"ASI LO HACEMOS EN LA MADRE RUSIA"
Tantas veces oímos esa frase, pero... ¿quien es la madre Rusia?.
Todos sabemos de URSS y RUSIA, pero el ultimo tuvo que haber nacido de alguien.
¿Que pasaría si la madre de Rusia aparece?, ¿Que diría la ONU?, ¿Que...
Asqueroso... Grotesco... El nauseabundo aroma de la sangre fresca, sudor y humo mezclarse solo la hacía crispar más sus nervios, escondida tras un árbol una mujer de cabello castaño abrazaba a un pequeño niño de 2 años que lloraba sin consuelo.
En su femenino rostro lucían recientes hematomas que reflejaban la oscuridad de su día a día, golpes, insultos, dolor, odio, el pan de cada día.
Su pequeño tricolor se aferraba a ella como si su vida dependiera de ello, y lo hacía, de fondo podía oír sus gritos, los gritos de aquel monstruo clamando por ella, después de haber matado al perro que valientemente trató de morder a su agresor logró escapar con su pequeño en brazos no sin antes recibir una generosa bala en un costado.
Para evitar que ella volviera más tarde le prendió fuego a su casa la cual estaba en medio de un bosque al sur de San Petersburgo, el había elegido colocar su casa ahí, donde no habían vecinos que pudieran auxiliarla, donde nadie pudiera oír sus lamentos de agonía, donde ella no pudiera ser salvada.
Entre sus recuerdos un grito mucho más cerca a su posición la hizo colocarse alerta y cubrirle la boca a su pequeño para amortiguar sus sollozos, estaba en desventaja, estaba heria y con su pequeño hijo no llegaría muy lejos.
-¡MALDITA HIJA DE PUTA, APARECE!, ¡ES UNA PUTA ORDEN!, si no lo haces será peor para ti y para ese jodido marica que me diste por hijo.-
Luego de aquellas palabras dejó de sentirle, y eso le alteró, algo temerosa y adolorida salió con su pequeño de donde estaba, si contar con aquel agresor se encontraba tras ella, solo sintió como la jalaban del cabello haciéndola quejarse por el tirón que le dio su costado herido.
Sin cuidado alguno y sin importarle que aquella mujer estaba herida y que tenía a su hijo en brazos la lanzó a la nieve la cual se tiñó de rojo mientras su pequeño lloraba angustiado contagiandola.
Con impotencia observó como aquel hombre de tarje café claro, piel roja con aquel símbolo dorado en su ojo derecho le arrancaba a su hijo de sus brazos mientras este lloraba con desespero por volver a sus brazos.
Hizo el amago de levantarse pero una patada fue lo que sintió justo en el costado herido haciéndola escupir sangre por la boca y retorcerse mientras con lagrimas de odio miraba a aquel monstruo con el que se había casado.
-URSS... por favor... es nuestro hijo, te lo ruego, no le hagas nada URSS, matame a mi, pero no le hagas nada a mi pequeño Rusia.-
Rogó la mujer desde el suelo, resignada y odiándose profundamente, ya que sabía que en su condición no podía hacer nada contra el, no era capaz de proteger a su pequeño del monstruo en el que se había transformado su esposo.
-cállate...Cállate...¡CÁLLATE!, ¡ESTA MIERDA ES TÚ CULPA!, eres una miserable rata, me he desvivido por darte lo mejor, te hice mi mujer y deberías agradecérmelo de por vida por que nadie en su puto sano juicio estaría con un desperdicio como tú, de hecho yo mismo dudo de la facultad mental que tenía en el momento que te pedí matrimonio, a ti, a una cualquiera muerta de hambre, una pobre isla a la que nadie le importaba, una miserable isla habitada por salvajes.-
Sus palabras frías como la misma nieve sobre la que se encontraba desangrándose solo lograban hacerse sentir más insignificante, fue cuando cansado de los llantos de Rusia URSS cruzó la cara del pequeño de una bofetada sonora haciendo que ella gritara del espanto intentando levantarse sin éxito.
-¡NO!, ¡NO LE GOLPEES!-
El grito desgarrador de la mujer fue secundado por el golpe de un bulto cayendo a la nieve, URSS no había medido su fuerza, y con el golpe Rusia había caído inconsciente a la nieve.
Aprovechando la inconsciencia de su hijo URSS se acercó a la que era su esposa, con una sonrisa enferma y delirante apretó la herida de bala haciéndola sollozar más mientras susurraba con su aterciopelada y profunda voz de manera enferma a su oído.
-No te preocupes mi amor, yo cuidare bien a nuestro hijo, voy a arreglarlo, voy a transformar en un hombre al marica que has estado criando, haznos un favor a todos y muere, muere ___, muere y deja de ser un estorbo, para cuando Rusia sea un adulto ni siquiera recordará este día, y mira que soy generoso, le diré a nuestro hijo que su madre desapareció, así que él nunca sabrá la mujerzuela que fuiste, hasta nunca ____, que tu muerte sea lenta y dolorosa, mientras yo disfrutaré tu agonía criando un verdadero hombre, regocijándome cuando el ya ni siquiera recuerde tu asqueroso rostro.-
Aquella destrozada mujer ya ni siquiera tenía voz para poder reclamar o responder, estaba cayendo en la inconsciencia, solo pudo ver de manera borrosa a aquel hombre lamer sus dedos manchados de su sangre, y muy a su pesar como cargaba a su pequeño con poca delicadeza para luego desaparecer entre los arboles.
Todo había comenzado con una carta, una miserable carta le había jodido la vida, una jodida carta le estaba quitando la vida, fue cuando sintió unos brazos alzarla con mucho cuidado, pudo distinguir a un hombre, el color celeste predominaba en su rostro y unas preciosas alas blancas brillaban en su espalda.
Con rastros de lagrimas secas y antes de caer en la inconsciencia sonrió con debilidad a la organización.
-ONU, no creo aguantar más, cuida de mi hijo, no dejes que su padre lo...lo arruine.-
-N...no digas eso, tu vivirás, y cuando sea el momento volverás, hasta entonces, debes vivir, por el, por tu hijo... solo...resiste... resiste ___-
Eso fue lo último que escuchó de forma distorsionada antes de ceder a su dolor y cansancio dejándose llevar por una aterradora oscuridad que la abrazaba y se enredaba en ella como una enredadera de filosas espinas.
Con todas sus fuerzas trataría de luchar, iba a recuperar a su hijo e iba a cortarle las bolas al hijo de puta de URSS.
