, esa noche mi madre me había organizado otra cita a ciegas. Perfecto. Un comienzo de fin de semana perfecto. Desajuste el nudo de mi corbata y comencé a girar mi silla de un lado a otro, eran cosas que hacía cada que me ponía nervioso.

¿Ya estás girando tu silla?

Odiaba que me conociera tanto, incluso mis más minúsculas manías, como deseaba poder ser como él, sin preocuparme por nada. Por no tener la obligación de buscar una mujer adecuada y que fuera aceptada por la familia, casarse y procrear. Parecía que mi vida ya había sido diseñada, lo único mío parecían ser los diálogos de la historia, porque ni los contextos eran creados por mí. Era como un títere, Syaoran debes estudiar esto, Syaoran tienes que casarte rápido, Syaoran debes tener un hijo varón. Syaoran esto, Syaoran lo otro. Incluso los títeres de la calle tenían una existencia mejor que la mía.

—No jodas, Eriol— estaba cansado de ser correcto.

Eh, eh... no te desquites conmigo. Yo no tengo la culpa de que seas un débil.

—No tengo energías para discutir ahora, así que dime para qué has llamado y cuelga.

He conseguido establecer contacto con alguien cercano a Lilith Morningstar.

—¿Qué?—dije mientras me ponía de pie de golpe—. ¿Cómo es eso posible?

Me detuve a pensar un minuto, conocía los métodos de Eriol, así que un escalofrio recorrio mi espalda.

¿Qué demonios has hecho?

—Yo...

—No— lo interrumpí—, no digas nada. Quizá están grabando esta llamada, ya te llamo yo...

Colgué rápidamente la llamada, y volví a coger el teléfono pero esta vez para llamar a otra persona, ahora debía comenzar a llamar a la gente necesaria para cubrir este fallo en la seguridad, seguramente esa llamada de Eriol era un mensaje de rescate, diablos, solo un sujeto como él lograba meterse en problemas cada dos por tres, como si ya no tuviera suficientes preocupaciones, ahora debía de encargarme de rescartar a mi primo. Lo cual parecía que era otra de mis responsabilidades, siempre limpiando el desorden que él ocasiona. Aún así, sus palabras habían abierto un nuevo hilo de pensamiento en mi mente, Lilith Morningstar.

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