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Si hace un año le hubieran preguntado si se imaginaba a sí mismo volviendo a un lugar en específico todos los días y estando con una pareja, se hubiera reído de esa persona en su cara y hubiera dicho que era imposible. Pero justo en ese momento en el cual volvía a casa en su Audi, se daba cuenta de que la vida en realidad te cambiaba demasiado y pasaba tanto en cuestión de segundos que, cualquier decisión podría cambiarte para siempre y cómo veas las cosas.

Incluso nunca esperó casarse, ahora que miraba su dedo anular izquierdo aquella sortija simple de oro, se daba cuenta de lo irónica e increíble que era la vida con él. Pensó en su lindo y embarazado esposo, en sus pequeños gemelos y en lo favorecedor que todo parecía para ellos en ese momento. Tenía que admitir que había días en los que tenía miedo de perderlo todo, de despertar en alguna parte del mundo y darse cuenta de que aquel era más que un simple sueño.

Y debía admitir que los primeros meses sin hacer algún tipo de trabajo de reportaje extremo habían sido difíciles. No podía acostumbrarse al estar enseñando a alumnos en aquella prestigiosa universidad, aunque de cierto modo le hacía recordar los viejos tiempos de estudiante, el no aventurarse le hacía sentir ligeramente ansioso en algunas ocasiones.

Pero el volver a casa siempre era una recompensa enorme que le llenaba en todos los sentidos, como en ese momento donde salía de su auto para dirigirse a la entrada de su hogar, el cual le recibía con flores varias en la entrada las cuales cuidaba su hermoso esposo e hijos con mucho esfuerzo.

—He llegado—avisó dejando las llaves en su lugar.

—Bienvenido a casa cariño—escuchó la voz de JungKook, quien como podía se acercaba hacia él—. Estaba terminando justo una de las lecciones de la universidad, ¿tienes hambre o prefieres tomar un baño?

—Mi lindo esposo tan atento—mencionó con una sonrisa enorme en el rostro, acercando a su omega hacia él para darle después un pequeño beso en los labios—. Iré a tomar un baño, tú sigue con tus lecciones. ¿Y los niños?

—En la tarde JiMin me dijo que EunHa quería hacer una pijamada con ellos—mencionaba tranquilamente, para después avanzar hacia su ordenador—. Te espero a que salgas para comer algo.

El mayor asintió, pasando de largo hacia la habitación de ambos, sin poder contener la pequeña sonrisa en su rostro al ver como el menor parecía disfrutar de aquellas lecciones de la carrera universitaria. Se sentía feliz al verlo de esa manera animada, al notar como pareció ser de los mejores planes ya que se habían acoplado ambos a esos cambios en su estilo de vida.

Incluso el día de su boda, el cual solo habían ido a firmar papeles con la compañía de YoonGi, JiMin y dos viejos amigos de TaeHyung y JungKook que habían ido a la ciudad de paseo. SeokJin y NamJoon, los cuales eran una pareja con dos hijos que habían sido testigos lejanos de todo aquello, vaya sorpresa que se llevaron cuando estos últimos dijeron que esperaban que al final ambos quedaran juntos.

El pensar en solo cuántas personas de su círculo habían esperado eso, soltó un suspiro para después pensar en su futura hija. Pues cuando había cumplido seis meses el embarazo del menor se supo finalmente el sexo, era un tanto emocionante porque, a pesar de que tenía a sus amados hijos gemelos. Era la primera vez que experimentaba desde un principio lo que era convertirse en padre.

Los antojos a las tres de la mañana, cambios de humor, vómitos matutinos y el leer a escondidas todo sobre embarazos de omega, había sido el estilo de vida de padre que empezaba a adoptar en esos meses. JungKook incluso el propio YoonGi decían que a veces era un poco exagerado con aquello del embarazo, peor que de cierto modo se lo esperaban de ese modo; pero no podía evitarlo cuando realmente era principiante.

Prentium ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora