Capítulo 16

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— ¿Entonces me decías que fue un mareo? —. Quería reanudar esa plática de nuevo.

— ¿Eh? Ah sí, lo de… — Alex levantó el brazo que tenía enyesado a modo de explicación.— Así es, que estúpido no.

— Es gracioso —. Piper rió un poco.— Lo siento.

— No no, está bien, al menos no fue en la bañera.— Alex también reía porlo bajo.— ¿Y que hay de ti.. como fue el....?

— ¿Accidente? —. Piper se dio cuenta que Alex no iba a decir la palabra. Y no sabía si quería hablar sobre eso, pero se obligó.— Fue en un accidente de auto.

— Sí, pero como fue.

— Alex, no recuerdo una mierda, como voy a saberlo —. Alex río, y Piper le siguió.

— Oh cierto, perdón, tu cabeza, lo había olvidado —. Alex se ruborizó un poco, ambas sabían que ese tema era un poco delicado (Para Piper).

— Yo solo no se, Mamá dice que iba conduciendo, y por alguna razón choque, me estampe y ..... —. Ahora fue Piper la que no pudo concluir su oración.

— Hubiera sido mejor caer por las escaleras —. Piper volvió a reír pero menos.— Lo siento, debe ser muy duro para ti.

— Lo es, yo... No sé aveces quién soy, es decir, de la forma que no se casi nada sobre mi, lo que hacía, mis gustos o no.

— ¿No le preguntas esas cosas a tu mamá?

— Ah aveces siento que no quiere decirme todo...— Piper estaba jugueteando con sus manos.

— ¿Por qué no te diría?, es tu madre —. Piper notó que Alex hablaba en serio, como si estuviera mal por pensar que era así .

— Olvídalo.

— No, lo siento, es solo que, ¿es raro no?

— Si, uno no pensaría que sus propios padres le ocultan cosas, tal vez no lo hacen, no lo creo, siento que quieren que yo me de cuenta sola, pero....

— Que lo hagas por ti misma entiendo, pero hay cosas que te pueden decir cómo todo lo que acabas de mencionar.

— Si lo se, mi madre me contó sobre el accidente pero creo que no quería dar más detalles porque es duro para mi pensar en eso, y sobre lo demás ....

— Puedes confiar en mí, soy muy confiable —. Se jactó Alex.

— Creí que habías dicho que eras una idiota —. Piper entonó sus ojos viendo fijamente hacia los verdes de Alex, para luego sonreír ampliamente cuando ella lo hizo.

— Aveces —. Aclaró Alex. Se sonrieron y definitivamente a Piper le dio ese empujón para continuar.

— Bien, pues, yo no tengo visitas, no tengo llamadas de nadie, y al parecer no hay más familia, que mi padre mi madre y yo, así que realmente me siento sola.— Confesó Piper.

— ¿Amigos? —. Cuestionó Alex y en el semblante de Piper se pudo notar la respuesta.

— No lo sé.

— Dices que nadie a ido a verte, ¿te refieres a eso?

— Si, yo.. tengo unos mensajes, de hace semanas, preguntando por como estaba y que me mejorará, pero no recuerdo a las personas, además no suenan tan genuinos. Nadie a ido a verme y como no salgo jamás tampoco he conocido a nadie. Es complicado para mí pasar todo esto sola.

— Yo no soy nadie...

— Oh perdón, si yo, sabes a lo que me refiero —. Piper parpadeo varias veces y jugo con su cabello involuntariamente.

— Descuida, creo que entiendo a lo que te refieres, aunque también es algo raro todo eso, pareces de las chicas que tiene un montón de amigos.

— Un montón se reduce a una —. Apenas lo dijo, se puso roja, apenas había hablado con ella dos veces. Pero ella había sugerido aquello con su anterior comentario.

— Wow, si, suena bien—. Sonrió para Piper, justo en ese momento sonó su teléfono interrumpiendo sus miradas. Era su madre.

— Disculpa... —. Dijo Piper antes de contestar.

— Adelante.

— Mamá, si, estoy bien.....  No, yo, se fue el tiempo, ahora regresó, si, adiós.

— Bueno, pues es hora entonces —. Alex dijo dándose cuenta por lo que había oído que aquella reunión había concluido.

— Si, lo siento debo regresar antes que mi padre.

— Descuida Piper —. Pidió la cuenta y una vez pagada, abrió la puerta para Piper de nuevo, caminaron unas cuadras más juntas, hasta que se tuvieron que despedirse.

— Gracias por todo Alex.

— No te preocupes.

— En verdad aprecio que me escucharas. Yo no he podido salir ni hablar con nadie más ...

— Oh descuida, eso hacen las amigas—. Piper sonrió y Alex también.

— ¿En verdad antes no lo éramos? —. Piper pregunto aún con la duda.

— Te había visto Piper, pero jamás me di la oportunidad de hablarte o charlar contigo como ahora.

— ¿Por qué?

— Tal vez luego hablemos de eso, lo importante es que hoy lo hacemos ¿No? Y me agrada rubia.

— Tienes razón, también me agrada —. Piper se sentía feliz y raramente emocionada porque Alex le tuviera un pequeño mote como lo era el que la llamarán Rubia.

— Y... — Piper notó que Alex quería decir algo más, así que esperó.— Bueno, si quieres conocer la ciudad, creo que podría ayudar con eso.

— ¿En verdad? —. Piper se emocionó de más, salir con su madre solo había sido algo frustrante, y en ocasiones aburrido si bien le iba. Pero salir con Alex, para conocer y explorar aquello que le faltaba.

— Claro, dices que no tienes con quien salir y…

— Suena genial Alex, siento que me hace falta precisamente eso para empezar a activar mi cerebro —. Soltó una risita nerviosa.

— Pues entonces, te la mostraré, me sentiría muy bien si eso te ayuda a recordar algunas cosas.

— Gracias.

—No mes agradezcas aún rubia.

— Oh, si, este... Yo ya —. Piper se sentía algo incomoda, ya debía marcharse aunque no quería realmente, pero ¿como debía despedirse de ella? Hizo un amago con la mano pero no logró dejarla estirada, se removió en su lugar apenada.

— Nos vemos Piper —. Sanjo solamente Alex, sonriéndole como lo estaba haciendo habitualmente, Piper asintió.

— Nos vemos Alex —. Se dio la vuelta y Alex hizo lo mismo, cada una por su lado, hasta que Piper recordó algo.— ¡Oye! aguardada.

Ya estaban unos metros separadas. Pero Piper debía preguntar

— ¿Cual es tu apellido? —. Alex sonrió, a lo lejos podía ver sus mejillas rosadas por el frío, ella era muy blanca .

— Ah —. Lo pensó un poco —. ¿Pues cual es el tuyo Piper?

Sonrisa de lado, cejas arriba, autosuficiente, confiada. Piper sonrió cuando Alex se dio la vuelta y siguió su camino, aunque estaba apenada, eso no había sido un cumplido. ¿Oh si?. Bien, Alex no iba a ponerle fácil nada. La estaba empezando a conocer y eso le gustaba.

En el corazón se perteneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora