Capítulo 9

3 0 0
                                    

Eriol

Las horas se me habían hecho extrañamente largas, normalmente no era muy consciente del tiempo o de cómo pasaba. Tenía más presente la idea de vivir el minuto a minuto, algo que había aprendido de mi padre, ya que su idea de la vida consistía en vivir todo de manera intensa.

Tomoyo había tenido la brillante idea de dejarme en China, con la esperanza de que si mi primo me buscaba, él pudiera encontrarme y en el mejor de los casos preguntarme por Lilith, en el peor de los casos seguramente tendría un ojo morado. Pero nada de eso pasó y estuve completamente fuera de comunicación tanto con Tomoyo como con Sakura, no quería parecer desesperado, pero me resultaba extraño que ninguna de las dos contestara mis llamadas, como último recurso llame a Yukito pero él tampoco me contestó. Todo eso resultaba muy raro siendo que yo ahora me encontraba en Japón.

Ahora me encontraba en una suite de hotel que la familia Li había reservado para mí, habían hecho eso con cada uno de nosotros, mi padre se había encargado de dejarla limpia de todo tipo de tecnología espía. Aunque mi padre estaba al tanto de mis intenciones de no regresar a China por un buen tiempo, había insistido en que aceptara el ofrecimiento de la familia Li, eso con el objetivo de no llamar la atención de los ancianos. A pesar de que mi madre se había esforzado por renunciar a todo lo relacionado con esa familia ellos no estaban tan dispuestos a dejarnos ir, ni a ella ni a mí.

No soy alguien que disfrute del encierro pero tenía que seguir aquí hasta que pasara todo lo de la cena, al menos lo que agradecía de estar encerrado entre estas cuatro paredes, era que tenía unas buenas vistas, me serví una copa de vino y camine hacia el balcón, el paisaje era realmente atrayente destacando la torre de Tokio el sonido de alguien llamando a la puerta me saco de mi pequeño momento de relajo. No recordaba haber pedido nada a la habitación, o quizá se trataba de Meiling que venía a ver qué tal estaba.

Deje la copa de vino sobre la mesa que estaba en la que sería la sala y camine hacía la puerta, cuando la abrí no podía creer lo que veían mis ojos. A pesar de que estaba vestida de una manera muy diferente era difícil no reconocer aquellos hermosos ojos verdes.

—¿Qué.... —comencé a hablar.

—Cállate —dijo ella susurrando y poniendo su pequeña mano sobre mis labios.

Sakura con un rápido movimiento me introdujo de nuevo en la suite y cerró la puerta detrás de ella.

—No digas nada —dijo ella retirando su mano y hablando igual de bajo, puso el seguro a la puerta y luego se giró a verme, parecía enojada y algo preocupada.

—¿Qué haces aquí? —pregunte en voz baja.

Ella en lugar de responderme, ignoró mi pregunta y pasó por mi lado y comenzó a ver la suite, habían pasado unas cuantas horas desde que había llegado al hotel y aún no había desempacado, el que viera ese lado descuidado de mí me avergonzó.

Normalmente bromeaba mucho con Sakura sobre tener una cita, pero era sobre todo para que no tuviera tiempo de analizarme, me había sido muy difícil encontrar algo de sus antecedentes, pero cuando conocías a las personas adecuadas esa información era fácil de conseguir.

El descubrir que ella era la mente creativa detrás del seudónimo de Lilith Morningstar se podría decir que fue como un premio extra, yo solo estaba interesado en ella por otros asuntos, mi padre me había contado los planes de los Li sobre querer emparejar a Syaoran con una chica de una familia rica, habían recolectado muchas candidatas, pero mi padre solo me había pedido investigar a una de ellas especialmente, Sakura Amamiya.

Cuando descubrí quien era, guarde el secreto, mi padre no necesitaba contar con esa información, bueno también le oculte mucha de la información que logre conseguir de ella, y mi padre lo sabía, pero parecía que para él eso no era de importancia. Por un momento pensé que me daría algún tipo de orden extraña, como por ejemplo conquistarla y de esa manera hacerla casi inalcanzable para los Li.

NenúfarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora